viernes, 13 de enero de 2017

Caballeros del pedal

Puede que no nos coja de pleno a los que nos encontramos en la zona centro peninsular, pero para este fin de semana se anuncian fuertes vientos, con aire gélido del norte, que nos traerán bajadas importantes de temperatura y puede que algo de nieve en las alturas.



Bueno, lo normal en estas fechas de Enero y a pesar de ello los glaciares polares se siguen deshelando peligrosamente por las altas temperaturas.

De momento AlfonsoyAmigos, en dura toma de decisión, ha estimado oportuno destacar equipo de exploradores con la sana intención de otear el horizonte y alcanzar el refugio de Cueva Valiente sin morir en el intento.

Refugio de Cueva Valiente
Noviembre de 2013

Que sí, que sabemos que hoy es viernes, que la gente debería estar trabajando, pero nada es imposible para un grupo de valientes que es capaz de sacrificarse por el bien del grupo.

Sufrirán las inclemencias del tiempo y las penurias del camino, puede que hasta se rían en grupo (por no llorar) pero con toda seguridad alcanzarán su objetivo y pondrán una pica en lo más alto.

Entre estos héroes hoy destaca Luis Ángel, que cumple años bien llevados y que está dispuesto a dedicar su aniversario a tan noble misión cual caballero medieval.


Caballeros del siglo XXI que no llevan armaduras brillantes, pero con corazones que refulgen bajo sus corazas de goretex.

Desde un rincón caliente del hogar o del trabajo, alejados de todo peligro, el resto de compañeros nos unimos para enviarles valor y resistencia en el duro sacrificio que supone pedalear en viernes.

Tal vez Luis Ángel marche hoy con más lentitud, sintiendo la carga de todos los amig@s que nos hemos colgado de su cuello para felicitarle por su cumpleaños. ¡Supera la prueba amigo! Y se muy feliz. Te has ganado el cariño de todos.

Monumento a la Mariposa
Septiembre de 2013

Lejos queda aquella fecha del 1 de septiembre del 2013 en la que Luis Ángel fue nombrado oficialmente miembro de AlfonsoyAmigos.

Y para este domingo, íbamos a proponer nuevos y duros retos: Matar gigantes o rescatar doncellas. Pero el consejo de sabios ha estimado que sería preferible realizar prueba llevadera al alcance de muchos… por una parte, para dar lugar a que los héroes se restañen de sus heridas y por otra, para finalizar la ruta a hora que permita celebrar con jolgorio y divertimento el cumpleaños de nuestro fiel caballero.



Domingo 15 de Enero

Lugar de encuentro: Calle Badalona en Galapagar

Hora de Inicio de Ruta: 9,00

Objetivo: Disfrutar del encuentro y del pedaleo. ¡Vamos, como siempre!

¡¡NOS VEMOS EN LA TABLA REDONDA!! (quiero decir… EN LOS CAMINOS)






miércoles, 11 de enero de 2017

Mujeres en la Sierra Segoviana años 50


Relato de: Aranzazu González

María, nacía en el seno de una familia acomodada un otoño de 1942 en la madrileña Plaza de La Cebada. Sus padres arrendaban cada verano una casona de piedra en San Rafael (enclave privilegiado de la sierra segoviana pasado el Alto del León) donde permanecían desde junio hasta octubre.

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Su infancia y adolescencia fue de lo más llevadera comparada con la de su amiga Teresa, en una España todavía castigada por una postguerra que golpeó sin vacilar las economías domésticas de cuantos tuvieron que sobrevivir a aquellos fríos y duros inviernos, aliviados en parte con la llegada de cierta ayuda norteamericana, en forma de leche en polvo, mantequilla y queso que desde 1955 a 1963 repartieron los colegios, las parroquias y hospitales de caridad.


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En dos universos paralelos vivían María y Teresa, esta última hija de los guardeses del hotelito donde cada año se alojaba la familia de María.

