A los pocos kilómetros de ruta tu primer pensamiento es “menuda encerrona”
Hacía semanas que esta
ruta estaba marcada en fosforito en el calendario de AlfonsoyAmigos y los numerosos comentarios sobre ella en nuestro grupo de
WhatsApp casi empezaban a ser cansinos.
Cientos de rutas ya realizadas
y ésta, al Embalse del Vado,
originaba una expectación y parafernalia fuera de lo habitual que muchos no
alcanzábamos a comprender.
Llega el día señalado y desafiando
las previsiones de frío, viento y lluvia la convocatoria sigue adelante, nadie
duda, levantándose los amigos espinariegos con nieve en las calles y los madrileños
con fuerte viento y lluvia que nos acompañará en carretera durante un buen
tramo.
Ganamos kilómetros en coche hacía
nuestro punto de destino y los paneles de la carretera siguen avisando de nevadas.
Ya veremos.
Tantas veces he pedido
que los compañeros fueran puntuales que empiezan a serlo casi sin esfuerzo, como por costumbre, sin
desgana, pero en esta ocasión seremos Enrique y yo, que viajamos juntos, los
que lleguemos tarde.
Cómo añoro aquellas guías
desplegables de Michelin. Ahora dependemos de una tecnología mucho más fiable
pero en la que basta que toques por descuido la pantalla de tu navegador para
que puedas acabar perdido en la nada.
Así nos ocurrió a los
dos, que acabamos en lo alto de un monte, "ha llegado a su destino", cuando debíamos estar en un valle
junto a la pantalla del embalse. ¡Vaya odisea!
Por fin llegamos al punto
de encuentro y, curiosamente, los compañeros no se acercan ni a saludarnos,
parecemos infectados por algún extraño virus. Lo que quieren es que a la mayor
velocidad posible nos dispongamos para la marcha. Más de uno lleva allí largo
tiempo y además la mañana está muy fría.
Vale, vale, estamos
listos, podemos arrancar, no sin antes repartir Enrique entre los compañeros
más fuertes los accesorios de su dron.
Ya en marcha y mientras
pedaleamos cuento cuantos somos:
Andrés, Ángel, Enrique, Eva,
Forlán, Juan Carlos, Jesús, Juan Patricio, Luis Ángel, Nico, Patrick, Pawel, Rafa,
Santi y Alfonso.
Quince, “la niña bonita”
y nuestra compañera que acaba de cumplir unos años que la sientan de maravilla.
Bueno, creo que la mayoría salimos cada vez más guapos en las fotos de
AlfonsoyAmigos.
Un pequeño pinchazo de
Enrique que el líquido del tubeless se encarga de taponar y seguimos adelante
por pista forestal bordeando el embalse. La temperatura continua muy baja.
Andrés y un par de
compañeros se adelantan a buen ritmo, el resto avanza agrupado con charla
variada. Raro, raro, raro… Parece la calma que precede a la tempestad.
El arbolado se abre y Enrique
nos guía por nuevo recorrido en paralelo a la carretera que conduce a
Campillejo y a El Espinar, lo que nos dar lugar a conocer puente sobre el
Arroyo de la Venta, digno de ser visitado, y hacernos algunas fotos.
Y poco más adelante, nos
encontramos con los tramos más duros de la ruta. Tres repechos con desniveles
del 25 y 26% y el último hasta del 33y 34% en los que nuestro amigo Toño, en
anterior edición, llegó a decir que había sentido sabor a sangre en la boca.
Por intentarlo que no
quede, pero la mayoría apenas conseguimos avanzar algunos metros. Veo a Juan Carlos superar uno de los repechos,
pero su cara refleja el duro esfuerzo, y a otros compañeros que avanzan en zonas con menor desnivel. ¿Realmente esto era necesario…? Ya veremos.
Una vez alcanzamos todos
el alto, el fuerte y frío viento hace que se quede frío el sudor provocado por
el esfuerzo. Optaremos por seguir adelante para detenernos junto a la iglesia restaurada
de la localidad de Campillejo, con
construcciones típicas de los Pueblos Negros, con grandes tejas de pizarra y
también lajas de pizarra en sus paredes.
Y de Campillejo hacia El Espinar, pedanía de Campillo de Ranas, en Guadalajara, pero
cuyo nombre nos trae recuerdos muy familiares y no podemos reprimir hacernos
unas fotos.
