Esta ruta no es ninguna tontería
El
día está fresco, muy fresco a primeras horas de la mañana en Navalagamella. Casi
asusta ver en el termómetro unos dígitos a los que no estamos acostumbrados,
pero se puede aventurar que ganaremos bastantes grados a lo largo de la mañana
y será un día perfecto para una aventura en bicicleta de montaña.
Así
lo hemos pensado quienes acudimos a la cita, abrigados “de otoño” y animados: Andrés,
Ángel, Barri, Enrique, Fer, Juan, Nacho, Pedro, Santi y Alfonso.
¡Qué
alegría enorme volverte a ver y abrazar tras un año entero de por medio, Barri!
Se
nota que sigues en forma y no has abandonado la bici, ¡Anímate
y no nos abandones a nosotros!
También
tiene mérito la voluntad de Pedro, que sigue nuestras aventuras desde que
compartimos ruta en 2019 y hoy se nos une. ¡Bienvenido!
Ya
sabes dónde encontrarnos.
Apenas finalizados los saludos, tenemos por delante el primer repecho de esta ruta, de sobra conocido, por el camino de Navahonda. “Pero
viene bien para ir entrando en calor”, comenta alguno que intenta no torcer el
gesto.
Y de
seguido llega el descenso, muy roto, por el tramo de la Cañada Real Leonesa
Oriental, sí, la misma que discurre en ascensos conocidos hacia el collado
Hornillo en San Rafael.
Casi
5 kms recorridos y regresamos a Navalagamella, como atraídos por goma
elástica que no nos dejara alejarnos demasiado. Esta
vez para coger por vía pecuaria largo sendero divertido en descenso, mojarnos
las ruedas en el arroyo de las Veguillas y seguir descendiendo, ahora por
zona más complicada.
Restos
de antiguos molinos y una parada obligada para tomar fotos en el Puente del
Pasadero, de origen medieval, sobre el cauce del río Perales, uno de
los principales afluentes del río Alberche. De
granito y un solo arco de medio punto, restaurado no hace muchos años.
Me lo
expliquen: ¿Por qué no encontraron en aquellos tiempos
remotos un mejor punto para cruzar el río que, seguramente, bajaría con mayor
crecida? Es un hermoso puente al que se accede por un
camino complicado y del que nos alejamos por un tramo escalonado de piedras de
difícil tránsito.
Toca
cargar con las bicis un tramo. Ni las e-bikes consiguen
evitar que sus propietarios pongamos pie en tierra, pero se disfrutan más en el
rampón que conduce hasta el árbol singular “Enebro de Cerro Alarcón”.
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Noviembre 2023 |
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Diciembre 2022 |
Ya
tenemos a la vista el Embalse de Cerro Alarcón, concebido para fines
recreativos y deportivos, siguiendo la tónica imperante en los años 1960 a
1970, cuando numerosas zonas de la sierra de Guadarrama fueron urbanizadas y
dotadas de pequeños embalses-reclamos de las distintas promotoras
inmobiliarias.
Otros
ejemplos: Molino de la Hoz (Las Rozas), Parquelagos (Galapagar) o Los Ángeles
de San Rafael (El Espinar, Otero de Herreros y Vegas de Matute).
No
hay foto de grupo en este punto, pues varios compañeros han preferido no
detenerse y atacar la dura rampa que encontramos por delante. Después
se suaviza el camino, que se convierte en sendero y nos devuelve a
Navalagamella y la “Posición Calvario”, los primeros bunkers que vamos a
encontrar hoy.
A la
salida de la localidad, el sendero está, no vamos a decir lo contrario, pero es
casi intransitable, con un descenso muy complicado y roto, que no hay más
remedio que recorrer hacia el arroyo del Molino del Hondillo y la senda ecológica.
Para
llegar hasta el Mirador del Hondillo hay que pagar peaje: Superar
largo tramo con bastante desnivel. Pero
las vistas desde allí son espléndidas y el día acompaña.
Tuvimos
oportunidad de ver una jauría de perros en plena labor corriendo ladera arriba
y abajo, así como cazadores apostados en las crestas de las peñas de los cerros
Guadarrama y Valquemado, realizando disparos que resuenan en el valle con
fuerza.
Tanto
de ida como de vuelta recorrimos un buen tramo del camino de Navahonda. De
momento, de ida, pasamos y nos detuvimos junto a la Posición Alamedilla,
en el paraje de La Degollada, conjunto de bunkers, del tipo blockhaus, muy
rehabilitados y merecedores de ser visitados. (Se puede encontrar mucha
documentación al respecto).
Rozamos
la localidad de Fresnedillas de la Oliva, que fue la cuna de mi abuelo
paterno, para ir en busca del camino del Canalizo, con algún repecho corto,
pero de muy agradable entorno, y atravesamos la Dehesa de Arriba de
Navalquejigo.
Dejamos
atrás “la vieja bañera”, que todos recordamos de rutas previas y que nunca
hemos sabido si se encuentra en aquel lugar simplemente abandonada o con la
intención de retener agua para el ganado en épocas de lluvia, pero allí sigue
año tras año.
Ya
hemos superado lo más duro, casi, algún desnivel que puede que se atragante en
algún momento, pero, en general, la marcha se acelera y más cuando otro grupo
de ciclistas nos alcanza, cruzamos gritos de ánimo y casi formamos piña en la
marcha.
El
Cordel del Vadén de Las Pilillas a todo tren y ¡ojo!, no os paséis de largo,
Barry y Fer…, que ruedan entusiasmados y disfrutando. Hay
que coger desvío a la izquierda hacia zona de dehesas y prados.
Último
esfuerzo para tomar altura hasta el cerro que nos abre las puertas a un descenso
rápido hasta los coches.
Caras
de contento y abrazos merecidos.
“Esta
ruta no es ninguna tontería” – Así es, amigo Nacho, que razón tienes.