Pendientes e ilusionados de cara al fin
de semana y se presenta la noche del viernes con tormentazo de lluvia, preludio
de la llegada de una nueva borrasca, ¡manda narices!
AlfonsoyAmigos vertiente madrileña
Lluvias y ambiente
invernal barriendo la península… vamos, lo que corresponde en estas
fechas, pero madrugamos, cargamos la bici en los coches y partimos al punto de
encuentro confiando en que podremos aprovechar la “calma chicha” del ojo del
huracán.
AlfonsoyAmigos
sigue
como pulpo troceado, con los añorados amigos segovianos por latitudes que
echamos mucho de menos y por estos lares, compañeros que aún siguen confinados
en sus “zonas básicas de salud” castigados como niños rebeldes, pero a los que
mandamos ánimo y fuerte abrazo.
Uno de los
aparcamientos de La Herrería, junto
al Arroyo del Batán, ve llegar a grupo reducido de animosos ciclópatas incurables:
Ángel, Enrique, Eva, Juan, Miguel Ángel, Patrick, Rafa
y Alfonso… y la emoción es mayor al ver llegar de nuevo a Luis
Ángel, que afortunadamente ha salido victorioso de su cuarentena.
Se deja notar la baja
temperatura y nos abrigamos, Confiamos en que las recientes
lluvias no embarren nuestras intenciones y con esa ilusión damos las primeras
pedaladas adentrándonos en el Bosque de La Herrería donde, a hora temprana, aún
no encontramos apenas viandantes.
Con ascenso suave
que ayuda a ir entrando en calor, buscamos las columnas que marcan la
entrada-salida de La Herrería por su cara norte. El Paseo de Carlos
III nos dirige al mirador ya conocido desde años atrás, el que nos permite
tener estupendas vistas del Real
Monasterio (entre 1563 y 1584), el Jardín, las Huertas y el Estanque… además de un
precioso cisne.
Avanzamos por
recorrido que nos aleja del centro urbano y nos acerca hacia el Embalse del
Romeral, que sorprende encontrar tan bajo de nivel. Los GPSs nos juegan alguna
jugarreta, pero volvemos al redil para hacer una breve parada antes de afrontar
el duro ascenso por las 16 zetas (que
conste que yo no las he contado). Desde aquí, sabemos que nos restan 3 kms para alcanzar el collado.
La última vez disfrutamos
de lo lindo con estas zetas en descenso a pesar de cubrir la nieve el
recorrido, pero hoy se nos atraviesa a tramos el ascenso, ya que las numerosas
raíces que encontramos están muy peladas, húmedas y resbaladizas.
Siempre se celebra
llegar al puerto de Malagón o puerto de San Juan de Malagón… punto de encuentro, parada y sigue hacia otros destinos. Hoy giramos a la izquierda para coger el Camino de la Cancha o Camino
del Pinar, dejando para otra ocasión una nueva visita al embalse del Tobar.
Estupendas vistas
desde el Cerro del Ortigal donde las grandes peñas nos ponen a refugio del
viento frío que corre por esta zona a pesar de estar el día soleado. Aprovechamos para otro pequeño refrigerio antes de iniciar rápido
descenso hacia la localidad de Robledondo. Más de uno nos
acordamos de lo duro que resultó este tramo en ascenso en otras ocasiones.
Hay que abandonar
la carretera por la izquierda y coger trazado que desde el principio ya tememos
encontrar muy embarrado por la zona de La Ventolera y que nos recibe con gran
cantidad de pedrolos que se superan con habilidad.
Llegamos al Puerto de la Paradilla y aquí, parte
del Grupo equivoca el recorrido. Enrique y Juan
siguen por sendero trialero y el resto acabaremos llegando al Puerto de la Cruz Verde por tramo de
carretera. Impresionante la cantidad de motos que
encontramos allí aparcadas, seguramente por alguna concentración fechada.
Avanzamos ya
juntos y cogemos desvío por la derecha hacia la Umbría de Matarrubia (que no sé qué culpa tendrá la pobre)
para realizar casi 5 kms de frenético descenso por el Camino de El Escorial,
algo acondicionado de cómo se encontraba hace algún tiempo pero no exento de
peligro por la piedra suelta, desnivel que acelera la marcha y regueros
profundos por el agua.
Tan rápido vamos
que casi seguimos marcha hacia Robledo de Chavela y la ermita de Navahonda. ¡Soo, caballos! Que hay que girar a la izquierda
hacia el Túnel de la Cañada, que casi todos recordamos en duro sentido inverso.
Por camino rural
hasta cruzar las vías del tren en La Estación de Zarzalejo y coger recorrido
habitual por el Camino de los Ermitaños, dejando a nuestra izquierda las
graníticas Machotas y a nuestra derecha, poco más adelante, la fría Silla de Felipe II.
Ya estamos en el
tramo final de nuestra ruta y parece como si los seguidores de AlfonsoyAmigos,
al enterarse de que El Escorial no se encontraba confinado, hubieran
aprovechado a realizar también escapada a la zona… y verdaderamente
se nota. Las pistas y las trialeras están
conquistadas por andarines que quieren disfrutar también del día.
La Cruz de los Romeros nos ve llegar y nos
encontramos con los aparcamientos abarrotados como no recordábamos. De los que si nos acordamos es de nuestros amigos segovianos y de los
madrileños que siguen confinados. Fuerte abrazo para
todos ellos.
Una nueva
fenomenal ruta, sin incidentes, dura y disfrutona, con frío a ratos y con sol,
con mucha agua pero no lluvia, no larga pero tampoco corta y de los compañeros
nada que no sepamos ya, salvo la alegría por el regreso de un Luis Ángel cuya breve ausencia le ha dado más ánimos y fuerza que nunca. ¡Bravo!
Hasta muy pronto.