Tramo por carretera y
fuerte viento antes de desviarnos en ascenso hacia Roblelacasa, otra localidad que merece la pena ser visitada y conocida.
Casas restauradas con construcciones que te trasladan a siglos pasados y unos
paisajes que impresionan desde cualquier ángulo.
Seguimos adelante a buen
ritmo, ahora cuesta abajo, hasta donde el Río Jarama vierte sus aguas en el
Embalse del Vado bajo el Puente de los Trillos, que bajo la estructura de piedra
conserva el armazón original de madera: Dos grandes trillos soportados por vigas de madera.
Enrique nos indica que es
obligado desviarnos y seguir complicado sendero hacia las Pozas de Matallana, cruzándonos con infinidad de andarines que
acuden a disfrutar de las vistas.
La parada más larga del
recorrido. El paraje precioso, el espectáculo digno de verse y no perderse si
hay oportunidad. El sol en lo alto y las caras de sorpresa de cuantos acudimos
por primera vez.
El Arroyo del Soto y varios afluentes vuelcan sus aguas con fuerza provocando
un doble salto de agua con tremendo estruendo, la Cascada de los Aljibes.
Cuesta reemprender la marcha desde
aquí, de buena gana nos quedaríamos para almorzar tranquilamente, pero
regresamos por el mismo sendero, peligroso a tramos, cruzándonos con precaución
con quienes van a pie.
En zona de pizarra húmeda
Jesús patinará y se pegará un buen revolcón que asustará a los grandes y
pequeños que le han visto caer, pero se levantará sin más consecuencias que el
barro pegado a su cuerpo.
Maruja, aquí te dejo a la "parejita". Un abrazo |
Tras cruzar el puente,
nuevo ascenso duro no por el desnivel sino porque el sendero está plagado de piedra
suelta que dificulta el avance. Sería recomendable otra parada en formidable pradera de verde húmedo, pero el grupo
sigue la marcha por veredilla.
Tenemos por delante un
ascenso de unos cuatro kilómetros por pista forestal, con desniveles que no
bajarán del 9%, pero la pista está firme y permite rodar. El cruce con
vehículos es constante y, sin embargo, no veremos ciclistas en toda la ruta.
Alcanzamos La Vereda, otro pueblo restaurado casi
en su totalidad, también representativo de los Pueblos Negros, sin un atisbo de
color que destaque y rompa la imagen.
Nos adentramos por las
callejuelas del pueblo hasta el borde de un barranco que nos vuelve a dejar con
la boca abierta. Los buitres comparten el espacio aéreo con el dron de Enrique
que ya ha hecho hoy varios vuelos.
Cada rincón, cada explanada,
cada pueblo te invitan a relajarte y disfrutar de las vistas pero hay que
seguir. El sol sigue en todo lo alto, pero no puedes quitarte ropa de abrigo…
vamos a iniciar rápido descenso hasta el siguiente valle, vadeando el Arroyo de
Vallosera o acaso es el Arroyo de Sierra, porque por allí son numerosos los arroyos que entregan sus aguas.
![]() |
Puente de los Trillos |
Y avisados estamos,
tenemos por delante otro largo ascenso por pista forestal, de unos tres
kilómetros, pero también con fuertes desniveles constantes y ya las piernas se
resienten, pero no el ánimo.
Estamos en el punto más
alto de la ruta, a 1159 m y no nos queda más remedio que detenernos una vez más
y disfrutar de las formidables vistas del Embalse del Vado. Al fondo vemos las
ruinas de la Ermita de la Virgen de las Angustias y de la iglesia de El Vado,
localidad que fue anegada por el pantano en 1954.
La hora se nos echa
encima, han ido corriendo los minutos sin darnos cuenta pero tenemos hora
cogida para comer en Humanes.
Nos quedan unos cinco
kilómetros de descenso hasta los coches y nos lanzamos echando el resto. Un par
de breves repechos se superan sin dificultad. Atrás, acompañado de varios
compañeros, ha quedado Enrique pilotando el último vuelo de su dron.
¡Tremenda
ruta! Las caras de todos dan cuenta de ello.
¿Han merecido la pena el
desplazamiento y los esfuerzos realizados? – Síiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii
Un recuerdo cariñoso para
los que no pudieron acompañarnos. Seguro que volveremos.
Ah, nada de lluvia, nada
de nieve y el viento fue casi benévolo en una formidable jornada que culminó
comiendo todos juntos.
