A veces nos aventuramos a explorar rutas MTB desconocidas
A
veces nos aventuramos a explorar rutas MTB desconocidas, confiando en nuestras
habilidades para afrontar los trazados inciertos. Otras
veces, optamos por rutas clásicas que hemos recorrido muchas veces, aunque intentemos
variar algún tramo para hacerla parecer diferente. En
estos casos, buscamos disfrutar más y sufrir menos.
Este
ha sido el caso de nuestra última salida desde Soto del Real, donde nos
reunimos ocho amigos: Enrique, Fer, Juan, Luis
Ángel, Nacho, Patrick, Rafa y Alfonso. Unos vestidos de largo y otros de corto,
pero todos con ganas de disfrutar.
A Patrick
le vemos llegar especialmente contento, luciendo la mejor de sus sonrisas. Estaba
ansioso por presentarnos a su nueva compañera de fatigas, una preciosa
bicicleta Trek, que recibió los elogios de todos. ¡Que
la disfrutes por mucho tiempo!
Como
el Restaurante Miratoros, donde habíamos aparcado, estaba cerrado, Enrique y
Luis Ángel se adelantaron para buscar donde tomar un café. Los
demás arrancamos unos minutos más tarde.
Nos acabaremos
reuniendo tras superar tramo largo por zona de piedras, agua y barro resbaladizo
entre dehesas ganaderas y salir a pista para alcanzar la ermita de San Blas,
rodeada de robles. ¿Hay que subir? Sí,
las vistas y la foto de recuerdo bien merecen la pena.
Según
una leyenda, los soldados de Napoleón invadieron el pueblo de Miraflores y se
establecieron cerca de la ermita. Los
habitantes del pueblo, valientes y astutos, decidieron recuperar su territorio
con una estratagema: se pusieron cencerros y simularon ser una manada de
animales que se acercaba a toda velocidad. Los
franceses, asustados, huyeron despavoridos, dejando el pueblo libre.
Continuamos
por un tramo que ya conocíamos de años atrás, entre el barranco de los Eriales
y el de Hoyuelo. Cruzamos a pie el puente de
piedra que nos llevó al camino de la Peña del Madroño, con impresionantes
vistas hacia La Pedriza.
Llegamos
a un desvío por la derecha, donde una puerta nos permite acceder a una pista
forestal que hemos seguido durante cuatro kilómetros, hasta llegar a la curva
donde se encuentra la fuente de la Parada del Rey. Si el
rey paraba aquí, ¿por qué no íbamos a hacerlo nosotros?
Unos
metros más adelante, la pista nos ofrece la opción de seguir ascendiendo hasta
el Puerto de la Morcuera (1776 m), como ya hemos hecho en numerosas ocasiones,
pero esta vez preferimos continuar de frente.
Rodamos
fácilmente por el camino del Mostajo, preparándonos para un descenso que
superamos sin complicaciones hasta la antigua casa forestal, de recios muros restaurados,
pero de techo en ruinas. Nos tomamos un merecido descanso.
Más
adelante, el camino se bifurca en una zona despejada, con estupendas vistas a
la Pedriza Occidental. Dejamos atrás el monolito de
la Puerta del Hueco de San Blas y cogemos el camino forestal a San Blas,
el de la derecha en ascenso.
Durante
ocho kilómetros disfrutamos de un paisaje variado y hermoso, salpicado de
arroyuelos que descienden por las laderas. Cruzamos
hasta seis de ellos: el de la Vejiga, Vitros, Mediano, del Niestre, Matasanos y
el de la Herrada. Sus aguas cristalinas y su
sonido alegre nos animan a seguir adelante, a pesar del cansancio.
Paramos
junto a la fuente del Arroyo Mediano, aunque resulta más fácil y
accesible tomar agua de la fuente que encontramos unos metros antes. Un
breve descanso y de nuevo en marcha.
Observamos
que toda la pista está siendo acondicionada con maquinaria pesada, probablemente
para nivelarla y ensancharla, aunque ahora mismo resulta muy peligroso pisar en
los bordes no asentados.
Finalmente
llegamos al Mirador de las Buitreras, donde disfrutamos de nuevas vistas
espectaculares que recompensan todo el esfuerzo realizado. El sufrir
se acabó, ya sólo nos queda descender.
Cambios
de trazado voluntarios, ya lo comentamos, y otros de obligado cumplimiento,
pues al inicio del camino por el que nos proponíamos descender aparece un
cartel que prohíbe expresamente la entrada de bicicletas. Así
que decidimos regresar por la pista original hasta la casa forestal.
Disfrutamos
de sendero divertido y a tramos pedregoso por las proximidades del Prado
Montero, hasta tener a la vista el embalse de los Palancares y a numerosos
excursionistas que quieren también disfrutar del día.
Alguna
zona complicada y atentos a cruzar por estrecho y viejo puente metálico el
crecido arroyo del Mediano, para después rodar muy rápidos hacia la Peña
de el Berrueco (o La Muela) y por el camino Mendocino a Santiago para regresar
a Soto.
Colorín
colorado, esta ruta se ha acabado…
No,
todavía tendremos tiempo de acudir juntos para tomar unas cervezas y raciones
invitados por Patrick, que no introdujo su preciada bicicleta en el restaurante
por muy poco.