La primera obligación de
todo ser humano es ser feliz, la segunda es hacer felices a los demás. Cantinflas.
Este es el objetivo que
se marca AlfonsoyAmigos cada fin de
semana: Hacer felices durante unas horas a los amigos y amigas que deciden
acompañarnos.
Podrías pensar amigo
lector, que es muy complicado mantener el interés y el ánimo de un grupo tan
dispar como el nuestro, sobre todo en rutas que ya se han habituado a durar más de cinco horas.
Pero lo cierto es que
resulta más fácil de lo esperado si sabes que, cada amigo, te entrega un cheque en blanco de confianza antes de
partir y está dispuesto a disfrutar de cualquier ruta que le propongas... sea
fácil o épica.
Hoy entregaron su cheque:
Andrés, Ángel, Antonio, David,
Eva, Ferluy, Jesús, Juan Carlos, Juan Patricio, Miguel Ángel, Nacho, Pawel,
Santi, Toño y les acompañó Alfonso.
Seguimos echando de menos
a muchos amigos, algunos de los cuales ya van anunciando su retorno. Otros
regresan con más ánimo que nunca, como Eva, y aún habrá quien parta de viaje a
finales del verano.
Hoy damos la bienvenida a
David, que se nos ha unido por primera vez y ha soportado bien la marcha gracias
a su preparación física o quizá a su juventud. Esperamos que cumpla su palabra
de volver.
Y aunque la crónica es de
ruta del domingo, aprovechamos para felicitar con todo cariño a nuestro amigo José Antonio Arenas “Bombi” que cumple
años el lunes. Un fuerte abrazo.
¿Hemos recorrido hoy
algún sendero nuevo? Probablemente no. Simplemente hemos combinado los
ingredientes con destreza e imaginación, intentando enseñar a Nacho lugares que tal
vez desconocía… (Broma
que se ha mantenido a lo largo de gran parte de la ruta).
Nuestro destino principal
de este domingo era alcanzar el maltrecho Refugio
de la Salamanca, para el que reclamamos una toma de actuación por parte de
las autoridades competentes antes de que su deterioro sea irreversible.
Tal vez David, nuestro
novato de hoy, haya dudado sobre si AlfonsoyAmigos
es capaz de rodar por caminos o senderos que no estén repletos de pedrolos y
tendría lógica su suposición a nada que revisemos el recorrido realizado.
Partiendo de San Rafael y
dirigiéndonos hacia Gudillos, pronto comenzamos ascenso por la “alfonsina”,
sendero que podría estar en mejores condiciones pero que al menos se agradece
que resulte transitable.
Nos cruzamos con la pista
del Camino del Agua y Toño sugiere llegar al Alto del León por el Camino del
Arcipreste. Sabemos que apenas lo vamos a poder disfrutar a tramos, haciendo
cabriolas con las bicicletas entre las piedras, pero allá vamos, pues teníamos
dudas de que Nacho lo conociera…
Increíble ver cómo hay
compañeros que superan lo imposible con potencia y habilidad.
Disfrutamos todos el
senderillo que nos sitúa en el Alto del León y recibimos llamada de Santi, que
se durmió a primera hora pero que nos ha alcanzado subiendo desde San Rafael por
carretera.
El equipo completo
recorre el Camino del Viacrucis, tomando primero algo de agua en la Fuente de
la Hondilla y superando más tarde el Collado de Lagasca (1601 m)
En la pista es difícil mantenernos
unidos y el grupo se estira mucho hasta que alcanzamos el Collado de la Cierva
o de la Mina (1709 m) A nuestra derecha sale el retador camino hacia Cabeza
Lijar (1823 m), pero imposible para las bicicletas.
Un respiro mientras algunos amigos visitan los restos de la antigua mina de wolframio.
Un respiro mientras algunos amigos visitan los restos de la antigua mina de wolframio.
De frente y en principio más
asequible, se inicia el sendero que sí afrontamos con decisión. Y lo cierto es
que a pesar de que las piedras parecen estar esparcidas con muy malas
intenciones, somos muchos los que logramos avanzar largos tramos.
Me adelanta Toño y me sirve
de improvisado guía en el mar de piedras, pero pronto tendré que dejarle
marchar. Los arbustos que se cruzan y las ramas bajas obligan a un equilibrio
añadido.
Unos 800 metros muy duros,
pero que merecen la pena cuando en el alto y junto al refugio puedes disfrutar
de unas espléndidas vistas en un día tan claro como el de hoy. Nos tomamos un
merecido descanso y unas fotitos en el Cerro de la Salamanca (1785 m)
Como es tradicional, nos
acercamos al bunker restaurado “de ferroviarios” y descendemos hasta el Collado
Hornillo (1637 m) de nuevo por camino seco, polvoriento y pedregoso.
Los kilómetros más
disfrutones en descenso hasta los campings (nos
abandona Antonio que va algo tocado y marcha por pista) y atravesando La Dehesa
por zona en otras ocasiones “pestosa” (un
recuerdo para Enrique) llegamos a vaquerizas y cercanías del Alto de los
Frontales.
Senderillo con zigzagueo
divertido hasta tener a la vista el Embalse de Cañada Mojada a nuestra derecha.
La falta de agua en fuentes y pilones se deja notar, lo que me hace cambiar
parte del recorrido para ir en busca de los únicos posibles pilones con agua.
Y acertamos, pues justo
en mitad de una de las cuestas más pronunciadas de la zona, hay caño que aún da
un hilo de agua pero muy fresca, que hace las delicias de todos.
Retomamos marcha y el grupo se divide en dos: Los que optan por
coger nueva trialera por el Arroyo Chuvieco y los que seguiremos por pista.
Lamentablemente, en una de las praderas encontramos una vaca tendida y muerta.
Reencuentro en el Collado
de la Gargantilla (1648 m) y en el descenso pasaremos cerca de la Fuente de Jesús Bellver (con hilo de agua) y de la
Fuente de los Arteseros, pero cogeremos nuestra particular variante “Juanina”
para cruzarnos con el Camino del Ingeniero y regresar a San Rafael.
Algo más de cinco horas
de ruta, de pedaleo, de esfuerzo, de bromas y disfrute que culminan con las
cervecitas relajadas en Las Farolas.
¡Ah! Nacho nos asegura que
ya se conoce todos los picos y pedrolos de la zona, que no nos molestemos por él.
Nota: Si veis este
reportaje en el PC o tablet, os recomiendo que pinchéis en cualquiera de las
fotos para verlas a pantalla completa.
La Ruta a través del vídeo de Toño
La Ruta a través del vídeo de Toño