Mi enhorabuena por la elección de esta ruta, al guía. .... Enrique, por su manejo del grupo. Al cronista. ..Alfonso, por plasmar con detalle lo ocurrido.Lo peor el echar de menos a los amigos que no pudieron estar!!!
ResponderEliminarUn abrazo a todos
Jesús
Buena expedición, buena crónica, mejores vistas y fotos espectaculares en vuestro particular viacrucis por ese otro Espinar de la sierra de Ayllón. Me alegro que finalizarais con tal penitencia gastronómica, tan merecida.
ResponderEliminarAbrazo
Gracias Arancha. "Sarna con gusto no duele". Que todas las penitencias sean como esta.
EliminarFuerte abrazo.
Alfonso soy Maruja, la madre de la parejita. Soy una fiel seguidora de vuestras andanzas. Me entretiene mucho leer vuestras crónicas tan magistralmente escritas y documentadas. Sois un grupo estupendo. Muchas gracias por todo.
ResponderEliminarMuchas gracias Maruja por tu fidelidad. Nos encanta y anima saber que hay quien lee con gusto las crónicas. Supongo que te gustará ver a la "pareja" disfrutando juntos, sobre todo si vuelven a casa tan contentos como se les ve. Además, los dos son buena gente.
EliminarEncantado de mandarte un saludo afectuoso.
Alfonso, mañana salgo para tierras de Segovia. Espero poder visitar la capital, su acueducto, la catedral y todo lo que pueda en dos días para continuar dirección Valladolid. Un abrazo
ResponderEliminarQue disfrutes de tu viaje. Un abrazo.
EliminarBuscais lugares preciosos. Lastima no tener ni forma ni edad para acompañaros. Seguiremos disfrutando con vuestros relatos.
ResponderEliminarSaludos
Juanfer
Ruta alucinante.Larga y con gran esfuerzo, me da la impresión.
ResponderEliminarPreciosos valles y estupendas fotografías.
Pues sí.Cada día,más guapos y jóvenes. El deporte os mantiene en forma.
Felicitaciones para todos.
Un saludo. Charo.
Acabamos este día de manera exultante. Echando mucho de menos a los que no pudieron venir, podemos decir que hemos completado otra ruta para la historia. Otra que ocupara un lugar importante en el cuaderno de rutas de A&A.
ResponderEliminarPaisajes imponentes, aun habiéndolos visto por segunda vez algunos de nosotros.
Sin un solo percance serio y ninguna averia, la ruta ha salido a la perfección, muy buen tiempo y para acabar con un final en larga bajada que ha hecho que el final fuera mas mágico aun si cabe.
Y por eso brindamos por todos, tanto por los que estuvimos como por los que no pudisteis venir, con un pensamiento que cada vez es mas habitual entre nosotros: Que bien sale todo siempre en A&A!!!
Impactante el video de Enrique. Gracias amigo, por dejar plasmado, y de que manera, nuestra ruta de Viernes Santo
Un abrazo para tod@s.
Ah, ah, y nos olvidéis, el domingo que viene.....cada vez mas cerca.
Enhorabuena a Luis Ángel, por la elección del restaurante, dónde después de la vuelta al Embalse, di cuenta de un arroz con bicho (bogavante) y solomillo con patatas. Todavía me relamo, en el recuerdo.
ResponderEliminarAntes... pedales para arriba, pedales para abajo, algunos pedales en llano,pocos...pedales para abajo,pedales para arriba. Muchos pinos, mucho agua, un par de puentes viejunos, pueblos negros como el betún casi derruidos por el paso del tiempo, montañas alrededor con nieve, apesar de estas fechas y frío.. Je! Y El Espinar que me lo han cambiado.
Así que, Enrique nos llevó y con su dron lo vimos todavía mejor y Alfonso con su pluma y pincel, fotográfico, remato el viernes de pasion.
Un abrazo. Sed Felices.
Desde luego que empiezo a pensar que AlfonsoyAmigos ha firmado un pacto con el diablo en cuanto a la meteorología se refiere. ¡Mira que es difícil que se suspenda una ruta por una previsión de tiempo poco halgüeña!
ResponderEliminarLamento no haber podido acompañaros pero me alegro que disfrutaseis de la ruta, de la excursión y de la comida de hermandad aunque esos bogavantes dan casi miedo.
Pero gracias a la entretenida crónica de Alfonso y al vídeo de Enrique se hace uno una idea del estupendo día del que disfrutasteis.
¡Hay que volver pronto por tierras alcarreñas!
Chicho