Reportaje de Santiago Calleja
Proyecto
que andaba dando vueltas en mi mente desde hacía algún tiempo: llegar a lo más
alto del pico conocido como Montón de Trigo (pincha para conocer la leyenda)
Tras
mucho demorarlo por no tener nunca tiempo para nada, en la última semana de
Junio concretamente el día 29 (fiesta en
Segovia de San Pedro y San Pablo) consigo convencer a 3 de nuestros
compañeros habituales de ruta para hacer el intento (Juan, Antonio y Andrés).
Os tengo que recordar que en esas semanas soportábamos una de las olas de calor más sofocantes que hemos tenido nunca por
nuestras tierras. Andrés lo recuerda bien, “te acuerdas Santi que salimos con
toda la fresca a eso de las 15 h, a 35º a la sombra en el Paseo Rivera” “¡¡¡casi
na!!!”.
Así de dispuestos y con reservas abundantes de líquidos (agua y bebidas isotónicas) nos pusimos
en ruta. Hicimos una ruta que ya hemos hecho más veces en compañía de AlfonsoyAmigos y
que dirigida en varias ocasiones por Fernando “Ferluy” y Alfonso nos ha llevado
hasta la zona próxima a los Ojos del Río
Moros y que es el último punto donde se puede llegar en bicicleta. Podéis
consultar el track de esta ruta completa en mi usuario de Wikiloc: “eltriton”.
Una
vez allí dejamos las bicicletas detrás
de unos pinos fuera de la vista del camino aunque difícilmente era posible que
alguien pasase por allí esos días con esos calores. He de decir que a medida
que fuimos ascendiendo la temperatura se fue acomodando y la verdad es que
calor arriba no hacía más del que te supone el esfuerzo de esa larga ascensión.
Dirigidos
por el indio navajo-explorador Andrés y un poco menos pero también Juan, nos
fuimos encaramando por la ladera de la montaña de La Pinareja en busca del Collado
de Tirobarra. Desde allí, ascenso
cómodo para ir caminando y saltando piedras a ratos, hasta llegar a la cumbre
del Montón de Trigo.
Desde
este lugar el mundo parece empequeñecer y las vistas son un privilegio que no
se puede explicar con palabras y que os animo a todos a disfrutar. Aquel día la
calima procedente de África nos lo puso un poco más difícil pero aun así
mereció la pena.
Antes
de que se nos hiciese muy tarde tuvimos que abandonar aquellas cumbres y tomar
camino de regreso hasta nuestras bicicletas. La bajada tuvo la anécdota de
intentar mejorar el recorrido realizado al ascenso y acabo como suele ser el
caso… Empeoramos claramente y nos metimos en una pedriza que nos costó mucho
transitar. Pero finalmente gracias a la orientación de los indios navajos y del
GPS… llegamos hasta las bicicletas. Allí seguían afortunadamente.
El
descenso en bici aún mejor y llegada a San
Rafael sobre las 21 h (6 horas de
marcha bici-senderismo). Una merecida cervecita y a continuar la semana con
la ola de calor que estábamos sufriendo.