Estaba claro que la ruta MTB de
hoy daría inicio desde el Embalse del Pontón, pero el recorrido que finalmente
se ha trazado ha sido fruto de una noche en la que las fiestas de San Rafael
han mantenido en vela a este cronista.
Creo que las variantes elegidas
han sido del agrado de todos y novedosas para algunos. Ya nos contarán.
A la cita de hoy hemos
acudido:
Andrés, Ángel, Ángel Sierra, Ernesto,
Ferluy, Javi “Galo”, Juan Carlos, Luis Ángel, Manolo, Patrick, Toño y Alfonso.
Tal vez las fiestas hayan
disuadido de asistir a algún amig@ pero Toño, aún habiendo dormido muy poco, no
se ha querido perder la ruta. En cada descanso realizado aprovechará para tenderse
en el suelo, cerrar los ojos y quedar en un duerma-vela reparador.
Para combatir el calor en una ruta MTB hay tres cosas que se pueden
hacer, a saber:
Madrugar, buscar recorridos a la sombra y beber mucha agua.
Hoy hacía calor y hemos dado con
la ruta adecuada.
Las Pesquerías datan del año 1768 |
Madrugar
La convocatoria se adelantó en
media hora, pero no hemos sido los únicos. En el aparcamiento ya se
concentraban otros grupos ciclistas.
El grupo relajado y yo siempre
metiendo prisa para iniciar la marcha. Ya habrá tiempo de tomárselo con calma.
El Embalse del Pontón con buen
nivel de agua, aunque puede que se vea distinto en pocas fechas si sigue sin
llover.
Ojo, hoy no nos desviamos por
dura y habitual variante hacia la derecha, la intención es seguir el curso del Río Eresma.
Este trazado no es precisamente
un recorrido para bicicletas e incluso es complicado para paseantes, pero
queremos que los compañeros conozcan la zona.
Buscar la sombra
Estamos siguiendo el sendero que en
el siglo XVIII ya recorriera la corte real española en agradables paseos. Son
las Pesquerías Reales.
Piedras y más piedras que hoy en
día ya son irregulares y ocultan peligrosos huecos y a pesar de ello somos
capaces de recorrer montados muchos tramos, poniendo a prueba las piernas y las
máquinas.
Escalones también de piedra aquí
o allá que obligan a cargar con la bicicleta.
Algunas quejas que interpreto son
de broma, pues las caras de sorpresa ante lo que nos vamos encontrando muestran
otra cosa.
Y llegamos a zona que es más
ciclable. Apenas encontramos algún dominguero madrugador en la zona recreativa de la Boca del Asno.
Desde el inicio senderos bajo los
árboles a cobijo de los rayos del sol y sintiendo el frescor del río.
Galo nos guía un tramo por
recorrido teóricamente más suave ¡qué peligro tiene! y pasamos cerca del Puente de Navalacarreta pero hoy no tenemos que cruzarle y seguimos
adelante sin detener la marcha.
Una explanada nos da ocasión para
agruparnos y tomar algún alimento. Podemos ver a Toño tumbado... no será la última
vez.
Alcanzamos la pista forestal que
debemos seguir sin excusa para llegar a la Fuente
de la Reina. A estas alturas, todavía hay compañeros que no conocen la dura
experiencia que les aguarda, pero otros se encargarán de avisarles para que
retengan fuerzas.
Habrá quien rápidamente se pierda
de vista tras una curva, pero el resto permanecerá a distancia que permita ver
quién va delante y quién detrás.
¿Vamos a la sombra...? – La mayor
parte de estos cuatro kilómetros de recorrido si, pero aquí parece hacer más
calor ¿o es por el duro esfuerzo?
Galo se queda atrás para darnos ánimos y cobertura a Patrick (que prueba su 29” en
cuestones) y a mí. ¡Como se agradece!
Un grupo de ciclistas nos
adelanta y reconoce. No dudan en saludarnos. Si leéis esta crónica... ¡un
saludo amigos! Siempre resulta agradable.
A Toño le vimos partir con los de
cabeza pero debió ser para poder tumbarse nuevamente entre sol y sombra a dar
otra “pestañita” mientras llegábamos el resto.
Beber mucha agua
Ya hemos tenido oportunidad de
repostar en alguna anterior, pero el agua de la generosa Fuente de la Reina no es despreciada por nadie que hasta ella se
acerque.
Y nosotros no íbamos a ser menos.
Agua clara para beber y para refrescarse hasta rebajar la temperatura del cuerpo.
Siete Picos desde Valsaín |
¡Toño, Toño! Levanta que nos
vamos.
El recorrido en ascenso más o
menos suave hasta el Puerto de la
Fuenfría, sembrado de piedras, puede ser agobiante en ocasiones o divertido
si pillas una buena rueda y juntos hacéis el recorrido.
