Nieve abundante en Mayo
Ya está la ropa de invierno lista
para hoy, la de verano queda aparcada por el momento.
Algunos compañeros tendrán incluso
oportunidad de probar las botas de invierno, que se han comprado fuera de
temporada.
Cuando acudo al punto de
encuentro de
San Rafael no veo a nadie. ¿
Me habré equivocado de hora?
Un par de
vueltas arriba y abajo para entrar en calor y veo acercarse a dos ciclistas que
en principio no reconozco.
Ahora sí, son
David y
Pablo, que nos acompaña por primera vez, el 50% del equipo que
acudió a la
Quebrantahuesos, unos
máquinas y juntos marchamos a
La Estación, donde encontraremos a
Ferluy, a los dos
Sergio y a
Ismael, que también
se anima en esta ocasión.
A los pocos minutos llegarán
Galo,
Javier B,
José “Cheli”,
Juan y
Santi Calleja.
He contado bien, somos
12.
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Al fondo el primer repecho duro |
Marcharemos por la pista hacia la
Garganta del Río Moros bastante agrupados, charlando, sin forzar.
Algunos de los veteranos vamos en cabeza. Tengo la sensación de que atrás nos están dando
un poquito de coba.
Sergio C se da cuenta y no se lo
calla: “
Hoy ha bajado sustancialmente la media de edad del grupo”.
Simpático el
chaval.
Esta ruta parece habitual.
Hemos
recorrido muchas veces los kilómetros que llevamos hasta ahora, cogiendo desviación
a la izquierda para tomar la pista de la solana, afrontando terreno más duro,
algo más de desnivel y pasando cerca del
Pino Cardosillo.
Todo bien hasta ahora, pero en
este instante llegamos a cruce con la gran ruta GR-88 y podemos ver la primera
pared que hay que atacar.
No puedo decir que con alegría,
pero allá vamos todos, dispuestos a superar la primera prueba y lo conseguimos
con sobresaliente.
La segunda pared ya está a la
vista, pero ahora se complica la cosa, pues la pista está tapizada de nieve.
Ya
es más difícil trepar y aunque todos lo intentamos solo lo conseguirán los más
fuertes y con mucho esfuerzo.
Son cuatro repechos muy duros,
con gran desnivel y con mayor cantidad de nieve a cada metro que avanzamos. Entre pared y pared hay una pequeña zona de respiro, que nos
permite rodar montados o parar a descansar, que falta hace.
La niebla nos acompaña, pero nos
libraremos de la lluvia en toda la ruta.
Cuando finalmente llegamos al
Alto
del Casetón a
1731 m nos felicitamos por la hazaña.
En condiciones normales hubiéramos
podido tener disponibles unas preciosas vistas, pero en esta ocasión poco podemos ver con la niebla.
Una fotito y descenso rápido por
ladera hacia el
Cerro Retamarán.
Todo el recorrido es impresionante, con
árboles y pista cargados de nieve.
Alguno tomará muchas precauciones y otros nos
lanzaremos rápidos.
Aquí no hay consejo que valga.
Los frenos se ponen a prueba
y en muchas ocasiones en lugar de rodar nos deslizamos patinando.
Además, no sabes lo que puede
haber escondido baja la nieve, pero asumes el riesgo.
Al agruparnos cogemos la pista de
la solana girando a la izquierda, pero la nieve no nos abandona.
A tramos rodamos bien, sobre unos
pocos centímetros de nieve en polvo, pero durante bastantes kilómetros se complicará
el pedaleo.
No hay ninguna rodada de vehículos que seguir y la nieve ya acumula
entre 15 y 20 centímetros, a veces más.
Solamente veremos las huellas de un ciclista solitario que realiza el recorrido empujando su máquina.
Luchamos por buscar la mejor tracción
de las ruedas, resbalando continuamente y haciendo equilibrios.
Alguno caerá
sobre la nieve al no sacar los pedales a tiempo.
Marchar al frente es duro y
complicado intentar seguir la huella de los compañeros, a veces es peor.
Si vas despacio es fácil irte al
suelo y si fuerzas la marcha resulta muy duro.
Las piernas se resienten, hay
mucha dureza acumulada.
Cuando llegamos al punto en que
debemos iniciar regreso, ya tomando cuesta abajo, vuelve a complicarse el
avanzar sin que los resbalones sean continuos, pero hemos adquirido una
especial habilidad en los últimos meses. Las huellas profundas de los
compañeros complican el descenso.
Ya en la pista principal hacia
La
Estación, acelerando la marcha
cuando la nieve empieza a abandonarnos.
El
Puente Negro, las piscinas de
La Panera y última cuesta, que todos atacamos con
las fuerzas que nos quedan.
Últimos tirones ya por llano, con
todo el desarrollo que las bicicletas permiten, sin que nadie se reserve ya, la
estampida final.
Y a la Asociación a tomarnos los
merecidos refrescos.
No olvidaremos esta preciosa
ruta, que ha sido especial por el recorrido, por la temperatura, por la nieve y
sobre todo por los compañeros. Hemos echado de menos a muchos que no han
acudido, pero los que hoy se han incorporado han entendido a la perfección
nuestra filosofía y todos hemos disfrutado. Ojala veamos a David, Isma y Pablo
en más ocasiones. Gracias chicos, sois geniales.
Si alguno no lo ha pasado hoy en grande, que lo diga ahora o calle para siempre. He dicho.