martes, 14 de agosto de 2018
domingo, 12 de agosto de 2018
Cueva Valiente siempre nos aguarda
Inténtalo y falla, pero nunca falles por no intentarlo
Directores
de ruta: Fer y Andrés
Cronista
delegado: Santi Calleja.
Fotógrafos: Fernando y Santi
Fotógrafos: Fernando y Santi
El Verano hace que muchos
compañeros hayan iniciado sus vacaciones, otros las están terminando y alguno
incluso las disfruta en nuestros pueblos y junto con nosotros en una ruta más
de AlfonsoyAmigos.
La ruta fue convocada por
Alfonso, pero salvo por casualidad solo le vimos el bigote casi al finalizar la
ruta. De este modo y este domingo la responsabilidad de la dirección de ruta
recayó en el compañero Fernando López (alias
y mejor conocido por Ferluy) quien nos preparó una ruta con entrantes,
primer, segundo plato, postre y la guinda del pastel para el final como suele
corresponder.
En esta ocasión acudimos
al encuentro 10 ciclistas: Andrés, Ángel, Fer, Fernando, Jesús, Josema, Julián,
Nacho, Sabino y Santi.
En el recorrido planeado
sabíamos que visitaríamos La Cepeda y así fue. Así que a primera hora con la
fresca recorrer el camino que hasta allí lleva fue un coser y cantar.
La cosa se puso un poco más exigente a medida
que las rampas y rampones se nos fueron presentando por delante. A algunos más
que a otros, pero esto es siempre así.
En los meses anteriores el camino de
Peguerinos ha sido retocado por las máquinas y el terreno está muy suelto lo
que dificulta ahora la marcha pero en el futuro esto será una ventaja cuando
lleguen los meses fríos.
Las fuentes y el agua de
los arroyos no hacen pensar que estamos a mediados de Agosto. El rio Voltoya
pasa bajo nuestras ruedas. En un “plis-plás” estamos en la encrucijada de las
tres provincias de la cual tomamos abundante documentación gráfica (Ávila, Segovia y Madrid se tocan en un solo
punto).
A partir de allí dejamos la comunidad de Madrid y nos vamos a Ávila
por la zona de Boca del Infierno. Se agradece la sombra. En poco tiempo y con
el ritmo alegre que lleva el grupo dejamos atrás la zona de Las Lagunillas (secas en esta ocasión) y llegamos para
refrescarnos hasta la fuente de J. Bellver.
La idea era llegar hasta
el collado de la Gargantilla y descender desde allí, pero al parecer era
demasiado pronto y eso de tener la cima de Cueva
Valiente a nuestros pies fue demasiada tentación. Y es por ello que sin más
preámbulo ni demasiado tiempo para pensarlo a subir toca. La verdad es que
hacer esa cumbre siempre merece la pena.
Nos toca bajar. Sin
incidencias salvo mecánicas, mi bici necesitaba unas pastillas de freno nuevas
y así fue (gracias Fernando).
Poco después nos
despedimos de Sabino que nos invita a visitar su preciosa tierra gallega y si
la ocasión se presenta no le despreciaremos esta invitación. Gracias amigo por
acompañarnos en tus vacaciones en estos últimos años, y sigue así con tu
afición por la bicicleta.
Algo más adelante también toca
despedirse de Josema y Julián, justo en el encuentro casual con Alfonso y su
yerno que andaban disfrutando con unas bicis eléctricas de alquiler de
Ebizing.
No mucho más tarde ya estábamos ante
unas formidables, o así no los parecen siempre, "cervezas sin con limón" que
suelen ser el colofón bien merecido de muchas de nuestras rutas.
sábado, 11 de agosto de 2018
La Garganta del Río Moros en agosto
Hay ocasiones en las que lo rutinario y conocido se puede convertir en algo muy especial
Ya hace muchos años que AlfonsoyAmigos acude habitualmente a la
Garganta del Río Moros para
disfrutar de la bicicleta en un entorno privilegiado.
No hace demasiado que
esta Garganta forma parte del Parque
Nacional Sierra del Guadarrama y, con el paso del tiempo, hemos podido visitarla solamente en otoño, invierno o en primavera, porque era sabido y teníamos
asumido que con la llegada del periodo estival las puertas a esta maravilla se
nos cerraban sin excusa.
Afortunadamente, parece
que las cosas han cambiado.
Con el debido control,
pero aún con restricciones, el Ayuntamiento de El Espinar ha marcado este año
un cupo de permisos diarios para el libre acceso a andarines y ciclistas.
Siendo más difícil
conseguir los permisos para grupos que los individuales, hay que agradecer a
nuestro buen amigo Fer que realizara con tiempo los trámites necesarios para
obtener permiso de acceso para grupo de 15 ciclistas.
De ese permiso, con nombre y DNI, nos hemos
beneficiado hoy AlfonsoyAmigos…, para volver a la Garganta no visitada desde
hacía más de un mes y para recrearnos con el paisaje en un año especialmente
húmedo que ha mantenido verde la vegetación, muchos arroyos con agua y las
fuentes cumpliendo su misión de refrescar al necesitado.
Así, un recorrido
conocido y familiar se convierte en especial
cuando al disfrute de la naturaleza se le une la alegría del encuentro con los
amigos, la posibilidad de abrazarte con aquellos que se alejaron durante un tiempo, de dar la
bienvenida a un nuevo amigo y, lo más importante, por la posibilidad de dar un abrazo prolongado y cariñoso a la amiga
que se ha ganado el cariño de todos.
Era sábado, sí, pero
rápidamente se cubrió el cupo en cuanto supimos de la oportunidad y la mañana no
ha defraudado a ninguno de los asistentes.
La Estación de El
Espinar, que aún conserva recuerdos de la última celebración de Femuka, nos ve
partir. Nuestra intención es marchar lo más agrupados que sea posible, a un
ritmo muy diferente del habitual, pero todo empeño será vano después de
recorrer los primeros kilómetros.
Un vehículo de la guarda
forestal nos da el alto y comprueba nuestros permisos. Todo en orden.
La buena forma general,
la pista y el paisaje te animan a dejarte llevar por el buen ánimo, pero sin
olvidar que hay compañeros que acaban de regresar de vacaciones o que intentan
recuperar la forma perdida por culpa de los avatares de la vida.
A Gerardo, decano del
grupo por edad que no por antigüedad, se le ve disfrutando del encuentro como el que más. Más
tarde sufrirá percance que preocupará a todos pero del que saldrá airoso con
gran fortaleza. Un ejemplo para todos.
La pista principal que
recorremos, aquella por la que nos han permitido circular, se encuentra en muy
buenas condiciones, pero a los márgenes se percibe que ha habido “cortas” más o
menos recientes cuyos restos no han sido limpiados como nos hubiera gustado
ver.
Los embalses a rebosar y
aún fluyen con algún caudal los arroyos que les alimentan.
Este año hemos realizado
muchas rutas diferentes y se han visitado lugares que nos han dejado huella en
la memoria, pero la Garganta del Río Moros está ahí y la sentimos como nuestra.
Si la naturaleza es sabia
como dicen suponemos que ella también se alegrará de ver que disfrutamos y hoy,
hemos disfrutado.