Un recorrido difícil de olvidar para montar en bici, aunque no sé si repetiremos
Llevamos muchos
meses de confinamiento por la dura pandemia y nuestro deporte es afortunado
pues las restricciones para la movilidad aun estando presentes y respetándolas
al máximo nos permiten disfrutar de la bicicleta, la naturaleza y la compañía
de los amigos.
Crónica: Santi Calleja
Hoy sin embargo lo
de disfrutar de la bicicleta ha sido un decir. El resto si se
cumplió, la naturaleza del entorno fue una maravilla que merece la pena conocer
y el tiempo nos respetó pues, aunque estábamos amenazados de lluvia intensa por
la borrasca que se acercaba, en este caso las predicciones desde el Aeropuerto
de Villanubla fueron favorables y certeras.
Lo de disfrutar de
la bici fue solo a ratos. La descripción de la ruta la voy a
resumir en unas pocas líneas pues el track de la ruta lo dice todo:
Hemos pasado por
campos de trigo y cebada en uno de los mejores momentos para verlos. Hemos pasado por pinares y terrenos arenosos que se comportaban casi
como las arenas del desierto (bueno quizá exagero un poco que de esto saben
mucho otros compañeros que han hecho rutas por esos lugares). Hemos recorrido pistas, veredas, veredas “single track”, muchas y
muchos kilómetros. Hemos bordeado arroyos y la rivera
del Eresma que en esta zona circula muy tranquilo con una muy buena cantidad de
agua.
Incluso hemos visitado
la localidad de Bernardos que me trae muy buenos recuerdos de mi época de
Pediatra de Área. Pero en esta ruta lo que más hemos hecho
ha sido subir y bajar por dientes de sierra de pendientes duras y exigentes. Pero decir que bueno esto es lo que hacemos habitualmente es cierto,
pero claro la cosa va dejando de tener tanta gracia cuando ves que pasan, 10,
20, 30, 40, 50, y 60 km y el diseñador de la ruta debía de querer mal a sus
semejantes.
No es posible que
ya con 60 km recorridos sigan proponiéndose subir rampas del 25% con la reserva
de fuerzas ya al límite. Como se comentó por los compañeros
los últimos 10 km verdaderamente sobraban, o bien la ruta en realidad solo es
asequible para gente de mucho nivel y nosotros para nuestra desgracia no lo
somos, aunque nos gustaría.
El comentario de
Galo resume perfectamente la ruta, es para hacerla una vez y ya está. Yo esta no se la enseño ni a mi peor enemigo. Y por cierto el hombre del mazo,
como decía Fernando, anduvo cerca de nosotros, pero no lo consiguió... quizás
quedó atrás en alguna de esas cuestas interminables.
Las fotos no hacen
justicia a lo bonito que es el entorno, pues en ocasiones sacar el teléfono era
lo último en que podíamos pensar. Pero bueno, alguna
hay para que las podáis echar un ojo.
Hoy llegar a Carbonero ha sido una de las
sensaciones más agradables del día. Los abrazos han
sido muy sentidos y las piernas de todos hoy se van a ir a la cama bien
trabajadas. Por cierto, las hamburguesas de carne de buey
en el Mesón el Riscal han servido
para poner una sonrisa en nuestras caras y servirán para comenzar a reponer un
poco nuestras maltrechas fuerzas.
Sé que hoy esto se
queda en una mini crónica, pero lo que toca ahora es recuperar las energías
para la próxima. Un abrazo para todos los compañeros de uno y
otro lado de la sierra y cuidaros mucho una semana más. Ya nos queda menos.