Con
cada pedalada, AlfonsoyAmigos avanza
y pule su manera de entender cómo disfrutar de la bicicleta como grupo.
Las
rutas se alargan, los perfiles ganan porcentaje, los caminos se tornan apenas sendas,
la trialera puntual y extraordinaria se convierte en cotidiana y más y más
complicada, la marcha se acelera y los habituales puntos de avituallamiento y
de reencuentro apenas se ven ahora por el reojillo del ojo sin detenernos.
Eso
sí, no habrá ruta de AlfonsoyAmigos
que no finalice con amplio reportaje fotográfico, aunque la mayoría de las
instantáneas se logren en movimiento y las de grupo se consigan de forma
precipitada mientras se percibe en el ambiente un run-run que se traduce como
un “date prisa en hacer la foto que nos vamos”
Pura
EVOLUCIÓN.
Y ahí
estamos, evolucionando, cuando echamos la vista atrás y recuperamos para hoy,
curiosidades de la vida, un trazado “clásico” de auténtico rodar y rodar que a todos divertía en agosto de 2013. Dejamos a un lado las trialeras y fuertes
desniveles pues ahora toca hacer kilómetros y cuantos más
mejor, según parece.
No,
no llevamos cargado el track, pero los que hoy acudimos a la cita conocemos de
sobra lo que nos vamos a encontrar: Andrés,
Ángel, Enrique, Fer, Juan, Luis Ángel, Pawel, Rafa, Santi y Alfonso.
Vehículos
aparcados en la Plaza Coyote,
máquinas a punto y ciclistas que, habiendo cruzado con gusto sesión de abrazos
y saludos, iniciamos marcha por el paseo de San Juan hacia Gudillos, siguiendo cauce del río que se deja oír con fuerza.
Envueltos
en una densa niebla nos adentramos en los húmedos pinares hacia el pilón, la Fuente del Aserradero, para coger el
camino del Agua en busca del Alto del
León, por conocido recorrido por detrás de la antigua Casa Hilario. Curioso
que todavía figure en algunos mapas como Alto de los Leones.
Abandonamos
Segovia y saltamos a Madrid para enseguida coger el Camino de Los Lomitos (PR-M30), con su recorrido engañoso de
toboganes (más duros si es de regreso)
hasta el arroyo y la Fuente de La Peñota,
en la ladera de la montaña del mismo nombre, con su pico a 1945 m. Ni
conseguimos ver el alto de La Peñota ni el Embalse
de los Irrios (Presa del Bocado),
la niebla nos impide disfrutar de cualquier vista.
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| Foto: Enrique |
Desde
este punto, por el camino de La Solana,
descenso rápido como siempre hacia las vías del tren, con precaución en las
curvas cerradas y en las zonas rotas por las fuertes lluvias pasadas.
A
subir toca, por un tramo de duro desnivel que recordábamos bastante pedregoso y
ahora encontramos con firme allanado, para tomar pista por el Camino de los Campamentos, de recuerdos
siempre nostálgicos para algunos y el Camino Viejo de Segovia.
Nos
detenemos por reagrupar y acaso por beber del agua muy fresca que siempre
ofrece la Fuente de La Piñuela y que
toma de la ladera del Infierno. En el mismo borde del pilón, muy cerca del
agua, descubrimos un par de apretadas filas de marciales procesionarias, que
tal vez deberían estar ya buscando acomodo bajo tierra.
Poco
más adelante, el grupo marcha estirado recorriendo senda conocida pero llega
aviso por walkie: AVERÍA. Ángel
ha roto la patilla. Afortunadamente y por experiencia, lleva repuesto.
Superamos
la Casa Forestal de las Dehesas y regresamos a coger la Colada y el Cordel de
la Fuenfría que ya no vamos a perder hasta llegar al Mirador de los Poetas, el de Vicente
Aleixandre (inaugurado a su muerte en
1984) y un poco más abajo el de Luis
Rosales.
Desde
estos miradores “deberíamos haber podido observar” el murallón de Siete Picos,
el Collado de Marichiva, La Peñota, Montón de Trigo, Los Molinos, Guadarrama,
Cercedilla… y seguro que alguna foto hubiera sido imprescindible, pero hoy,
nada de nada, la niebla impide distinguir cosa alguna más allá de 80 ó 100
metros. Hace
frío al detenernos.
Enlazamos
con el GR10 o Camino de la República dejando atrás a nuestra derecha la Puerta de la Fuenfría.
La Fuente de Antón Velasco nos invita a
trepar por sus escaleras, pero será en otra ocasión. Seguimos hasta el Mirador de la Calva o de la
Reina, que también se conoce como del Lanchazo, con formidables vistas desde sus muros que
volvemos a perdernos. Tampoco
nos detenemos.
Un
apretón y ya estamos en el Puerto de la
Fuenfría (1792 m). De
frente, acceso a decenas de rutas ya culminadas y a otras que están por llegar,
pero hoy ni siquiera detenemos aquí nuestra marcha; ya volveremos cuando las
temperaturas sean más propicias.
Unos
toboganes que se superan sin problema por la Vereda del Infante y una Fuente
del Infante que posa para nuestra foto, antes de seguir hacia el Collado de Marichiva (1753 m), donde
reagrupamos.
Sabiendo
que no podemos disfrutar de las vistas y con las temperaturas tan bajas, la
mejor opción es dejar para otras rutas la visita al Collado del Rey (y al pino
solitario) y descender hacia la Garganta
del Río Moros. Los últimos 16 kms hasta el punto de partida
se recorren dejando que las piernas sean las protagonistas.
Nos
hubiera gustado tener mejor temperatura, mejores vistas, recorrido más largo y
sin averías, pero ¿cuándo nos hemos quejado ante la adversidad?
¡¡Feliz
Semana Santa para tod@s!!
Nota: La niebla ha recortado el reportaje fotográfico. La tecnología ha permitido ver algo más que fotos borrosas.
