Todas las semanas son especiales, pero
las semanas en las que el objetivo de nuestra aventura del domingo en bicicleta
se aleja de los terrenos habituales el
gusanillo ronda por nuestros estómagos.
Hace unos 15 días estaba lanzada la propuesta de hacer una ruta por Ávila. En esta ocasión, nuestro equipo de exploradores era inmejorable (Toño y Nati) quienes se han encargado de buscar, reconocer e incluso preparar el terreno para que la expedición del Grupo fuese exitosa.
El día anterior repitieron por segunda vez el recorrido mejorando el trazado e incluso retirando ramas y obstáculos del terreno. Mi reconocimiento especial por ello.
El cruce de mensajes fue in
crescendo durante la semana hasta perfilarse la expedición con todos sus
preparativos logísticos para un final de ruta “especial”.
El lugar elegido como punto de
encuentro eran las playas de césped cercanas al puente nuevo del rio Alberche
en la localidad de Burgohondo.
Aparecimos al encuentro Andrés, Daniel, Fer, Fernando, Pawel, Santi Fernández y yo mismo, donde nos estaban esperando desde el día anterior Toño y Nati en su casa caracol, como le gusta denominarla a Andrés.
A las 9 de la mañana el día era fresco y había una neblina que cubría las cumbres que nos rodeaban. La perspectiva desde la ribera del río era que lo que nos esperaban eran duros repechos por cualquier dirección que tomásemos pues estábamos rodeado de montañas.
Hay que decir que el río Alberche tiene su valle encajado entre las sierras de la Paramera, al noroeste y la sierra de Gredos en paralelo hacia el sur, de modo que lo inevitable tenía que ocurrir.
Nada más comenzar nos dirigimos hacia el núcleo urbano de Burgohondo. La primera rampa del 20 % nos hizo comprender que no iba a ser un día de paseo. En este punto quiero comentar que dos de los compañeros estaban casi de estreno con sus monturas: Santi Fernández, en su segunda o tercera salida con su flamante e-bici a la que poco a poco sacará todo el partido que lleva dentro pero con la que afrontar rutas como la de ayer le abren nuevas perspectivas y Fernando que estaba tomando la decisión de quedarse en propiedad la bicicleta muscular de Nati, por lo que era un día de cuasi estreno y prueba de sensaciones con una bicicleta fantástica.
Nuestro recorrido nos lleva al valle del Alberche en dirección a su nacimiento, por una zona con una conservación natural muy alta, en caminos y sendas rodeados de berrocales y vegetación de media montaña (jaras y retamas) con la primavera a punto de explotar. Los desniveles se aprecian en nuestro track, y duros fueron sin duda. La localidad de Navalosa nos recibió con el punto más alto de la ruta a 1277 m.
La segunda parte de nuestro recorrido discurrió en la otra vertiente del rio, bajando en paralelo por pistas, caminos y veredas con gran variedad de recorridos y dificultades técnicas al gusto de unos más y otros menos.
Casi sin darnos cuenta volvemos a
estar en la rivera del río, la cual ya no abandonaríamos entre cuestas y
descensos de vértigo hasta llegar a nuestro punto de salida cruzando el
precioso puente nuevo.
Lo mejor del día estaba por llegar y para celebrar el reciente cumpleaños de Toño, habíamos preparado un final de ruta especial en este lugar fantástico al aire libre donde podríamos respetar las distancias y deleitarnos con los alimentos en un picnic donde no faltó de nada.
Creo que fue un día fantástico y bien organizado que nos ha dejado un muy buen sabor de boca. Volveremos a Burgohondo algún día, sin duda.
Al resto del Grupo desearos la mejor
Semana Santa posible dadas las circunstancias y como siempre ¡¡cuidaros mucho!!