Ambas muchachas tejieron una amistad desde niñas jugando en el patio de la casa todos los veranos. Y en una atmósfera de precariedad para unos y de cierta holgura para otros Teresa fue aceptando su identidad social y la educación inculcada por sus padres, a merced de los ratos de libertad inconsciente que María le proporcionaba con una generosidad, amistad y cariño que se fortalecería con los años.

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En aquel tiempo de correrías adolescentes la felicidad se presentaba cuando de repente María se colaba a escondidas en la cocina del gran caserón y sisaba media hogaza de pan y media libra de chocolate para repartir con su amiga, botín que disfrutaban alejadas de aquella finca de El Cordel, recuerdos imborrables para el resto de sus vidas.

Los años pasaban y las dos niñas fueron creciendo, convirtiéndose en mujeres que estarían llamadas a protagonizar vidas muy distintas, en una inercia marcada por las circunstancias y los condicionamientos sociales y económicos.

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El padre de Teresa trabajaba en el aserradero que había junto al Preventorio, hasta que enfermó, algo que obligó a su madre a compaginar el trabajo de la casa con el que los maestros del pueblo, Dña. Fuencisla y su esposo Don Cirilo, habían querido ayudarla, limpiando las escuelas situadas en Las Peinetas.


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Arropada por pinos silvestres y masas de roble, tejos, acebos, enebros que conformaban el paisaje de sus ojos, Teresa pasaba los días afanada en acudir a la escuela al tiempo que debía ocuparse de los quehaceres impuestos por una rutina ineludible, esperando ansiosa que llegase el mes de junio para ver a su amiga María.

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En febrero de 1958 el padre de Teresa fallecía tras una lucha sin cuartel en ausencia de medicinas efectivas que pudieran parar aquella tuberculosis, por lo que Teresa se vería obligada a trabajar durante todo el verano con el fin de ayudar a su madre a atesorar lo suficiente para sobrevivir durante el severo y acentuado periodo de nevadas.


  

Rozando el mes de junio hacía su desembarco la legión de veraneantes, algunos de ellos con su respectivo personal de servicio para instalarse en aquellas casonas, disfrutando de lo que vino a denominase el veraneo de finales de los cincuenta.

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La sierra comenzó a convertirse en un destino preferente. Eran los tiempos de descansar lejos del sofocante calor de la capital, de hacer excursiones, de montar en bici por Arroyo Mayor recorriendo los senderos a la espalda de la Ermita del Carmen hasta Gudillos, siestas placenteras, conversaciones tranquilas, viernes musicales en el Paseo Rivera y dejarse abrazar por el viento fresco de la noche. Lugar donde, como diría Machado, brotaba el agua santa del peñasco y reposaba el huésped dolorido del labio exangüe y el angosto pecho.


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Ermita del Carmen - San Rafael
María retornaba a San Rafael cada verano, impaciente por ver a Teresa y a sus otras amigas, con ganas de estrenar el regalo con el que sus padres le habían obsequiado aquel año por las buenas notas: una bicicleta verde que la permitiría aventurarse por aquellos sitios que veladamente descubriría sin consentimiento expreso de sus mayores.


  
Una vez que Teresa terminaba sus tareas como dependienta en Ultramarinos Álvarez, entre las cuales estaban las entregas de pedidos a domicilio que realizaba sirviéndose de un carro en el que transportaba las botellas de leche, pan, miel, tortas y toda una serie de productos que encargaban aquellos moradores de temporada alojados en los hotelitos de verano en pleno apogeo estival, las dos muchachas se reunían con sus amigas y amigos del barrio Buenos Aires.



En esas excursiones y andanzas con el resto de chicos y chicas los días para María y Teresa pasaban sin apenas darse cuenta, divirtiéndose con todo cuanto las rodeaba, recorriendo los prados de Vázquez donde pastaban las vacas del Sr. Eutiquio, y subiendo y bajando la calle de La Tejera en la bici, para después refrescarse en el arroyo de El Estepar, sitio no exento de peligros ligados a la fauna ya desperezada que poblaba el lugar.


