Quizás nuestras rutas sean duras, pero todavía no han logrado quitarnos la sonrisa
Es habitual que este Grupo cabalgue entre Madrid y
Segovia, (cuando no hace escapadas a
otras provincias), cumpliendo aquella frase que se me grabó de película de
la que no recuerdo el nombre: “Iré donde
me lleve mi caballo”.
Frase
que a la sazón nosotros hemos convertido en un “Iré donde se me proponga”, dando por bueno cualquier destino,
cualquier ruta, que nos permita pedalear juntos.
Cuando la primavera ya casi llama a la puerta… este marzo mayea y nos permite aventurarnos sin riesgo a buscar “rutas de altura”, o de “media altura”, sabiendo que la nieve no será un obstáculo para que disfrutemos.
En este pensamiento parece que coincidimos los que hemos acudido a la cita:
Cuando la primavera ya casi llama a la puerta… este marzo mayea y nos permite aventurarnos sin riesgo a buscar “rutas de altura”, o de “media altura”, sabiendo que la nieve no será un obstáculo para que disfrutemos.
En este pensamiento parece que coincidimos los que hemos acudido a la cita:
Alberto,
Andrés, Ángel, Enrique, Eva, Fer, Galo, Jesús, Juan Carlos, Juan Patricio, Luis
Ángel, Nacho, Patrick, Pawel, Rafa, Santi y Alfonso.
Se diría que hay fiesta en Revenga, a juzgar por lo completo que estaba el aparcamiento desde primeras horas
La pequeña localidad de Revenga ve un inusual movimiento en las cercanías de su calle principal, el originado por quienes se preparan con celeridad para la marcha y al habitual cruce de abrazos unen las felicitaciones a Juan Patricio, que cumple años pero no se ha querido perder la ruta.
Algunos de los allí presentes ya coincidíamos realizando esta ruta muchos años atrás, eso sí, sin las "guindas de adorno" que han ido endulzando cada nuevo intento y que no nos ha importado anotar en nuestra agenda una o dos veces al año.
Arrancamos con la Mujer Muerta a nuestras espaldas y, a pesar de avanzar por terreno conocido, me encanta ver de nuevo esta y otras rutas a través de los ojos de los compañeros que se han incorporado más tarde al Grupo y las descubren por primera vez con sorpresa.
Por un momento, se me amontonan recuerdos en la cabeza: Aquella compañera que tras los primeros cientos de metros tuvo que abandonar por el frío que sentía… El compañero que alcanzó a llegar hasta la Cruz de la Gallega y tuvo que desistir porque las piernas le flaqueaban… Más reciente, cuando un mecánico montó mal los pedales de una bicicleta y resultó imposible dar una sola pedalada…
Tantos recuerdos que la cabeza parece querer explotar y es mejor centrarse en el camino para no cometer errores, tal vez como el de Santi que en zona sin peligro acaba por los suelos llevándose un buen golpe en la rodilla.
Bajadas
y subidas que fluyen una tras otra olvidando la teoría de que el camino más corto es siempre
la línea recta, pero veo a los compañeros con ánimo en un día que se aventura
será muy agradable.
El grupo se estira al pasar junto a las ruinas de las Casas de Esquileo de Santillana, pero nos agruparemos en puerta metálica que indica “Fuenfría” antes de emprender ascenso por la garganta hacia la Cruz de la Gallega. En la Fuente de San Pedro se detienen Galo, Juan Carlos y Jesús.
El grupo se estira al pasar junto a las ruinas de las Casas de Esquileo de Santillana, pero nos agruparemos en puerta metálica que indica “Fuenfría” antes de emprender ascenso por la garganta hacia la Cruz de la Gallega. En la Fuente de San Pedro se detienen Galo, Juan Carlos y Jesús.
En
Julio del pasado año realizamos esta ruta cuando aún montaba yo mi Giant Trance y
recuerdo haberla afrontado pletórico de fuerzas, mejor que nunca, aunque tuve
que hacer las paradas de rigor para cambiarme de la cabeza los pañuelos empapados
por el sudor.
Hoy
me encuentro montando la Giant Full-E+0 Pro que parece pedirme guerra y... cedo
ante el reto. Me "olvido de los compañeros", sólo me centro en la pedalada y en el camino y, en
posición “eco” (más que suficiente),
me lanzo hacia el alto de la garganta disfrutando de cada metro que avanzo. ¡¡Una auténtica pasada!!
