Hay dos tipos de personas en
el mundo que te van a decir que no puedes hacer lo que haces: Los que tienen
miedo de intentarlo y los que tienen miedo de que lo consigas
En
busca de un inédito punto de encuentro hoy nos hemos desplazado a
tierras de Valdemorillo: Andrés, Enrique, Fer, Juan,
Luis Ángel, Patrick, Rafa, Santi y Alfonso. Al encontrarnos aviso
a mis compañeros: “Hoy no nos podemos permitir
el relajo de la semana pasada”... alguno sonríe.
Las
primeras pedaladas, suaves y sin apenas desnivel, discurren por la Colada de
Fuentevieja, que nos resulta familiar de cuando hacemos ruta con el embalse de
Valmayor como referencia, pero se nos hace extraño no encontrar la senda húmeda
como en otras ocasiones.
Cruzamos
la Cañada Real Leonesa y la marcha se va animando al tomar la Colada del Camino
de la Crucijada, que siempre resulta muy divertida y nos conduce hasta La
Estación y Pajares, en Zarzalejo.
Curiosidad:
Zarzalejo fue el primer emplazamiento escogido por Felipe II para construir el
Monasterio, dada la cercanía a las canteras de piedra de las laderas de las
Machotas.
El
camino de los Ermitaños, al pie de la Machota Baja (1404 m), para
adentrarnos en el castañar de La Herrería y acercarnos a la Ermita de
la Virgen de Gracia, por donde volveremos a repetir un tramo a nuestro
regreso. Parece que no gusta madrugar a quienes más
tarde ocuparán cada rincón del aparcamiento junto a la M-505.
Ascenso
tranquilo, casi de paseo, y al llegar a cruce con el paseo de Carlos III no podemos reprimir
hacernos una nueva foto con la huerta, el estanque y el Monasterio de El
Escorial a nuestra espalda.
Ascendemos
junto a la pantalla del Embalse del Romeral y el Euroforum Felipe II por
el camino de Peguerinos y la Horizontal y en lugar de seguir pista que nos
hubieran llevado al pie de las zetas, Enrique nos guía por un par de calles
prohibidas al tráfico para realizar, ahora en ascenso entre piornos, tramo que antes conocimos en descenso y finalmente acabar en el mismo punto.
Un
par de minutos para recuperar respiración y seguimos… ahora por encima del
embalse del Romeral y tras cruzar el arroyo del mismo nombre acortar por
repecho hacia la pista de Peguerinos a El Escorial y abandonarla poco después tomando el
GR10…
Teníamos
una convocatoria, una propuesta y un track fijado, pero algo fluye sin control
en la mente de Enrique que le impulsa a convertir lo difícil en muy difícil y
lo muy difícil en casi imposible. Él,
que marcha en cabeza, mira y remira el GPS y, al parecer, la pista discurre
apenas 250 metros por encima de nosotros… nada, pues a trepar (del latín:
trepa, trepare..., me cago en tus muelas)
Ofrezco
mi e-bike a los compañeros y nadie quiere cogerla. A
Rafa y a mí nos tocará ¿sufrir?, no, penar, para empujar las máquinas por
cuestón roto, con raices, escalones y pedrolos donde hasta los musculares sufren su calvario. No hay fotos ni fuerza para hacerlas en esos momentos.
Ji,
ji, ja, ja “marmotada” (nosotros nos entendemos), con todas las de la ley, sin que el aprendiz de Indiana
Jones haya sufrido el merecido escarmiento y que, tras esperarnos a todos junto a la fuente de la Concha, a modo de disculpa se
mantendrá con el grupo durante 2 ó 3 kms aguantando las bromas . En fin.
El
Arboreto de Ceballos nos ve pasar hacia el Puerto de Malagón (1590 m),
considerado puerto de primera categoría y las ruinas de antiguo pozo de nieve. Dejaremos
la visita a la Cruz de Abantos (1753 m) para nueva ocasión, tal vez de
camino hacia el Refugio de La Naranjera.
¿He
comentado que el día ha estado espléndido? Pues
eso, claro como pocas veces, permitiendo disfrutar de las vistas a muy larga
distancia.
Avanzamos
por el camino de la Cancha o camino del Pinar hasta el punto más alto de
nuestra ruta, con el embalse del Tobar abajo a nuestra derecha. Ascenso
controlado y descenso muy rápido, pero con precaución en las curvas por lo muy
seco de la pista.
Tras reagrupar
junto a la M-535 nos desviamos por la izquierda, por sendero que atraviesa
fincas particulares y en el que no puedes perder un solo segundo la atención si
no quieres acabar cayendo ladera abajo. Tras
poco más de 2 kms, bien disfrutados, nos acercamos al puerto de la Cruz
Verde (1251 m), donde veremos, como es habitual, gran número de motoristas
y hoy coches de exhibición.
En
este punto, nos olvidamos de los trazados conocidos y cogemos variante con un
primer repecho muy duro que nos sitúa en el Camino del Ortigal o de Los
Indios. Disfrutando de nuevo de formidables vistas en día tan
claro.
Procurando seguir el trazado y evitar el extravío, con un ojo en el apenas perceptible sendero y otro en el paisaje. Son casi 5
kms por la cresta del monte, para disfrutar de todo lo que nos rodea y regresar,
después de descenso muy pronunciado, a La Herrería, al Castañar y junto a la
ermita de la Virgen de Gracia.
Ojo,
junto al inicio del descenso que teníamos previsto aparece cartel (aparentemente
reciente) con prohibición para bicicletas. Avanzaremos
hasta coger nuevo descenso conocido antes de llegar a la Cueva del Oso,
en donde no aparecen prohibiciones.
Alguno
se percata de que Andrés lleva la mochila abierta y parece que se ha dejado olvidada
una chaqueta en la última parada. Fer y Patrick volverán atrás para regresar con
la prenda de marras. Tiempo de espera que casi se
agradece pero nos demora. Antes, ya ha habido rotura de cadena y alguna
avería más.
De
nuevo por caminos conocidos para cruzar las vías del tren y más abajo el puente
romano que nos sitúan en la M-505, por donde recorreremos un tramo antes de
desviarnos después de la rotonda por el divertido camino de Peralejo a El
Escorial que llaman "El Santo". Cruce de la M-533 para tomar la Cañada Real
Leonesa… sí, la misma que pasa por el Collado Hornillo en San Rafael.
Y volvemos a la colada de Fuentevieja que nos retorna al punto de inicio tras una
formidable ruta.
¡Ah!, las fotos no hacen
justicia en esta ocasión. La complejidad de buena parte del recorrido no animaba
a detenerse demasiado.