 Así fueron sumando veranos Teresa y María a sus vidas, compartiendo paseos a pie y en bici, soñando juntas e imaginando su futuro, recorriendo aquellos parajes del pinar de los que hablaban en la correspondencia que mantenían durante el invierno, haciendo acopio de las piñas caídas a modo de distracción relajada que bien servirían para encender el hornillo donde se cocinaba, y la estufa de leña durante el frío invierno.




domingo, 8 de enero de 2017

AlfonsoyAmigos toma Marichiva y los Lomitos

Las fiestas han llegado a su fin y es momento de retirar los adornos navideños, pero las convocatorias de AlfonsoyAmigos apenas acaban de empezar dando la bienvenida al nuevo año.




Se lanza la propuesta con las ilusiones renovadas pero hoy, como apuntaba algún compañero, apenas ha habido confirmaciones por WhatsApp durante la semana y resulta difícil calcular quiénes van a acudir... pero siempre hay sorpresas.




Con las temperaturas bajo cero empezamos a cruzar abrazos con los más tempraneros y los coches siguen llegando con más compañeros.



Pero este no es un día más, hoy el encuentro es mucho más emotivo que de costumbre y se convierte en especial, muy especial, cuando todos nos alegramos al ver llegar a Miguel Ángel. Un reencuentro esperado por todos. Hoy los abrazos serán más largos y sentidos.



Poco más allá de las 9,00 horas empieza a pedalear este grupo al que parece no asustar el frío: Andrés, Ángel, Enrique, Ernesto, Eva, Ferluy, Juan Carlos, Juan Patricio, Luis Ángel, Patrick, Pawel, Santi, Toño, Alfonso y, por supuesto, Miguel Ángel.



El GPS de Toño y el mío empiezan a recoger una rápida bajada de grados, cuando rodamos por pista remontando el Río Gudillos y alejándonos de San Rafael, agrupados como para darnos calor.



¡Caray!, menos 4 grados, menos 5 y la rima y risas son inevitables, menos 6, menos 7 grados e incluso alguna décima más.



Remontada por la “alfonsina” que nos muestra los piornos adornados con blanca escarcha mientras nos acercamos hacia la puerta de Campanillas. Encontraremos hielo y barro por el camino, así como enorme pila de pinos no habitual de ver en la zona.



Y ahora, cuando rodamos por la Garganta del Río Moros unos compañeros aprietan para entrar en calor y otros se reservan sabiendo lo que resta de ruta.



Algunas pequeñas zonas heladas en las curvas de más umbría que se superan sin problemas y haremos parada al llegar a la Fuente de la Chispa para agruparnos y recoger agua. No hemos parado en la zona habitual junto a refugio, curiosamente hoy no da el sol y hace frío.



Superada la fuente ya estamos prácticamente al comienzo del ascenso al Collado de Marichiva, que nos mira desafiante e imponiendo respeto.

Fuente de la Chispa
Garganta del Río Moros


Habrá compañeros que alcancen el alto de un tirón ¡Bravo! Otros, alternaremos el pedaleo con el empuja-bike. Arriba, los que van llegando buscan el cobijo del muro de piedra de cara a un sol que se agradece. Comentamos que es esta probablemente una de las subidas más duras o la más dura de la zona.



Mientras llegan los más retrasados, hay quien pregunta si ahora iremos hacia el Collado del Rey y alguno insinúa que lo haremos hacia el Puerto de la Fuenfría. Ambos se equivocan.



Justo enfrente del paso de Marichiva vemos llegar a pie un par de excursionistas. Ellos dan la pista del trazado que vamos a seguir, desconocido para todos los presentes menos para el que os habla, que ya lo recorrió hace años. Se trata de la Vereda del Poyal de la Garganta.



