Sin un perro que llevarme a la calle

El coronavirus y la orden de confinamiento me han cogido sin un perro que llevarme… a la calle

No sé si es que antes no me había fijado o si es que en el barrio hay censados más perros de los que yo pensaba

A través de la literatura clásica y de autores como Quevedo, Calderón y otros que así lo reflejaron en sus novelas, aprendí que en una España que en los siglos XVI y XVII vivía de rentas y despreciaba el trabajo manual medraron pícaros y delincuentes.

En mis años de vida, que ya no son pocos, he tenido tiempo de constatar que la picaresca sigue viva y no siempre bien empleada.

No, tranquilos, no voy a hablar de política o de políticos y de aquellos a los que no les interesa debatir sobre la verdad o la falsedad, la justicia o la injusticia, salvo para conseguir su propia supervivencia.

Me refiero a aquellos “pícaros”, por no llamarles de otra forma, que en el día a día y en las cosas más cotidianas son capaces de sentirse "los más listos del barrio", dar la vuelta a las normas, a los consejos y a las prohibiciones para encontrar el resquicio que les favorezca como si no fuera con ellos.

El día que nos acerquemos a lo más parecido a la “normalidad” y podamos no solo salir a las calles sino además poder marchar de vacaciones, no me gustaría encontrarme con las perreras y refugios solicitando ayuda por encontrarse desbordadas y sin medios para poder atender a tanto perro abandonado. 

Miedo me da que se levanten algunas restricciones con los menores de edad y la picaresca mal entendida vuelva a surgir.  Buff 

Echemos la vista atrás a otros meses de Abril

La Fuenfría, Peguerinos y Casa de la Cueva en 2014, ruta demoledora por Valdemorillo en 2017 y el Valle del Jerte en 2018. 

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Un domingo cualquiera con AlfonsoyAmigos

Hace un par de semanas me hablaron de un grupo que monta en bici todos los fines de semana por toda la sierra de Segovia y de Madrid. Se llama AlfonsoyAmigos

Reportaje: Luis Ángel Domínguez-Sol  

A través de su blog me puse en contacto con ellos y decidí aventurarme a hacer alguna ruta a la que pudiera acudir. Inmediatamente me di cuenta de que el blog de AlfonsoyAmigos es ese lugar que existe como nexo de unión de este fantástico grupo para estar al día en relación con el grupo y todas sus aventuras.

Este fin de semana he completado mi primera excursión con el grupo, y quiero compartir lo que sentí en ese momento:

Decido acudir a esa ruta; es viernes y veo en la convocatoria del blog dónde va a ser la salida de este fin de semana. 

Todo perfectamente detallado y planificado, con una historia introductoria interesante, lugar de encuentro y hora, además del track de la ruta. Esta será mi primera ruta y estoy expectante como un niño por conocer ese grupo del que había leído sus excursiones y crónicas.

El sábado por la tarde me aseguraré de tener la bici en perfecto estado, así como preparar mi equipación y mochila para poder disfrutar de una mañana de bici y naturaleza al máximo. Parece que el tiempo, la temperatura y el lugar es lo de menos. Hay una regla no escrita en AlfonsoyAmigos: se sale siempre, se sale todos los domingos.

Puede que el madrugón del domingo sea importante y el desplazamiento en coche largo pero a la postre merecerá la pena. Estoy nervioso, voy a encontrarme con un nuevo grupo. Así mi desplazamiento hasta el punto de encuentro es una mezcla de nervios, ilusión y alegría por ver a todos ellos para hacer una de las cosas que más me gustan y a ellos también: montar en bici, disfrutar de la montaña y la amistad.

Mi experiencia ha sido muy positiva. Me acerqué ese primer día y mis sensaciones desde el inicio no pudieron ser más gratificantes. Sabía el lugar de encuentro a través del blog y nada más llegar conocí a Alfonso, primero en llegar, que me presentó a los que ese día acudían. Caras amables, sonrientes y todos dándome la bienvenida con una magnífica acogida. Veo algunos coches de los que han llegado más temprano, preparando las bicis, terminándose de ataviar con su equipación, teniendo todo listo para el inicio de la ruta.

Me llamaría la atención que cuando se encuentran, hay una gran ambiente de alegría con abrazos y risas que desvelan las ganas de pasar un domingo especial. Y así de todos con todos. ¿Podría encontrar grupos como este? Igual, tal vez, mejor seguro que no.

Todos parecían llevar mucho tiempo en AlfonsoyAmigos, ya que además de tener las bicis en perfecto estado e ir muy bien equipados, la confianza y relación de entre todos los integrantes parecía revelar que llevaban muchos años saliendo juntos. 

Después me comentarían que no, no todos llevaban el mismo, algunos más otros menos tiempo, pero el ambiente y la relación de todos ellos era como si se conociesen de toda la vida. Un precioso detalle del ambiente el que en ese grupo se respira. Muy pronto me di cuenta de que yo quería pertenecer a AlfonsoyAmigos.

La ruta se inicia, hay una comunión entre todos magnifica, somos ocho, doce, catorce, no lo sé, tal vez más. Da igual donde vayas rodando en el grupo, adelante, atrás, en medio, vayas donde vayas cada uno de ellos me hace sentir como uno más, como si llevara toda la vida montando con ellos. El ambiente en ruta es sensacional. 

No salgo de mi asombro cuando veo la preparación y el despliegue del grupo, GPS, walkies e incluso cámaras para grabar la ruta, todo ello para disfrutar de una mañana perfecta de ruta. Nada se deja a la improvisación, es una manera de montar en bici diferente a lo que he vivido y a lo que me imaginaba.