Galo y Juan Carlos me marcan el
ritmo y van pendientes de no perderme a 10-11-12 kms por hora. Se nos unen Luis
Ángel y Andrés. Mantenemos la velocidad sin forzar más que lo necesario para
superar el empedrado con buena inercia.
Foto de Galo |
Última curva y ya tenemos a la
vista el paso del Puerto de la Fuenfría.
Ahora sí forzamos más la marcha, más y más, casi a tope, pero hacemos por
mantenernos agrupados y alcanzamos la meta eufóricos.
Llega el resto de compañeros y descendemos
hasta la Fuente de la Fuenfría que
apenas ofrece un hilo de agua.
Toño haciendo difícil lo fácil |
El sendero muestra variantes para
la Senda de los Cospes, el Camino Schmid, el Collado Ventoso o el Puerto
de Navacerrada, pero el cartel del Carril del Gallo, ha desaparecido. Estuvo
colgado en alguna ocasión.
Iniciamos la marcha. Ferluy y
Toño se lanzan por delante, también Juan, Galo...
Bajamos y bajamos, esquivando
piedras pequeñas, pedrolos grandes, escalones naturales, salvando raíces que
amenazan con lanzarte al suelo. Haciendo zig-zag en tramos peraltados del
camino. Disfrutando de cada metro que recorremos y no soy el único. Escucho
exclamaciones de sorpresa de mis compañeros.
En la zona más complicada alcanzo
a ver la equipación del Club Valtueña
y a los pocos segundos distingo al amigo Juan Ramón que junto con otros
compañeros hacen el recorrido al revés y en este tramo a pié. Buena ocasión
para saludarnos, una gran alegría.
Los compañeros han aprovechado para adelantarme y les encuentro a todos donde debían esperar. ¡Buenos
chicos! En explanada con geniales vistas. Creo que Toño está tumbado.
Recortamos parte del Carril del Gayo y nos lanzamos hacia el Arrastradero de Minguete.
Una vez más doy aviso. ¡Ojo al pronunciado descenso que tenemos por delante! Haced uso de las tijas telescópicas o
bajad el sillín a mano. ¡Mucho cuidado!
Bajamos los sillines y allá
vamos...
El grupo se estira y se estira,
hay que guardar margen de seguridad. Acabamos adelantando a otro grupo que se
lanzó antes.
El terreno está muy seco y la
tierra suelta. Nuevamente piedras y raíces. Se escucha más de un derrapaje,
pero es buena señal no oír ningún grito ahogado.
Una auténtica experiencia, el
Carril y el descenso. Siento alegría al ver que todos llegamos sin percances y
de comprobar que día a día afrontamos retos más duros.
Las Pesquerías nos ofrecen de
nuevo sus senderos para el regreso, que realizamos a buen ritmo. Paramos junto
a la Fuente del Cardo de agua muy
fresca.
La Abuela de los sábados también nos acompañó |
Ahora si nos encontramos con
numerosos “domingueros” que escapan de los calores de la ciudad. Les vemos a
pié por aquí, tomando el sol por allá e incluso bañándose en las zonas en que
cubre un poco más en el río.
¡Cuidado, no se vaya a caer
alguno! El recorrido requiere mucha atención y la vista de más de uno se escapa
hasta las jovencitas que toman el sol.
En la Fuente de la Fuenfría |
Más abajo, el grupo remolonea - ¿qué pasa?
Un fotógrafo con buen equipo toma
fotos a una modelo que, con original traje de baño, realiza poses.
Antes de dejarnos caer por el Arrastradero de Minguete |
Mientras todos miran como si estuvieran presos entre rejas, habrá quien
comente que no le importaría hacerse una foto con la joven...
No me lo pienso, me acerco con la
bicicleta y pido permiso a fotógrafo y modelo para hacerme una foto con ella.
Están trabajando –me dicen- pero acceden. Le paso mi cámara y antes de que haga
el disparo ya se ha colocado también Juan Carlos al otro lado de la chica. Foto
hecha.
Ahora se animan otros a acercarse
y quieren también su foto, pero el fotógrafo levanta la mano y vuelve a decir “estamos
trabajando”.
- A
ciertas edades se pierde la vergüenza –comento. Las risas del grupo y de quienes
acampaban cerca no faltan.
De nuevo en marcha. Se acelera la
pedalada.
En la Fuente del Cardo |
Poco antes de llegar a Valsaín, Galo se va al suelo al
resbalar vadeando el río y se pega un buen golpe. Es joven y pesa poco. Está
dolorido pero se recupera rápido con alguna magulladura.
Fuente del Cardo Foto: Patrick |
Por primera vez escapamos de las
sombras y sentimos que el sol está en todo lo alto calentando de lo lindo. Los senderos polvorientos y
secos nos verán recorrerlos a toda velocidad.
Y ya estamos de vuelta, con
tiempo para cruzar abrazos que dan fe de que lo hemos pasado genial y hemos
disfrutado juntos.