AlfonsoyAmigos presenta
desde hoy una nueva serie de publicaciones, de la mano de nuestro amigo y
colaborador Jesús Vázquez Ortega,
autor de “Guerra en las Cumbres”, (que todavía tenéis disponible en el blog)
En esta ocasión, nos sorprende con estudio sobre la historia de la navegación aérea en la Sierra del Guadarrama.
Interesantísima colección que no os podéis perder.
La novela “Último vuelo” del holandés Edwin Winkels, rememora el siniestro acontecido en el Puerto de Pasapán el 15 de diciembre de 1958.
La tragedia del “Languedoc” tuvo una repercusión mediática desconocida hasta entonces, añadiéndose a una serie de desgraciados accidentes ocurridos en otros tantos lugares de nuestra Sierra
En esta ocasión, nos sorprende con estudio sobre la historia de la navegación aérea en la Sierra del Guadarrama.
Interesantísima colección que no os podéis perder.
Alas sobre el Guadarrama (I)
La novela “Último vuelo” del holandés Edwin Winkels, rememora el siniestro acontecido en el Puerto de Pasapán el 15 de diciembre de 1958.
La tragedia del “Languedoc” tuvo una repercusión mediática desconocida hasta entonces, añadiéndose a una serie de desgraciados accidentes ocurridos en otros tantos lugares de nuestra Sierra
Jesús Vázquez Ortega
Biplano Henry Farman 13 de Marzo de 1911 Primer aeroplano español |
Pero sería bueno remontarnos varias décadas en el tiempo y efectuar un
recorrido sucinto a través del devenir de la navegación aérea en nuestro país. En
futuros capítulos conoceremos acontecimientos desconocidos acaecidos en nuestro
entorno geográfico, sin olvidar a quienes pagaron un alto tributo falleciendo
en acto de servicio.
Los ecos de la I Guerra Mundial y la llegada de los grandes vuelos en
los años veinte, impulsaron ostensiblemente la carrera aeronáutica, traduciéndose
en una mejora de la tecnología y el crecimiento de la industria aeromóvil en el
concierto internacional. Mientras España, con una incipiente incorporación,
comenzó su andadura más tarde que el resto de naciones.
En mayor medida fue el Ejército quien asumió el rol de director,
marcando las pautas y aportando un gran contingente humano, si bien la
colaboración de la ingeniería civil fue análogamente decisiva en la consecución
de objetivos.
Hidro Dornier "Plus Ulra" |
El más destacado, el vuelo del Plus Ultra, una proeza que asombró
al mundo a principios de 1926 cuando el comandante Ramón Franco y el capitán
Julio Ruiz de Alda lograron cubrir los 10.270 kms. que separan el Cabo de Palos
de Buenos Aires, a bordo de un Dornier Do J Wal en tan sólo siete etapas, un
hito que marcó un antes y un después en la historia de la aviación a nivel
mundial. Seis años después, Fernando Rein puso el punto y seguido desafiando a
los elementos, volando desde Madrid a Manila en solitario, en un viaje plagado
de problemas, lo que no fue óbice para que repitiera doce meses más tarde
.
Así, uno tras otro, fueron sumándose una serie de retos jamás exentos de
riesgo, que conjuntamente contribuyeron a cimentar la base de un futuro
prometedor.
El despegue
Con la creación de las aerolíneas comerciales, el espacio aéreo comienza
a poblarse paulatinamente de ruidosos aparatos que cruzan el cielo a respetable
velocidad, ante la estupefacción de los profanos. Las pioneras Iberia (1927) y
LAPE (Líneas Aéreas Postales Españolas, 1932) son punta de lanza en el negocio
del transporte, uniendo ciudades en tiempo récord y perfeccionando los
servicios de forma continua. La oferta de destinos se incrementó de forma
gradual, y para 1934 la red de aeródromos contaba con más de una decena
repartidos por los puntos más importantes.
Avión de las Líneas Postales Españolas (LAPE) |
Pocas zonas quedaban sin cubrir y
las aeronaves sobrevolaban el territorio nacional en su totalidad, incluyendo
áreas que revestían una notable dificultad orográfica y las condiciones meteorológicas
propias de su situación, destacando entre las más comprometidas la barrera del
Guadarrama, al Oeste de la capital del Estado. La cercanía a Madrid convertía
en ineludible el paso de aeronaves por dicha cordillera en los trayectos
occidentales, lo que simultáneamente encubría un azar proceloso a la par que
apetecible para los pilotos más audaces.
Aquel lejano día de junio
Pero mucho antes ya hubo quién abordó los escollos serranos con grandes
dosis de valentía, a los mandos de precarios aparatos que volaban entre fuertes
turbulencias. La fortuna, y quizá alguna invocación divina ampararon a muchos
osados en sus recorridos celestes para llegar a puerto sanos y salvos, circunstancia
que no siempre tenía un final tan deseado.
Es posible que el primer incidente acaecido en nuestro ámbito comarcal,
fuera el sufrido por el capitán Carlos Alonso en la primavera de 1913 cerca del Alto del León, cuando al intentar
remontar el vuelo a 1.800 metros de altitud, su motor dejó de funcionar.
El
oficial, que regresaba a Madrid procedente de Valladolid, hizo gala de gran
pericia haciendo que el avión planeara paulatinamente hasta chocar contra una
arboleda próxima a San Rafael, saliendo ileso del trance si bien la aeronave
quedó completamente destrozada.
Tras superar el susto y ser auxiliado por
personal de civil y de la Benemérita, el capitán Alonso regresó a la capital
pucelana a bordo del tren rápido, donde probablemente tuvo mucho tiempo para
meditar sobre el percance del día anterior.
(Continuará)
Jesús Vázquez Ortega © 2016
Interesantísimo
ResponderEliminarFederico Corral de Castro
Parece mentira, contrastar las penosidades descritas en el relato, con la facilidad, comodidad y seguridad con que sobrevolamos nuestra sierra, actualmente.
ResponderEliminarSiempre que despegamos desde el aeropuerto Adolfo Suarez, es vista obligada reconocer, las urbanizaciones próximas (Ciudalcampo), el circuito del Jarama las carreteras nacionales y, esperar siempre la primera visión de nuestra sierra de Madrid: La pedriza. el pantano de Manzanares y así ir recorriendo desde arriba toda la panorámica de nuestra sierra.
Siempre siento la necesidad de comentar con el pasajero de al lado cada uno de los puntos que recorremos en nuestras rutas, pero siempre observo que, o bien van leyendo o están en los brazos de Morfeo. Pero yo, ilusionado, no me canso de hacer fotos. Termina mi recorrido, hasta que llego a la garganta del Rio Moros, reconozco Pasapan, S. Rafael y El Espinar...lástima.
Muchas gracias por las publicaciones. Magnificas como todas las narradas por su autor. Gracias a él y a ti Alfonso.
Habéis conseguido intrigarme. Estaré pendiente de las proximas publicaciones. Muchas gracias y saludos. Gema.
ResponderEliminarInteresante reportaje sobre una epoca no tan lejana!! Siempre me gusta como Juan intentar reconocer lugares conocidos desde el avion y a veces con la perspectiva no es facil pero que alegria divisar algun lugar conocido.
ResponderEliminarSeguiremos las proximas entregas con mucha expectativa.
Un abrazo...
Mas que atrayente y además ofrece continuidad. He oido hablar a mi abuela del accidente de avión en el Pasapán en aquel duro invierno. Me gustará leer sobre ello. Muchas gracias por vuestro esfuerzo. Saludos.
ResponderEliminarDavid Cam