Al llegar, no tengo necesidad de bajar mis pulsaciones ni de cambiarme el pañuelo, conservo la sonrisa. Con orgullo por ellos veo llegar a mis compañeros y procuro hacerles las mejores fotografías… se las merecen.
Estamos todos y ya reemprenden la marcha los primeros, atajando ahora sí en línea recta aunque con ello haya que superar más desnivel.
Reagrupamos junto a la Fuente de los Pastores y el pequeño refugio que tantas veces hemos inmortalizado. Nos hacemos alguna foto con los montes nevados al fondo y tomamos algo de alimento, como están haciendo a lo lejos los 3 ó 4 buitres que están desayunando y pasan de nosotros.
Seguimos adelante y, en principio, no hay prisa porque llevamos buena hora, pero más de uno ya piensa en la invitación prometida de fin de ruta.
Ya no abandonamos el Cordel de la Fuenfría hasta llegar al desvío hacia el cerro de la Camorquilla (1665 m). Curiosamente, un cerro anterior (sin nombre) alcanza los 1674 m.
Nada más emprender la subida de este tramo Jesús da voz de alarma. ¿Otra veeeeeez? No puede ser, ha roto la cadena. Nos está destrozando la estadística de averías y pinchazos en ruta.
Al solecito, que por aquí empieza a correr aire fresco, nos reagrupamos para solucionar el problema y Santi se pone manos a la obra. Desde el cerro preguntan si subimos, que por allí se están quedando fríos.
Las vistas impresionantes, hay que estar allí y disfrutarlas y será donde más fotos nos hagamos. Muy cerca vemos el cerro de la Camorca (1814 m) y la caseta de vigilancia que ya conocemos de otras ocasiones.
Curioso: Unos andarines, que además se ofrecerán a hacernos la foto de grupo, nos oyen hablar y nos indican que ese es el cerro de La Camorquina. Lo cierto es que consultados mapas, aparece el nombre que nosotros siempre hemos dado de La Camorquilla e incluso aparece también como La Comarquilla. Agradeceríamos cualquier información al respecto.
Recorremos
y disfrutamos pista forestal que circunvala el cerro de La Camorca y nos
acercamos hasta la Fuente de la Reina, punto
de encuentro y cruce de innumerables rutas. Las
caras cambian y la fuente sigue allí ofreciendo su fresca agua.
Disfrutamos de descenso y vadeamos (esta vez sin descalzarnos como hiciéramos unos cuantos años atrás) el Arroyo de los Horcajos, preludio del subidón que dimos en llamar “el matahombres”, pero que hoy superamos casi sin despeinarnos. Tanto es así, que no se para en el alto y se sigue marcha… “porque es malo bajar las pulsaciones de golpe”.
También
vadeamos el Arroyo de Retamar junto al Cargadero de Cereceda y disfrutamos del
recorrido, uno de los parajes más bellos de la zona. Impresionantes siempre los acebos que
flanquean el camino.
Disfrutamos de descenso y vadeamos (esta vez sin descalzarnos como hiciéramos unos cuantos años atrás) el Arroyo de los Horcajos, preludio del subidón que dimos en llamar “el matahombres”, pero que hoy superamos casi sin despeinarnos. Tanto es así, que no se para en el alto y se sigue marcha… “porque es malo bajar las pulsaciones de golpe”.
Al fondo Siete Picos |
Poco más adelante del Puente del Vado de Arrastraderos, ya en pista forestal asfaltada, cogeremos variante por la izquierda que hace tiempo sufrimos en ascenso y que nos pone rápidamente en los márgenes del Río de la Acebeda y más abajo en la cola del embalse de Puente Alta, que encontramos a su máximo nivel de agua.
Nos
hemos quedado con una ruta de 29,98 km. Cifra
engañosa para aquel que la recorra por primera vez, pero que nosotros hemos
vuelto a disfrutar... Y
no será la última, seguro.
Felicidades de nuevo para Juan Patricio por su cumpleaños, a Patrick por su Santo y gracias a ellos y a Ángel y Enrique por invitarnos a unas estupendas cervezas y aperitivos.
Felicidades de nuevo para Juan Patricio por su cumpleaños, a Patrick por su Santo y gracias a ellos y a Ángel y Enrique por invitarnos a unas estupendas cervezas y aperitivos.
¡¡Nos
vemos ya mismo!!