Como colofón de una temporada larga y magnifica, solo unas líneas a modo de mini-crónica: La subida a La Bola
Crónica: Luis Ángel Domínguez-Sol
Fotos: Miguel Ángel
Edición: Alfonso
Comenzaríamos a las 17h
dispuestos a culminar nuestro objetivo.
El trayecto al puerto de La Fuenfría
desde Cercedilla, por muchos conocido y de reciente recuerdo desde el domingo
anterior, se hizo tranquila, de un tirón, reservando algo de fuerzas para lo
que nos quedaba, que era mucho.
El camino Schmidt técnico y divertido a la vez, nos iba acercando hasta nuestro gran
reto del día; para algunos, el gran reto de la temporada.
Eran las 7 de la tarde, y
ahí estábamos, Eva, Andrés, Toño, Ferluy, Miguel Ángel y Luis Ángel. Ese
destino de La Bola del Mundo, a
2.257 metros de altitud nos miraba desafiante, sin contemplaciones. Y nosotros,
como no podía ser de otra manera, aceptamos ese reto.
A partir de ahí, 3,6 kilómetros
durísimos, con rampas en varios tramos del 19 y 20%. En muchos metros las
piernas se rompen, el pulso se desboca y solo queda un pensamiento:....vamos,
esto no va a durar toda la vida, !!vamos!!
Las Z's que existen en el
tramo medio del recorrido, con las pendientes más imposibles, van
transcurriendo entre el dolor en todo el cuerpo y la emoción de ir viendo esas
antenas míticas cada vez más cerca. Y al final....!!!Llegamos!!!
Y lo que se siente al
coronar es indescriptible, ese sufrimiento extremo, ese dolor de piernas e
incluso el pulso al máximo, desaparece cuando te ves en lo más alto. Y la
emoción se desborda al comprobar que has finalizado el reto del día, de la temporada
junto con tus compañeros.
Algo que nos llamó la
atención fue que la celebración fue intensa pero a la vez serena, señal
inequívoca del respeto que se le debe a una subida tan mítica. Las antenas
rojas nos daban la bienvenida después de retarnos 45 minutos antes. Eso es lo
que tardamos en despejar ese sufrimiento máximo y hacer la ascensión. Habíamos
coronado La Bola del Mundo.
Eva |
Y si hay algo que
impresiona, además de las vistas desde allí arriba, es la bajada. Cuando bajas
es donde realmente te das cuenta de los rampones y de la exageración del
desnivel. En varias ocasiones en la bajada cuesta incluso frenar.
No pude por menos que al
llegar abajo preguntar a mis amigos: ¿os imagináis que hubiéramos tenido que
subir esas rampas...?
Andrés |
La vuelta por el camino
Schmidt se hizo muy ligera, cierto es que ese sentido era ahora descendente y
aunque muy técnico, el cuerpo parecía ir más ágil, posiblemente por la
sensación del deber cumplido. No obstante las piernas iban muy tocadas por el
esfuerzo y el desnivel acumulado.
Luis Ángel |
Y ya desde el Puerto de La Fuenfría, 5
kilómetros de bajada, sin prácticamente dar pedales como un regalo por el
esfuerzo realizado y con una sonrisa en cada uno de nosotros por saber que
terminábamos una ruta que habíamos iniciado con tanta ilusión y respeto.
Miguel Ángel |
He subido 4 o 5 veces La
Bola, y en todas ellas la satisfacción máxima de llegar ha sido la misma. De
las mejores sensaciones de montar en bici tras semejante esfuerzo.
Toño |
Os animo a todos los que
nunca habéis subido a hacerla, y a los que queráis repetirla lo mismo, cuando
lo propongáis yo os acompañare. Seguro.
Ferluy |
Y a mis cinco compañeros
de ayer, gracias por proponer semejante reto, por acompañarme y por haber
coronado juntos esa cima mítica en España. Fue una jornada sublime.
Un abrazo a todos y gracias por una temporada inolvidable. Y las que quedan por llegar.
Fernando y Sergio |
Fernando |
Alfonso |
Galo, Pawel, Daniel, Juan Patricio |