En El Espinar, al alcance de nuestras vistas y formando parte del paisaje habitual, se encuentra una torre ya muy en ruinas que conocemos como “las antenas” o “el telégrafo”, en el Alto del Castrejón.
Desde la Vereda de la Talanquera |
A pié podremos acceder tras un paseo muy agradable, saliendo de El Espinar por la Carretera de Ávila (SG500) y cogiendo, después de superar el polígono y frente a la fábrica del Grupo Siro, el Camino de los Castrejones. Camino de tierra que nos llevará, al principio junto a finca ganadera, sin apenas posibilidad de extravío hasta nuestro objetivo.
Cuando estamos acostumbrados a que las comunicaciones sean cada vez más rápidas, instantáneas, con internet a nuestro alcance, el intentar trasladarnos a la época de las señales ópticas, a finales del siglo XVII, resulta más que impensable, desesperante o incluso de risa.
Pero en su momento fue una auténtica revolución, ya que superaba la velocidad de los jinetes a caballo o de los corredores de fondo. En San Rafael y El Espinar todos tenemos constancia de que existieron fondas y casas de postas que daban soporte a este tipo de comunicación.
Pero, ¿qué era el telégrafo óptico?.
Este sistema consistía en una cadena de torres, que podían estar separadas entre unos 5 y 20 kms lineales y no podían tener entre medias obstáculos que dificultaran la visión entre ellas.
Cada semáforo tenía dos brazos para señales y unas tablillas que, situadas a distintas alturas, permitían realizar hasta un total de 196 combinaciones, que después eran trasladadas a un libro de códigos. Podían representar números, letras o incluso palabras ya prefijadas.
Marcas en la pared de la escalera de caracol que permitía el acceso a las plantas superiores |