Nos puede el ansia por rodar y las ganas de encontrarnos
Toda
la semana, los medios de comunicación pronosticando lluvia generalizada e
intensa para este domingo y si querías cerciorarte no tenías nada más que
consultar las páginas web habituales y alguna App en tu móvil.
Estaba
claro que iba a llover… ¿a qué hora? Pues
de 9 a 14, justo justito para pillar de pleno cualquier ruta que quisiéramos
proponer.
Pero, como habíamos quedado a las 8,30 y la lluvia no iba a dar comienzo hasta las 9, no había problema. Todavía teníamos esperanzas de que una vez hubiéramos empezado a rodar ya seríamos capaces de aguantar lo que nos echaran encima.
Al fin y al cabo… ¡¡Cuántas veces habían avisado lluvias y todo se había quedado en apenas un chirimiri!! Porrón de ellas.
De
hecho, solamente recuerdo una ocasión, digo UNA OCASIÓN, en la que tuvimos que
cancelar nuestra ruta. Hoy, no iba a ser la segunda, ¿nooo?
Con ese
sentir pero con más recortes de “plantilla” que en el BBVA, todavía nos
presentamos a la cita 9 inocentes, aunque 2, tal vez no han elegido el momento
más propicio para conocernos:
Así,
en el Paseo Rivera estábamos: Enrique,
Fer, Juan, Luis Ángel, Nacho, Rafa, Ricar, Víctor y Alfonso.
La
ruta que teníamos ya cargada en los GPSs nos haría izarnos hasta el Alto del
León y después dejarnos caer hasta el mismísimo embalse de La Jarosa, lo que
supondría, en el caso de lluvia intensa, meternos de lleno en la boca del lobo
sin posibilidad de escape.
Estaba
claro que íbamos a emprender camino, pero resultaba más sensato quedarnos en
las cercanías, aprovechando que la Garganta
del Río Moros permitía de nuevo el acceso sin restricciones.
¿Y habéis rodado…? Sí,
hemos rodado.
¿Y os habéis mojado…? Sí, la verdad es que sí nos hemos mojado. ¡Qué se le va a hacer!
Enfilamos
hacia el apeadero de tren de San Rafael y alguna tímida gota de lluvia se deja
notar, no presagiando nada bueno, pero nos hacemos los despistados.
Recorremos
sendero con toboganes en paralelo a las vías, hasta cruzar el río Gudillos junto al puente del Colchonero y avanzamos por
recorrido muy familiar hacia la fuente
de los Aserraderos (pilón), para
buscar refugio bajo los pinos y aprovechar para ponernos los chubasqueros. Ya no se puede aguantar la lluvia “a pelo”.
La puerta de Campanillas, con paso de a
uno y descenso por una variante lateral hacia el puente Negro sobre el río
Moros. Había
quien pedía recorrer pista, pero no nos podemos resistir y tomamos sendero en
ascenso junto al embarcadero de ganado.
Pedalada
tras pedalada, pero disfrutando del hermoso paisaje de bosque de pinos que nos
rodea, con la lluvia, la niebla y un terreno ideal que se deja recorrer sin dar
problemas.
A
nuestros nuevos amigos les acercamos para que conozcan la particularidad del Pino Cardosillo y bajo la lluvia se
sacan a relucir unos hermosos plátanos canarios a la par que mandamos nuestra
solidaridad, apoyo y fuerte abrazo para todos los afectados por el volcán en La
Palma.
Ya ha
dejado de llover… ahora está diluviando y aun así, estando ya mojados, dudamos
si seguir adelante, pero parece que la sensatez prevalece y decidimos retornar
desde este punto.
La
temperatura ha descendido, el agua se ha colado al interior del cuerpo, los
calcetines y los guantes empapados… ya es muy fácil quedarse frío a pesar de no
dejar de dar pedales.
De nuevo puente Negro, ascenso a la puerta de Campanillas, Gudillos y San Rafael a la vista.
Apenas
hemos recorrido 23 kilómetros y, como dice Luis Ángel, "empapados hasta el
tuétano" por una lluvia que no nos ha dejado ni hacernos foto de grupo, pero que
no ha impedido que hayamos compartido dos horas con los amigos.
¡¡Hasta
la próxima!!