Aviso a todos de que en la primera parte encontraremos bastantes pedrolos, complicados pero no insalvables y sin pensarlo más se lanza en cabeza Patrick, que ya no se acuerda de lo mal que lo pasaba en las trialeras cuando empezó con nosotros.



Me quedo en un primer cruce para evitar despistes y espero hasta que llega Luis Ángel, que se ha debido entretener haciendo alguna foto. Agrupamos, hacemos foto y seguimos.



Poco más adelante otro desvío y repito la operación, pero en esta ocasión la llegada de compañeros se detiene y tardan demasiado. Aviso por walkie: Incidente, se han detenido.



No recibimos más indicaciones y nos preocupamos. Pedimos confirmación de que no ha habido caídas, parece ser que es avería. Juan Carlos remonta para prestar su ayuda. Imaginamos que Toño y Juan están haciendo lo imposible por solventar el problema, pero el tiempo va corriendo. Se agradece que algunos podamos esperar al sol.



Parece ser que Luis Ángel ha golpeado su cambio trasero con alguna piedra o rama y ha quedado totalmente retorcido e incrustado entre los radios de la rueda, provocando la rotura de uno de ellos.



Finalmente, con una reparación provisional, Luis Ángel con Juan Patricio y Andrés para acompañarle optan por retroceder hasta el Collado de Marichiva y regresar por la Garganta a San Rafael.



Lamentando tener que dividir el grupo, el resto seguiremos adelante, disfrutando del descenso divertido hacia el Sanatorio de la Fuenfría pero aminorando la marcha y tomando precauciones cada vez que nos encontramos con excursionistas. Cruzamos saludos amables.



Las Dehesas y el Camino de los Campamentos en sentido opuesto al habitual hasta casi alcanzar las vías del tren. Descenso divertidísimo.



Dejamos a la derecha el Prado de la Guapa e iniciamos ascenso por el Camino de la Solana. Vemos a Toño detenerse y enseguida lo entendemos. La temperatura sube en esta zona y hay que quitarse ropa de abrigo si no quieres desfallecer. Llegaremos a sufrir de repente hasta 17º.



Son 3 kms de duro ascenso y alto desnivel hasta la fuente del Hueco de la Peñota, justo donde el Camino de la Solana cambia su nombre por el de Camino de los Lomitos, y la temperatura no ayuda, sigue sobrando ropa. 

Comentamos que este es el recorrido de la Madrid-Segovia y que el calor en la fecha de la prueba llega a ser insoportable en este tramo.



Desvío bajo el tendido eléctrico, nuevamente zona muy dura y embarrada que los más fuertes solventan sin demasiados problemas, y tomamos altura para coger sendero divertido que nos pone en el Alto del León. Aquí nos haremos foto junto al panel turístico de El Espinar en el que aparece foto con el pie de AlfonsoyAmigos.



Ya es tarde, hay que buscar el camino más corto de regreso. Disfrutamos de descenso por detrás de la Antigua Casa Hilario y cogemos el Camino del Agua hasta puerta con candado. Enrique se da cuenta de que ha perdido su walkie, pero ignora dónde.



Tomamos en descenso por pista con mucho desnivel y pedregosa que nos sitúa casi en Gudillos. El regreso ya es en desbandada, como en otras ocasiones y a las puertas de Las Farolas cruzamos los merecidos abrazos y encontramos a Andrés y Luis Ángel, que han esperado pacientemente. 

Unos marchan a casa y otros nos quedamos para tomar juntos unas cervezas y un roscón de reyes que nos ha preparado Toño.



Este Toño es una caja de sorpresas y un gran amigo. Cuando ya estamos el resto en casa, recibimos mensaje: Ha regresado con su bici “en busca del walkie perdido”… y lo ha encontrado.

Un fuerte y cariñoso abrazo para Miguel Ángel, Diego y Lourdes.