Último fin de semana de junio que se nos permite visitar uno de los parajes más bellos de la Sierra del Guadarrama
Seguro que es por nuestra seguridad
y más este año que las alertas por peligro de incendio se activan de manera
peligrosa en muchos puntos de la península ibérica, pero el sentimiento que nos
queda es siempre el mismo: Tristeza.
Lamentar que, durante unos
meses y como cada año, no podamos disfrutar de un entorno privilegiado al que le tenemos mucho
cariño. Y el mes de septiembre parece ahora tan lejano….
Muchos compañeros se
encuentran de viaje o anuncian su ausencia para este domingo. Además, algunos
ya se dejaron ver en la Mountain Brass
con Femuka de ayer sábado. Es
posible que hoy la asistencia de amigos se resienta, - pensaba yo la noche
anterior.
Pero este grupo es más
impredecible que el tiempo en San Rafael y para alegría de todos acuden
habituales, otros que hacía tiempo no veíamos y algún despistado que ha sido
tal vez engañado por un buen amigo.
Llegan porque desean
reunirse con los amigos, porque saben que hoy cumplimos con el ritual de una
despedida anunciada, o acaso porque se ha filtrado que ayer fue el cumpleaños
de Ferluy y ha prometido pagarse una ronda.
Cada cual tendrá sus
razones para acudir, pero en San Rafael nos hemos encontrado:
Andrés, Ángel, Chicho, Eva,
Daniel, Daniel JR., Ferluy, Fernando, Fernando de Diego, Franc, Germán, Jesús, Juan,
Luis Ángel, Luis Ángel JR, Manolo, Patrick, Sergio, Toño y Alfonso.
No, no era una ruta de fin de temporada, pues como
comenta Luis Ángel, este grupo no para en ninguna época del año. Y tiene razón,
AlfonsoyAmigos no afloja su marcha,
solamente son algunos de los amigos los que se toman un respiro.
Pero es posible que en la
mente de más de uno sí rondara la idea de que esta sería ruta previa a tomarse
sus propias y merecidas vacaciones.
Así da la impresión porque
desde el primer momento se nota en el grupo cierto relajo, un mayor interés en
conversar con el compañero que te coge al lado que en centrarte en el pedaleo.
La ruta de hoy no tiene
track previo, se sabe que accederemos a la Garganta
del Río Moros, pero el trazado a seguir ya será otro cantar y tal vez
convenga tomar precauciones. Además, la temperatura es mucho más baja de lo
habitual, ideal para este que Toño llama “plumilla” y no se descarta que haya
que superar más de un repecho.
El alcanzar el “pilón” junto
al nacimiento del Río Gudillos se realiza con pedaleo parsimonioso, con una lentitud fuera
de cualquier ritmo habitual y las primeras risas ya hacen eco en los estáticos
pinares.
Parada y fonda junto a la
Fuente de los Aserraderos (¿yaaaa, tan pronto?) y cuando retomamos la marcha
habrá quienes sigan con su conversación distendida alejada de toda prisa.
Me temo que más de una
conversación quedó a medias, interrumpida por la falta de oxígeno necesaria
para hablar y afrontar el primer repecho duro. Ya seguiremos hablando se dirían…
Dura pendiente, exigente
en habilidad para no resbalar con la piedra suelta o caer en alguno de las
profundas huellas que dejaron a su paso las aguas torrenciales de meses atrás.
Ahora se echa de menos algo de agua, aunque sea testimonial. El eco en los
pinares en El Mostajo nos devuelve ahora algún jadeo y el ruido de más de un
resbalón de las ruedas.
Semi-llano o falso-llano y alcanzamos la
puerta que nos da acceso a la pista que a cualquier intrépido podría llevar
hasta La Peñota, pero nosotros solamente subimos unas decenas de metros más
antes de girar a la izquierda y cruzarnos con la pista principal de la
Garganta, después de perder la altura conseguida con esfuerzo.
Veinte ciclistas que hacen
un esfuerzo por ir más o menos agrupados pero, ¡es tan difícil! Cuando abrimos
alambrera, tomamos variante y avanzamos unos cientos de metros se echa de menos
a algunos compañeros. Extrañamente no se logra señal con los walkies.
Ha habido un pequeño
extravío a consecuencia de una avería. ¡¡Confirmado!!, las e-bikes también pinchan,
y cuenta de ello nos da Daniel que además lleva hoy una rueda súper ancha, ideal para
semi-pistas, pero que es capaz de comerse todos los pinchos del bosque por la
zona que rodamos.
