domingo, 25 de abril de 2021

La vertiente Segoviana de AlfonsoyAmigos visita Carbonero el Mayor

 

Un recorrido difícil de olvidar para montar en bici, aunque no sé si repetiremos


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Llevamos muchos meses de confinamiento por la dura pandemia y nuestro deporte es afortunado pues las restricciones para la movilidad aun estando presentes y respetándolas al máximo nos permiten disfrutar de la bicicleta, la naturaleza y la compañía de los amigos.

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  Crónica: Santi Calleja



Hoy sin embargo lo de disfrutar de la bicicleta ha sido un decir. El resto si se cumplió, la naturaleza del entorno fue una maravilla que merece la pena conocer y el tiempo nos respetó pues, aunque estábamos amenazados de lluvia intensa por la borrasca que se acercaba, en este caso las predicciones desde el Aeropuerto de Villanubla fueron favorables y certeras.

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De la compañía que voy a decir. Echamos de menos a Andrés que no pudo acompañarnos, aunque a buen seguro le hubiese gustado. Y el quinteto que formamos nos acoplamos a la perfección como buenos amigos que somos: Fer, Fernando, Galo, Pawel y Santi.

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Lo de disfrutar de la bici fue solo a ratos. La descripción de la ruta la voy a resumir en unas pocas líneas pues el track de la ruta lo dice todo:

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Hemos pasado por campos de trigo y cebada en uno de los mejores momentos para verlos. Hemos pasado por pinares y terrenos arenosos que se comportaban casi como las arenas del desierto (bueno quizá exagero un poco que de esto saben mucho otros compañeros que han hecho rutas por esos lugares). Hemos recorrido pistas, veredas, veredas “single track”, muchas y muchos kilómetros. Hemos bordeado arroyos y la rivera del Eresma que en esta zona circula muy tranquilo con una muy buena cantidad de agua.

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Incluso hemos visitado la localidad de Bernardos que me trae muy buenos recuerdos de mi época de Pediatra de Área. Pero en esta ruta lo que más hemos hecho ha sido subir y bajar por dientes de sierra de pendientes duras y exigentes. Pero decir que bueno esto es lo que hacemos habitualmente es cierto, pero claro la cosa va dejando de tener tanta gracia cuando ves que pasan, 10, 20, 30, 40, 50, y 60 km y el diseñador de la ruta debía de querer mal a sus semejantes.

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No es posible que ya con 60 km recorridos sigan proponiéndose subir rampas del 25% con la reserva de fuerzas ya al límite. Como se comentó por los compañeros los últimos 10 km verdaderamente sobraban, o bien la ruta en realidad solo es asequible para gente de mucho nivel y nosotros para nuestra desgracia no lo somos, aunque nos gustaría.

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El comentario de Galo resume perfectamente la ruta, es para hacerla una vez y ya está. Yo esta no se la enseño ni a mi peor enemigo. Y por cierto el hombre del mazo, como decía Fernando, anduvo cerca de nosotros, pero no lo consiguió... quizás quedó atrás en alguna de esas cuestas interminables.

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Las fotos no hacen justicia a lo bonito que es el entorno, pues en ocasiones sacar el teléfono era lo último en que podíamos pensar. Pero bueno, alguna hay para que las podáis echar un ojo.

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Hoy llegar a Carbonero ha sido una de las sensaciones más agradables del día. Los abrazos han sido muy sentidos y las piernas de todos hoy se van a ir a la cama bien trabajadas. Por cierto, las hamburguesas de carne de buey en el Mesón el Riscal han servido para poner una sonrisa en nuestras caras y servirán para comenzar a reponer un poco nuestras maltrechas fuerzas.

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Sé que hoy esto se queda en una mini crónica, pero lo que toca ahora es recuperar las energías para la próxima. Un abrazo para todos los compañeros de uno y otro lado de la sierra y cuidaros mucho una semana más. Ya nos queda menos.


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sábado, 24 de abril de 2021

AlfonsoyAmigos regresa al Embalse de San Juan

 

Para volar no necesito dos alas, necesito dos ruedas


Fue por el mes de enero de este año que AlfonsoyAmigos se aventuró a conocer senderos y trialeras por las cercanías del embalse de San Juan


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Por aquellas fechas, los estragos de la borrasca Filomena eran aún muy patentes y a pesar de obligarnos durante la ruta a apearnos de las bicis más de lo deseado, todos salimos contentos y cansados. No obstante, según fuimos avanzando en nuestro trazado se fueron dejando senderos sin recorrer a nuestra derecha e izquierda, tal vez a sabiendas de que acabaríamos volviendo por estos lares.

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Hoy sábado, sí, sábado por huir de las lluvias previstas para el domingo, estamos dispuestos a recorrer tramos que posiblemente nos resulten conocidos pero con la seguridad de que habrá otros que sorprenderán.

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Acuden para dejarse sorprender: Ángel, Edu, Enrique, Jesús, Juan, Luis Ángel, Nacho, Rafa y Alfonso, encontrándonos en una reducida zona de aparcamiento junto a gasolinera.

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Siempre con las debidas precauciones en nuestros encuentros, pero sin disimular la alegría de vernos y además sabiendo que cada día somos más amigos a los que nos han  vacunado con una primera dosis.

