“A mitad del camino de la
vida, en una selva me encontraba porque mi ruta había extraviado”. Dante
Alighieri – Divina Comedia
Tuvo
que aparecer un puñetero virus criminal para conseguir lo que de otra forma no hubiera sido posible creer… “que AlfonsoyAmigos
dejaran de pedalear unidos”. De
pedalear sí, porque nos quitaron las ruedas, los pedales..., pero a cambio logró,
seguramente, que nos sintiéramos más fuertes que nunca.
Las
ganas de vernos de nuevo y de volver a compartir ruta en “casi-libertad” habían
ido creando en AlfonsoyAmigos una ansiedad
difícil de combatir con la simple ingesta de un Lexatín.
Han tenido
que transcurrir 16 semanas desde aquel lejano 8 de Marzo para que pudiéramos realizar de nuevo una convocatoria
abierta sin discriminación de horas, orígenes o residencias, pero estamos dispuestos a resarcirnos.
Y
como yo lo creen quienes acuden hoy a la cita:
Anatoli,
Andrés, Ángel, Chupo, Enrique, Edu, Eti, Eva, Fer, Fernando, Forlán, Jesús, Juan,
Lourdes, Luis Ángel, Miguel Ángel, Nacho, Nati, Patrick, Pepo, Rafa, Samuel,
Santi, Toño y Alfonso.
Viejos
amigos y otros por conocernos, pero todos con ganas de divertirnos dándole al
pedal y sobre todo por participar del reencuentro. Los más habituales y los que no querían
perderse esta ocasión.
El
mejor escenario, el de las fechas señaladas y el de los encuentros, no podía
ser otro que la Garganta del Río Moros,
la misma que está a punto de cerrar sus puertas en un par de días durante la
temporada estival.
Nota: Se
pueden obtener permisos de acceso en el Ayuntamiento de El Espinar.
Como
todos imaginábamos, los saludos del reencuentro se alargan más de lo habitual y
los que hoy se han sumado al grupo por primera vez se percatan rápidamente de
que, hoy al menos, no vamos a cumplir exactamente el horario previsto.
Seguro
que en esta ocasión nos hemos saltado alguna norma, éramos 25… pero espero que se nos
perdone por esta vez, pues las ganas de reencuentro han sido incontenibles.
Una
vez que el grueso del pelotón se ha puesto en marcha, pronto ha quedado claro quiénes
eran los galgos y quiénes los podencos e incluso puede que algún otro grupo
prefiriera disfrutar más del entorno que del pedaleo.
Como
quiera que fuera, las paradas para reagrupar no faltan y se aprovechan para
hacer unas fotitos de grupo: La foto
en la roca, de la que un día me
aplicaré en recopilar todas las que tenemos y que seguramente nos enseñarán muchas
caras conocidas con mucho por recordar.
La
foto en el altiplano, en “las
Barandillas”, con las vacas acompañándonos, aunque no creo que hubiera ninguna
tan vieja como algunos de nosotros. Con
vistas que hemos disfrutado en toda época del año y aún nos entusiasman.
El
resto de las fotos son casi robadas, cogidas a la carrera, al descuido, para no
perder un ritmo que se acelera a medida que se huele que andamos ya de regreso
y que, al finalizar la ruta, nos encontraremos “la mesa puesta”
Para
que así sea, Fer abandona el Grupo junto a la puerta de Campanillas y parte
raudo. Tiene
que prepararnos el baño para nuestro regreso, montar la mesa con ricos manjares
y salir a la puerta a recibirnos con una sonrisa.
Por
mi parte cumplo el encargo: “Tenlos
dando vueltas y no regreséis hasta las 13,30”. Dicho
y hecho, ofrezco a los compañeros la guinda de la ruta, aunque más de uno
acabará pensando que no era una guinda sino una guindilla mejicana.
No es
tarde, pero el Grupo se acelera y no precisamente por el olor de la chimenea de
la cocina, pues se servirá ágape frío. Se han
superado zonas conflictivas sin percances y, sin embargo, habrá una caída de
las llamadas “tontas” que dejará en un brazo de Luis Ángel recuerdo por unos
días.
El
Grupo se estira, hemos dejado para el final zona complicada de lanchas de
piedra y hay quien llega ya con pocas fuerzas, pero todos regresamos con un
porrón de kilómetros en el zurrón.
Y
como dije, el baño está preparado para todos a la temperatura que me gusta… que
es justo la del agua abundante y fresca de la manguera junto a un pilón que nos
ha preparado Fer. Se
agradece de verdad.
Felicitaciones
precipitadas, bicicletas a los coches, rápido aseo personal y a la mesa… ¿El mantel era de fino hilo blanco? ¿Los
cubiertos de plata? ¿La cristalería de bohemia (o acaso era de la real cristalería de La Granja)? ¿El aire
acondicionado estaba a la temperatura justa?
Pues sí a todo o así me lo ha parecido
cuando me he encontrado tan a gusto rodeado de amigos. Lo dicho, a COMEEEERRRR, como si ninguno
hubiéramos desayunado, con las bromas casi para el final… para no hablar con la
boca llena. Y sin
que faltara la tarta helada y el café al gusto.
El
gusto y el acierto que ha tenido Fer de querer celebrar de manera especial el
reencuentro y su reciente cumpleaños y a fe mía que lo ha conseguido. Felicidades por todo Fer.
Ya
estamos JUNTOS. Sigamos así