La temperatura se resiste
a tomar grados ¡¡qué bien!! Y yo propongo la siguiente remontada. Allá vamos, a
por ella.
Resbalón aquí, pedalada en
vacío allá y un clic-clac más fuerte de lo habitual… avería de Luis Ángel. Unos
compañeros se quedan para darle auxilio y el resto continúa con su ascenso hasta
alcanzar “área de descanso”, junto a la Ladera Gibraltar.
¿Serán las máquinas las
que necesiten un “final de temporada”?
No es que lleváramos mucho
ritmo, acaso si tuviéramos un poco de música…, pero aquí estamos de nuevo parados, no
queda más remedio.
¿Estamos todos..? Pues
¡¡Caravana adelante!! Que gritaría John Wayne en más de una película.
Ahora sí se acelera la
marcha, pero todavía hay quienes prefieren disfrutar del paisaje, tal vez para
fijarlo en su memoria hasta septiembre.
Ehhhhh, que os pasáis de
largo. Giro a la izquierda, senderos habituales de vacas de las que
aprovechamos el trazado, aunque parece que los tienen algo abandonados
últimamente y la vegetación se empeña en ocultarlos.
Ante nosotros lo que
queda del Chozo Madrid. Lástima que
se dejen abandonados estos recuerdos del pasado. Y el Arroyo Gargantilla apenas
con unos hilos de agua testimoniales.
Parada y foto, hoy no
hemos hecho demasiadas y este lugar es clave y conocido por muchos. ¿Ya? Pues
seguimos adelante sin más dilación. Ehhhhh, que he dicho seguimos adelante.
Parece que hay quien ha retomado la conversación interrumpida senderos atrás.
Recorremos parajes
conocidos que hemos visto llenos de color en primavera y blancos en invierno
pero que siempre disfrutamos. Y se agradece ver el entusiasmo de satisfacción
de Jesús, que los ve por primera vez y no duda en mostrar su asombro y agrado.
Estamos junto a la Loma de
la Cacera y apenas se distingue el sendero que ahora seguimos, también en
ascenso hacia la explanada o pradera de Navalatienda, uno de los escenarios de “El Laberinto del Fauno” (tren descarrilado).
Volvemos a la pista
principal para seguirla a muy buen ritmo hasta las cercanías del Refugio de la
Vaqueriza, donde volvemos a detenernos. Nota:
Se propone para próxima ocasión realizar la parada “oficial” unos cientos de
metros más adelante, junto a la Fuente
de la Chispa.
Tendremos algunas dudas,
pero nos detendremos junto al Embalse de El Espinar, que ha reducido de forma
drástica su volumen de agua.
Descenso por un sendero
habilidoso y después seguimos bajando por pista dejando a nuestra izquierda un Río Moros
cuyas aguas quedaron retenidas en el embalse.
El Refugio del Raso y más
adelante, el Refugio y la Fuente de los Guijos para alcanzar Puente Negro, donde
a partir de Julio quedará limitado el acceso.
Antes de alcanzar la Zona Recreativa de la Panera cruzamos a la izquierda por puente junto a las Casas del
Molino y comenzamos ascenso por senderillo a la vera del Arroyo del Mostajo,
que tendremos que vadear un par de veces antes de llegar junto a las Casas de
las Campanillas.
La ruta se acerca a su fin
pero antes iremos en busca de sendero que rodea la Cerca Montosa. Sucio, con
peligro de atravesar un palo entre los radios de las ruedas, pero que superamos
sin incidentes y con habilidad, vadeando el Río Gudillos y disfrutando de los
últimos senderos divertidos antes de regresar a San Rafael.
Casi 38 kilómetros para la
mayoría, algunos más para los que siempre inician su ruta en El Espinar, con
ascensos duros pero no muy largos, con zonas habilidosas, con senderos disfrutones,
con tramos rápidos, con temperatura ideal y con unos compañeros que harían
divertido dar vueltas con la bicicleta en el patio de casa.
Hola de nuevo a Franc y
bienvenido Jesús. Esperamos veros más a menudo.
Felicidades de nuevo Fernando (Ferluy). Gracias por la invitación.
Felicidades de nuevo Fernando (Ferluy). Gracias por la invitación.