Durante la salida, darán iguales las vicisitudes que se den en el recorrido, averías, pinchazos, o que alguno se pierda. Cualquier incidencia es atendida por el conjunto de amigos. Incluso si alguno un día está peor de forma por el motivo que sea, el grupo siempre permanecerá unido y nadie se quedará atrás. La ayuda de unos con otros es constante y perfecta. El seguimiento de los track a través de los GPS hace que en cada minuto del recorrido el grupo se encuentre conectado, unido. Tienen otra regla no escrita pero básica: el grupo empieza junto, el grupo acaba junto.

Fotos, risas, anécdotas, chistes, todo se sucede de manera natural poniendo de manifiesto el gran ambiente y alegría del grupo. Los paisajes, los caminos, y toda la naturaleza que rodea a la ruta son impresionantes, difícil de imaginar si no se hacen rutas de este estilo y por estos lugares. Sigo entusiasmado

Puede existir un cierto nivel competitivo, pero al final te das cuenta de que esa competición es contigo mismo: AlfonsoyAmigos siempre se alegra de las conquistas y hazañas de todos y cada uno. Estoy seguro que si fuera de otra manera este grupo no duraría como tal. Por encima de todo está la amistad y el compañerismo y la alegría por compartir logros individuales, logros colectivos, logros de todos.

Y al final de ruta, aparece una de las partes más emocionante del día: la alegría de haber finalizado la excursión y un fuerte abrazo sentido con cada uno de los que hemos completado la ruta con una celebración como si de algo especial se tratara. Y en efecto es algo especial, se ha completado una nueva ruta de AlfonsoyAmigos. 

Un rato más para compartir unas cervezas bien merecidas contando anécdotas de la ruta, también de pasadas y futuras salidas, comentando un montón de proyectos a medio largo plazo que van saliendo a colación fruto de la ilusión constante de todos mis nuevos amigos.

Ha llegado el momento de recoger todo para emprender mi camino de vuelta a casa con esa sensación de satisfacción de haber hecho deporte, de haber disfrutado de la montaña y de haber estado en compañía de un grupo de amigos que no podía imaginar hace muy pocas fechas. Y vuelvo con esa sonrisa en la cara que desvela todos esos sentimientos que he tenido en el día ya sabiendo que volveré seguro, ya soy uno más.

Podré decir que a mi esta ya no me la cuentan y al llegar a casa pienso... ¿Nos gusta la bici?

Tras esta nueva experiencia, y que repetiré sin duda, la semana se encara mucho mejor, con más alegría con más energía. Pero espera, ¡¡todavía queda algo más!!

   

Cuando ya creo que todo el fin de semana está vencido y que no puede haber nada más, el lunes a media tarde recibo en mi móvil el link para leer en el blog la crónica de la ruta, donde con todo detalle puedo revivir la ruta con fotos, vídeos, anécdotas y aventuras del domingo en esa singular ruta. Tras leerla y releerla solo me viene a la cabeza una cosa: He encontrado lo que quería, he encontrado el grupo que quería, he encontrado a AlfonsoyAmigos.

Cuando termino de leer la crónica solo pienso en que llegue el próximo domingo para volver a montar con mi grupo favorito, y me tranquiliza saber que no tardará mucho en llegar la próxima ruta ya que el domingo que viene esta... cada vez más cerca.

Y ahora, ¿cómo nos comunicamos?

Ahora más que nunca, la comunicación verbal ha dado paso a la era  WhatsApp, a las frases cortas y a las palabras semi amputadas

Y como respuesta breve proliferan los emoticones, los emojis (ahora me entero de que hay 3.304), las caritas y los stickers. A todos ellos y como si de un DNI se tratara, les corresponden significados únicos e intransferibles. 

Creo que ya se imparten masters en alguna universidad para aprender a mantenerte al día y te dan opción a suscribirte a continuas actualizaciones con las novedades. 

¡Qué tiempos! Con lo fácil que era añadir en tu comentario, a modo de despedida o de saludo, esa carita sonriente que ya fue todo un éxito cuando sustituyó al juego complicado de signos, puntos, comas y  paréntesis que, eso sí de medio lado, te guiñaban el ojo.

:-)    :-(    ;-)

La carita sonriente murió de tristeza, sintiéndose olvidada el día que apareció aquella que lanzaba un beso. Pero no tardó en nacer su prima hermana, mucho más cariñosa, que al beso añadió un rojo corazoncito. Recordemos que al principio no nos atrevimos a utilizarlo por miedo a malas interpretaciones.

Últimamente y antes de que la vida se volviera turbulenta, los besos tal vez habían perdido su significado o quizá fuera que todos nos volvimos más cariñosos que nunca. Tanto es así, que tenías que transmitir tres, cuatro o más caras con besito para que tu interlocutor interpretara que el mensaje contenía más cariño del normal o incluso una intención especial.

Las caritas nacen, crecen y se reproducen adaptándose a los tiempos que corren y así, que levante la mano aquel que no haya emitido o recibido en estos días una carita con mascarilla.

Miles de caritas y emoticones, pero uno por encima de todos que seguramente tardaremos en olvidar, aquel que ahora nos representa a todos. El que refleja como ninguno nuestra solidaridad, nuestro compromiso, nuestro agradecimiento, nuestra alegría y nuestro dolor.

Nunca un emoticón tan sencillo representó tanto para tantos. Consigamos entre todos que no pierda su valor.

¡¡Fuerte aplauso!

La Semana Santa de 2020 se nos ha escapado de las manos con más penas que gloria y así la recordaremos, pero no ocurría lo mismo en la Semana Santa de 2017

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