Alguno preguntaba: “¿En qué cae este año Navidad?”. Y es que con el espectáculo que se disfrutaba parecíamos habernos trasladado en el tiempo
Día primero de mayo, día
festivo y reivindicativo para muchos y día que otros honran trabajando más que
de costumbre.
Lanzamos convocatoria el
día anterior con ciertas dudas, porque los cielos no paran de descargar lluvia,
pero las previsiones anuncian una retirada de las aguas que para los suyos
hubiera querido Noé o el mismísimo Moisés.
Y además, en la propuesta
dejamos caer como al descuido que se va a tratar de una ruta “rodadora”, ideal para coger un fondo y
forma que necesitan los que en breve aceptarán el desafío de la Madrid-Segovia.
Regresamos por fin a San Rafael y a ese Paseo Rivera que tantas y tantas veces ha sido compañero mudo de
nuestros encuentros y hoy lo es nuevamente para los que allí acudimos.
Ángel, Enrique, Fernando Martin, Forlán, Juan Carlos, Juan Patricio, Rafa, Sergio, Alfonso y Fernando de Diego ¿te lo puedes creer?
Reconozco que la
convocatoria ha caído a las 9,30 para ayudar a convencerle de que acudiera (espero que lo aprecie). Parece ser que
ha hecho una promesa y no está dispuesto a madrugar más, pero nos da una
alegría enorme a todos al verle de nuevo.
Y mientras nos abrazamos
aparece Fer, Fernando, Ferluy… que se pasa a saludarnos antes de ir a trabajar.
Saldrá hoy por la tarde con Toño y con Andrés. A los tres y a otros muchos amigos
ausentes les echaremos de menos en la ruta de hoy.
Nos ponemos en marcha y
el grupo parece cantar: “A rodar, a rodar, a rodar…”, saltando como colegiales
de excursión, pero alguno enmudece rápidamente cuando guío las primeras
pedaladas subiendo la cuesta del colegio y del campo de fútbol.
Nos adentramos en los
pinares, rozamos los límites de Prado Acero y nos vamos en busca de la cerca de
las monjas.
Fernando de Diego (Fernandito) es el primero que duda de mi
palabra. Ya me conoce desde hace tiempo y se teme que tenga alguna encerrona
preparada.
Que no, tranquilos, que
solamente vamos a dar una vuelta – les miento con desparpajo. Pero Enrique ya
farfulla entre dientes: “Pero si nos estamos alejando de la Garganta”.
Todos se dejan llevar,
son buenos chicos o es que están disfrutando al encontrarse de nuevo con
terrenos conocidos pero no vistos hacía tiempo.
El Arroyo Mayor se deja
cruzar, baja crecido para ha dejado unas piedras libres de agua para que no nos
mojemos los pies. Y seguimos subiendo, esquivando esas piedras y raíces que
agradecen nuestro regreso.
Vamos camino del mirador
de Peña el Águila, pero el alivio parece general cuando marco giro a la izquierda
por la zona de los toboganes, en los que pronto nos encontramos subiendo y
bajando mientras, a nuestra izquierda, se aprecia una preciosa vista de San
Rafael iluminada por los rayos de un sol que estar está, pero que nada
calienta.
Tomamos altura con el
último repecho, el mismo que años atrás obligaba al grupo a desmontar y que
ahora se supera con sobresaliente.
Buscamos entre los
árboles y ahí está el sendero amigo, el que nos va a hacer disfrutar de
un divertido descenso, más limpio de lo esperado, hasta llegar a los depósitos
de agua. Caras de satisfacción que se repetirán a lo largo de la mañana.
Cruzamos por puente bajo la Nacional
VI que a estas horas ya soporta bastante tráfico y nos vamos hacia la “alfonsina”
que hoy no tiene tanta agua como hace dos días. En el último repecho se pondrá
cabezón Forlán por intentar remontar con su e-bike. Varios intentos después de
despejar la trazada de piedras y ramas… pero ni por esas. Ángel repone una pastilla de freno que ha perdido por el camino.
Tranquilos todos, que ya
estamos rodando hacia la puerta de las Campanillas y enseguida por la pista
hacia los embalses, donde el grupo parece desbocarse un poco y se estira, pero nos detenemos para saludar a nuestra amigo Isidoro, que ya casi forma parte del paisaje.
Se escucha el agua correr
junto al camino y el que salta en cascadas por las laderas. Los embalses del
Tejo y el de El Espinar a rebosar, da gusto verlos así. Una auténtica
maravilla.
No nos cuesta ningún
disgusto renunciar a subir hacia el Collado de Marichiva y acabamos rodeando el
embalse de El Espinar, donde parte del grupo decide separarse porque dicen van “justos
de tiempo”, aunque preveo que vamos a
llegar a muy buena hora.
Nos abandonan Fernando, Fernandito,
Forlán y Sergio mientras el resto, sin tener muy claro si vamos a poder seguir,
iniciamos a buen ritmo la subida camino de la Pedriza del Gamonal para coger
la pista de la solana. Nos encontramos bastante nieve y nos tememos lo peor,
pero se puede rodar y avanzamos sin problemas.
Ya eran antes preciosas las
vistas al comienzo de ruta, ahora son extraordinarias. Todas las laderas con verde vegetación
entremezclada con las rocas y la nieve reciente. Un espectáculo para regocijo
de la vista.
Avanzamos bastante
rápidos, pero sin dejar de disfrutar de la maravilla que se nos ofrece
gratuita. Hubiéramos parado a hacer mil fotografías y nos hubiéramos quedado
cortos. El sol sigue sin apenas calentar, pero le da al paisaje el color y brillo que
necesita para hacerlo más bello.
Ha caído bastante nieve,
pero está en polvo y no supera los ocho o diez centímetros, en algunas curvas
algo más, pero en ningún momento genera peligro ni impide la marcha fluida.
Y para postre, nos
cogemos el sendero trialero que nos hace disfrutar como niños de un divertido y largo descenso que vuelve a pintar la sonrisa en nuestras caras.
Si os digo que no hizo
frío os miento, creo que no hemos superado los 3 grados, con sensación térmica inferior, pero ha resultado una
ruta espectacular que ha dejado muy contentos a todos. Si algo sentimos es no haberla podido
compartir con todos los amig@s. Será en una próxima ocasión. Seguro.
Aprovecho para mandar un afectuoso saludo de parte de todos a María de los Ángeles, madre de nuestro amigo Fernando, que sabemos sigue con cariño nuestras aventuras. ¡Cuídate amiga!
Nuestro recorrido de hoy (Poco más de 40 kms.)
¿Has visto la selección de carteles vintage?
Aprovecho para mandar un afectuoso saludo de parte de todos a María de los Ángeles, madre de nuestro amigo Fernando, que sabemos sigue con cariño nuestras aventuras. ¡Cuídate amiga!
Nuestro recorrido de hoy (Poco más de 40 kms.)
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