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Hoy hemos quedado un poquito antes y hacemos esfuerzo por ponernos en marcha sin demoras, iniciando las primeras pedaladas por la Carretera del Pantano hacia la pantalla del embalse de San Juan y después hacia el Club Náutico.

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Al abandonar la pista y coger ya sendero nos encontramos con subida dura por zona con lanchas de piedra y recovecos difíciles de salvar que ya recorrimos en anterior ocasión y de la que pensábamos que hoy nos libraríamos, pero no es así. Toca empujar un buen tramo para ganar altura y poder coger otro sendero que se vuelve trialero pero que se va salvando bien, aunque tendremos que desmontar en tres ocasiones por culpa de árboles caídos. 

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Descendemos hasta la orilla misma de las aguas, donde resultan  obligadas las fotos de una de las playas “ibicencas” de Madrid, rodeadas de pinos piñoneros. En 2018, una de estas playas obtuvo el galardón de “bandera azul”, concedido por la Fundación Europea de Educación Ambiental.

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Rodar siguiendo los senderos resulta a veces complicado, pero no tanto para un par de ciclistas que nos adelantan dando muestra de que conocen bien la zona. Las aguas han crecido y apenas podemos avanzar por los márgenes intentando no mojarnos los pies.

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Nos alejamos del embalse, de nuevo por zona de lanchas de piedra y alguna pendiente durilla, pero no para hacer turismo En el track se verán varias idas y venidas intentando no atravesar por fincas privadas y puede que acabemos cogiendo la opción más dura, por la ladera del Cerro de San Esteban.

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Se agradece que tengamos unos largos tramos en semi llano, rodando sin dificultad y rodeando por el Camino del Cementerio el aeródromo de Pelayos de la Presa (porque lo veo en el mapa), pero aparte de una valla metálica con el seto alto no hemos visto nada que pudiera ni siquiera hacer amago de ponerse a volar.

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Y en cuanto tenemos a la vista una bajada y posibilidad de rápido descenso nos lanzamos a disfrutar de verdad, hasta que alguno mira el GPS y se percata de que nos hemos equivocado. Ojo de nuevo a nuestro track, pues el que lo siga y esté atento se evitará tener que regresar cuesta arriba casi un kilómetro y eso dueleeee.

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Ahora por el trazado correcto, un tramo de carretera y desvío para coger nueva trialera disfrutona y bajar y bajar hacia el Embalse, que se encuentra situado en los términos municipales de San Martín de Valdeiglesias, El Tiemblo, Cebreros y Pelayos de la Presa, aunque hoy no abandonaremos la Comunidad de Madrid.

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Descendemos entre los cerros de Valdelaosa y Almodón como si las aguas del río Alberche nos atrajeran hasta sus orillas, donde podremos seguir de nuevo su sinuoso trazado durante bastante tramo.

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Como si fuéramos yo-yos en las manos de un niño juguetón, no hacemos nada más que subir y bajar, a veces con cierto descontrol. Pero a partir de ahora parece que todo va a ser subir y subir, por unos tramos duros y por otros muy duros hacia las cercanías del Cerro de San Millán y para coger el Camino de Navaoncil.

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Ojo, que hay desvío por la izquierda que casi no se ve y que tal vez hubiéramos preferido no ver. Un pequeño repechillo que nos abre las puertas a un engañoso, sibilino, embaucador, rastrero y auténticamente puñetero sendero por el que no subirían ni las cabras, que ha sido capaz de sacar de mi boca tacos que ya tenía olvidados.

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Si no hubiéramos cogido el “repechillo” de marras, habríamos acabado llegando al mismo punto, (¡¡pero si lo veo en el mapaaaaa!!) Pero a alguna mente truculenta se le ha ocurrido sugerir que las vistas desde el Cerro Calderona, el punto más alto de nuestra ruta, merecían nuestra visita.

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A tramos muy cortos sobre las bicis y no sin mucho esfuerzo, pero la mayor parte del recorrido trepando por piedras y duros repechos, empujando las bicis de carbono y las dos e-bikes de veintitantos kilos ¡Gracias amigos por los ánimos y ayudas! Ya sobre el mapa compruebo con sorpresa que apenas ha sido un recorrido de 700 metros, pero de una auténtica pareeeed.

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De locos, dirá quién nos lea pero en mi vida me he reído tanto a pesar de llegar arriba agotado como más de uno. No hay fotos de este tramo, no tuve fuerzas para sacar la cámara.

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Pensando que ya todo va a ser bajadas, descendemos por los Cerros de la Guache hacia San Martín de Valdeiglesias. 

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Atravesamos la zona urbana para acabar saliendo de ella por el Camino de la Huerta del Monte, el GR-10  por el que dejamos a nuestra derecha el Monasterio de Santa María de Valdeiglesias (siglo XII) y atravesando Pelayos de la Presa en rápido regreso a nuestro punto de origen.

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¿Cansados? Sí, pero más contentos que unas pascuas

¡¡VAYA RUTAZA!!

Nota: Agradecer a los senderistas, ciclistas y a cuantos hayan colaborado en la formidable limpieza de los senderos tras el paso de Filomena. Ojala que la entrada de Lola no deje tan malos recuerdos.

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