La vertiente Madrileña
La convocatoria es a las 9:00 en El Berrueco. Voy ilusionado de encontrarme de nuevo
con el Grupo pues ya ha pasado un tiempo desde que rodé con algunos de ellos
por El Pardo. Sé
que faltarán los ‘segovianos’ pero estoy seguro de que también disfrutarán del
otro lado de la sierra.
Crónica: Ernesto
Para mi sorpresa acude un grupo más
grande del que esperaba y me encuentro que acudimos Ángel, Enrique, Eva, Jesús,
Juan, Luis Ángel, Miguel Ángel, Nacho, Patrick, Rafa y Ernesto.
A
algunos llevo mucho tiempo sin verlos por lo que disfruto todavía más de la
ocasión. Tras
los saludos de rigor y echando de menos los abrazos, que deben aplazarse para
tiempos mejores pero que llegarán pronto, se emprende la marcha.
La primera impresión es la vista del Embalse del Atazar, que con la luz de
la mañana y entre algunas brumas tiene unas vistas magníficas que disfrutamos. Parece el lago Ness dicen algunos. Tras alguna foto de rigor reanudamos la
marcha.
Voy detrás de Patrick y de pronto oigo
un crujido en su rueda trasera que no augura nada bueno. Paramos de inmediato los que estábamos
con él y vemos enseguida que reparar los daños va a llevar un buen rato si es
que se puede. El
desviador trasero está en mal estado y la cadena parece que no se puede sacar
de detrás de los piñones sin desmontar la piñonera.
Luis Ángel consigue enderezar el
desviador y Rafa, que ha regresado junto a nosotros con los demás, se las
arregla con fuerza y maña para separar la cadena de la rueda. Recomponemos la máquina de Patrick pero
está claro que ese cambio no está para cumplir su función. Patrick decide regresar al coche pues
estamos todavía al inicio de la ruta y Eva se queda para acompañarle. Nos despedimos con pena de los
compañeros y reiniciamos la marcha.`
Ya sin mayores incidentes rodamos unos
kms junto al Atazar para pronto abandonarlo y emprender la subida hasta Cinco
Villas, donde ya llevamos 16km y decidimos hacer una parada para comer algo
pues la mañana se ha echado encima.
Reemprendemos la marcha tras el ágape por
un repecho duro, a la izquierda del cerro de Cinco Villas, que nos lleva hasta
el Chaparral. Desde
aquí ya es todo bajada hasta Buitrago
del Lozoya. Enrique
propone, con buen criterio, no visitar el conjunto histórico de la población
pues se ve a bastantes visitantes por la zona y nosotros somos un grupo
numeroso. Me
quedo con las ganas, pues no lo conozco, pero comprendo que es lo mejor.
A partir de Buitrago, tras un pinar me
equivoco al buscar la senda del track y haré que algunos compañeros tengan que
saltar una valla para llegar al camino correcto. ¡¡Mil perdones!!! A partir de aquí rodaremos junto al Embalse de Puentes Viejas que nos
ofrece, para mi gusto, las mejores vistas del día. En algún momento se verán del otro lado
del Embalse las gigantescas antenas de la Estación de Comunicaciones por
Satélite.
La senda nos llevará a ir abandonando
poco a poco las vistas del Embalse, cruzando la M-135, el pueblo de Manjirón y
llegando de nuevo al Atazar. Esta
senda es de lo más divertido del día, es parte del Genaro y se trata de un
‘single track’ con mucho ‘flow’. El camino es divertido, sin gente, y
pica un poco hacia abajo.
Se aprecia la técnica y destreza del Grupo
por la rapidez con que se sortean los obstáculos. Los últimos 8-9km nos llevarán por
encima de una tubería ya junto al Atazar de vuelta a El Berrueco donde nos
esperan los coches.
La felicidad al final no es completa
pues lamento la avería que nos privó de la compañía de Patrick y Eva pero
quedan muchas ocasiones para compartir ruta con ellos. Regreso en el coche con un magnífico
regusto de lo bien que lo he pasado, primero con la compañía de un magnífico
grupo (y eso que solo estamos al 50%)
y segundo por la estupenda mañana de bici que hemos pasado.
En total me han salido 47km con casi
700m de desnivel, en ocasiones rodando muy rápido y unos magníficos paisajes. Por la tarde veo sorprendido que se
califica la ruta de fácil y de ‘estirapiernas’. Saco la conclusión de que el nivel del Grupo
es muy alto, cada vez más alto. No hay más que verles rodar por la
senda del Genaro…