Hoy podría haber habido
respuesta masiva a la propuesta de Fernando (Ferluy), pero lo cierto es que a
la hora del encuentro nos vamos enterando de que hay muchas bajas de última
hora.
Vacaciones, fiestas locales,
algún exceso y... algunos que no valen para nada.
Nuestro contable Juan da la
primera cifra del recuento: 13 participantes, pero a última hora se presenta
Galo para convertir la cifra definitiva en
14.
Veo a Andrés, Ángel, Ferluy,
Galo, Isidoro, Ismael, Javier B, Juan, Jorge, José Villena, Pablo, Santi,
Sergio y a Alfonso (porque me reflejo en la luna de un coche).
Estamos cerca de casa, pero
muchos hemos acudido con coche.
La ruta se prevé dura y es mejor volver
motorizado a casa después de las cervecitas (sin alcohol ¿eh?).
Ferluy ha puesto mucho interés en
esta ruta, que ya hicimos muy similar en Junio del pasado año y se ha tomado la
molestia de salir unos días entre semana para buscar el mejor recorrido a
realizar. ¡Gracias Fernando!
Son las 8,00 de la mañana y la
temperatura es excelente, alguno diría que fresca, pues ha llovido algo a lo
largo de la noche.
Ferluy abre la marcha, se le ve
con ganas. En la retaguardia el grupo ralentiza el ritmo, sabe lo que le espera
y quiere calentar poco a poco.
Algunos no nos reservamos ayer
demasiado en la Marcha de la Abuela y hoy toca esperar a ver cómo responden las
piernas.
Tendremos que atravesar el
Río
Moros y después, sin entrar apenas en calor, ya tenemos que realizar alguna
subida dura.
Primero hacia
La Rinconada y después hacia el Apeadero de Renfe de
Los Ángeles de San Rafael.
Es un continuo sube y baja por
la Cañada Real Soriana Occidental, paralela a la N-603, hacia Otero de Herreros. Los más fuertes toman la cabecera pero primero
y último no se pierden de vista.
Muy agradable este recorrido que, sin embargo,
requiere de atención para evitar las rodadas de vehículos o de aguas
torrenciales y matorrales que invaden la pista.
Nada más que comentar, pues
todo discurre sin incidentes.
Saltamos puerta con candado
para coger inicio de la pista que nos llevará por Garganta hacia el Collado de
Pasapán.
El fácil rodar se ha acabado,
ahora toca remangarse y armarse de paciencia.
Vuelvo a agradecer que una gran
nube nos cubre del sol, pero la temperatura sube con el duro esfuerzo.
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Andrés tiene avería |
Somos 14, con 14 diferentes
estados de forma, pero desde el primer momento se toma conciencia de que es
mejor rodar muy agrupados. Ismael, Pablo, Galo, Juan, los más fuertes acompañan
al resto sin hacer alardes... y sabemos que van sobrados.
Ferluy no se encuentra como
otras veces.
Tal vez ansiedad, tal vez alergia, tal vez sus problemas de asma.
Tendrá
que recurrir a su compañero de fatigas (el Ventolín) para que sus bronquios le
permitan rodar con la fuerza habitual.
Un amigo, Raúl, se nos ha unido
al inicio de la Garganta. Nos acompañará hasta el Collado y esperará cuando nos
tenemos que detener por una avería.
A Andrés se le ha bloqueado uno
de los pedales automáticos y le impide pedalear. Nuestro equipo de técnicos se
pone manos a la obra. Lo intentan todo y al final una patada bien dada consigue
resolver la avería.
Por ver si le vuelve a fallar o
tal vez por sujetar los caballos al resto, Andrés y yo nos pondremos en cabeza,
marcando ritmo por una de las zonas más duras.
El grupo marcha más unido que
nunca.
Vamos haciendo tapón, pero nadie se queja.
Nuevos aumentos de desnivel,
pero tras parar en fuente de agua fresca el grupo rueda mejor.
Alcanzamos el Collado, el
Puerto de Pasapán y el refugio se nos ofrece tentador a nuestra derecha.
Se habla de emprender la subida.
El cielo se cubre con nubes negras
en pocos minutos, sobre nuestro punto actual y sobre nuestro destino, que vemos
desde el alto.
Algunos truenos amenazantes se dejan oír.
La prudencia aconseja
emprender el descenso cuanto antes por si empieza a llover.
Los más valientes, que siempre
los hay, emprenden descenso rápido por el
GR, con unas pendientes que ponen los
frenos al rojo vivo.
Además, la pista está muy descarnada y tienes que sujetar
con firmeza la dirección para evitar caer.
Algunos verán incluso
recomendable poner pié en tierra y descender tramos andando.
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En el Collado del Pasapán |
Cuando ya estamos en zona
tranquila y voy a reanudar la marcha, los compañeros me avisan de que tengo una
rueda totalmente sin aire.
Juan, nuestro mecánico oficial,
ya ha emprendido marcha y no puede echar una mano, pero Javier y Santi se
desenvuelven bien y me ayudan a poner la rueda en estado de revista.
Últimos descensos por senderos
divertidos nos pondrán en La Panera, las piscinas y las barbacoas, donde se
diría que hay overbooking.
De camino para La Estación nos
gusta a todos echar el resto y algunos ya han salido en estampida, pero en esta
ocasión hay numerosos vehículos entrando al parque en sentido contrario a nuestra marcha.
Precisamente uno de esos
vehículos provocará que alguno de nosotros realice un extraño y José Villena,
por no alcanzarle, frena en seco y sale de cabeza, en cámara lenta pero de
cabeza.
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Alfonso tiene un reventón |
Golpe en varias partes del
cuerpo, algún rasguño y la rueda delantera queda prácticamente inservible.
Tendrá que finalizar el último par de kilómetros con la rueda totalmente
descentrada y con peligro de avería gorda.
Varios le acompañamos a marcha
lenta.
Un pinchazo, una caída
(afortunadamente no grave), sudor y mucha satisfacción por la ruta realizada.
El
miércoles 24 de Julio nueva
Marcha Nocturna.
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