Esta ruta ha sido épica,
polética, polín-pompética, peluda, pelambruda y polin-pompuda
Iniciado
“Febrerillo el Loco”, el mes más impredecible del año, no nos preocupa el
trazado que se ha propuesto de ruta o su dificultad, lo que nos trae de cabeza
es el “¿hoy qué me pongo?”
Como
la semana pasada, a la hora de encuentro la mañana se ajusta a la definición de
“fresquita”, (-4º),
pero estamos seguros de que la temperatura subirá a lo largo de la mañana. Miro a la torre parroquial de Cerceda y
juraría que una cigüeña me guiña un ojo.
Dándole vueltas a la cabeza y dudando sobre si se habrá acertado finalmente con la
elección de equipación, aparecemos en la localidad de Cerceda: Andrés, Ángel, Enrique, Ernesto, Fer, Jesús, Juan,
Luis Ángel, Nacho, Santi y Alfonso.
¿Todos listos? Pues
arrancamos. Y lo
hacemos cruzando el río Samburiel o río Navacerrada, que nos lo volveremos a
encontrar más adelante. De
frente, el sendero por el que regresaremos unas horas más tarde, pero ahora
giramos a la derecha por el Descansadero Abrevadero de la Mina, siguiendo el
cauce del río.
Este
sendero, que nos acerca a la Cañada Real Segoviana, es entretenido y fácil de
trazar cuando se encuentra seco como en esta ocasión y no húmedo y resbaladizo
como en otras. Llevo las manos heladas - comenta Enrique.
Nos
desviamos por el Cordel Cerca de la Ladera de la Dehesa… ¿Quién es el encargado de asignar los nombres por estos lares?,
no quiero ni pensar cómo se llamarán sus hijos…
Propongo
ascender por los senderos alternativos a la pista principal, pero queda mucha
ruta y los compañeros prefieren ascenso pistero y de por sí muy duro hacia el mirador de la Dehesa de Arriba, salvo Fer, que se atreve con todo.
Ahora
sí, optamos por coger senderillo por la izquierda para descender hacia
Moralzarzal y de sopetón, una vaca asustada o atrevida decide coger el mismo
sendero a contra corriente y a la carrera, provocando cierto susto y que algunos acabemos
trazando campo a través para evitarla.
Cruzamos
la M-608 y zona urbana de Moralzarzal hacia las Laderas del Monte Matarrubia,
donde hace justo un año hubo plaga de orugas procesionarias. El ascenso es por camino zigzagueante,
pedregoso, empinado y hormigonado en algunos tramos, pero avanzamos hasta que
nos detenemos para coger desvío.
Ahora
tocan senderillos en los que, a pesar de tener que rodar muy pendientes del
trazado, podemos disfrutar de formidables vistas. Vamos rodeando la ladera, buscando su cara
norte hasta tener enfrente el Embalse
de Navacerrada, hacia donde nos dirigimos después de atravesar Becerril de
la Sierra.
Llegamos
a la pantalla del embalse (en servicio
desde 1969), para comprobar que el nivel de agua es bastante bajo a estas
alturas del año… y continúa sin llover. Disfrutamos
siguiendo de a uno el sendero que lo va bordeando, hasta que giramos a la
derecha para afrontar duro repecho hasta el Collado de las Cabezas, entre el
Cerro de las Cabezas y el Alto del Hilo.
Descendemos
por sendero pegadito a los pinares y cruzamos con precaución la M-607 para
tomar el camino de los Almorchones, de Abajo y de Arriba, siempre habilidoso y siempre entretenido que nos deja en pista. Poco
más adelante, el río Samburiel se cruza de nuevo bajo nuestras ruedas, justo al
iniciar ascenso que nos aguarda de apenas unos 2 kms, pero que siempre se
hace duro.
Dejamos
a nuestra derecha la Fuente de la
Beceilla, después de que algunos compañeros hayamos realizado una breve
parada para reponer agua y hacer una fotito. Por
la derecha discurre ladera abajo el arroyo
de Peña Jardinera, el mismo que abastece de agua el Embalse de La Maliciosa por boca de canalización que siempre llama
la atención.
Estamos
en la falda de La Maliciosa, una de
las montañas más altas de la Sierra de Guadarrama con sus 2227 metros. Originalmente, se la conoció como “Montaña
Maliciosa”, por la dificultad en lograr su ascenso y cuya roca, siempre
desolada y desnuda recibe los ataques del viento, hielo, agua y sol.
No
agrada ver el embalse a tan bajo nivel y menos después de haberlo conocido
rebosante por todo su contorno, pero hoy no hace el frío que de costumbre y apetece tomarse unos minutos de descanso cerca del agua y bajo un sol que ya se hace notar. Fer se anima a intentar alargar el ascenso un poquito más. Hace rato que va sobrando ropa de abrigo.
El
collado de Majaespino (1382) y el collado de los Escondidos (1377), nos abren
paso hacia el descenso ya conocido por todos, de hormigón roto, con mucha
pendiente y en algún tramo peligroso por tener tierra y piedras sueltas donde
se resbala con facilidad. El
olor de los frenos quemados no pasa desapercibido. Ojo, que nos desviamos en la penúltima curva
para tomar senderillo.
Cogemos
sucesión de senderos por el GR-10 y después seguimos trazado de la M-617 hasta
desviarnos por la Ciudad de los Muchachos hacia la localidad de Mataelpino. En esta ocasión, podremos coger sin problema un
trazado espectacular, con subidas, senderos y zonas trialeras de apariencia
complicada pero que se superan sin poner pie en tierra.
Rápido
recorrido por la colada de Mataelpino hasta alcanzar el arroyo de Campuzano,
que bien conocemos de nuestros ascensos por La Pedriza, para desviarnos a la derecha hasta cruce con la M-608.
Sí,
volvemos a cruzar por puente el río Samburiel y tras seguir un sendero
comenzamos duro ascenso por la Ladera de las Viñas. No os extrañéis compañeros si os resulta la
zona familiar, hicimos este recorrido en descenso en diciembre del pasado año.
Curiosidad: El Río Samburiel o río Navacerrada es afluente del Manzanares y éste del Jarama, que desemboca en el Tajo.
La
subida es dura, donde lo mejor es marcar ritmo constante e ir superando
obstáculos. No podemos
evitar detenernos junto a mirador improvisado en canchal de rocas, con vistas
espléndidas al embalse Santillana, Manzanares, La Pedriza y la cuerda del
Guadarrama, aunque hay compañeros que han preferido realizar el ascenso de un
solo tirón.
Alcanzamos
las antenas después de unos 3 kms de duro trepar y es ahora cuando sabemos que
se han acabado las subidas. Sólo
resta disfrutar de descenso en busca de la Cañada Real Segoviana.
El
regreso ya es conocido y rápido. ¡Ah!, finalizaremos
nuestra ruta cruzando una vez más el río Samburiel.
Particularmente,
una de las rutas que más me gustan, por su variedad de trazado y de paisaje... Y hoy el día nos ha acompañado. Nacho me ha pedido que diga en su nombre que "no se cansa"