“Marmotting” in the rain
Texto: Narciso Álvarez "Chicho"
Fotos: Juan y Alfonso
Por fin llegó el día de
volver al Puente de La Marmota para AlfonsoyAmigos. Algún asiduo lector del
blog, pensará que le tomamos el pelo pues en su día se llegó a jurar en arameo
que jamás volveríamos a pisar esos terrenos donde lo habitual era empujar la
bicicleta por laderas escarpadas e impracticables y apearse más tiempo del que
permanecíamos montados sobre la bici.
Pasados los sinsabores de
aquella jornada, sólo algún afortunado que se hizo con la exclusiva camiseta de
“Yo sobreviví al día de La Marmota” pensaba que algún día volvería a disfrutar
de una jornada con AlfonsoyAmigos
por aquellos parajes.
Pero como se anunciaba en
la convocatoria del viernes, EL MAL que
habita entre algunos de nosotros y por casualidades de la bici (que también de la vida), quiso hoy que
acabásemos volviendo al lugar del crimen.
La previsión de tiempo era
de lluvia para toda la mañana, amaneció lloviendo como no podía ser de otra
manera y aun así fueron llegando “puntualmente” al punto de reunión: Alfonso,
Andrés, Ángel, An ”Toño”, Enrique, Eva, Juan “Platón”, Lolo, Luis Ángel senior
(Jr. parece que alegó que no había pasado
buena noche….. dejémoslo ahí.. -.), Patrick, Santi y Chicho.
Como el cielo no tiene
pinta de dar tregua para empezar la ruta sin mojarnos, decidimos acercarnos a
Cerceda a compartir un buen desayuno a cuenta del fondo común y aguantar la
euforia madridista que los atléticos soportamos estoicamente pensando que algún
día habrá justicia y ¡¡¡VENGANZA….!!!!. Así transcurre casi una hora en la que
vamos perdiendo la esperanza de empezar la ruta debido a la lluvia continua.
De nuevo en el Puente del Batán, los espinariegos del
grupo se ponen serios y decretan que la ruta se empieza aunque caigan chuzos de
punta. Si hay que recortar o abortarla ya se verá sobre la marcha.
Luis Ángel
se debate entre volver a casa a degustar un cocidito mañanero (¿ahora lo llaman así?) o enfundarse el
chubasquero y comenzar a pedalear. Ya os podéis imaginar qué es lo que
finalmente acabaría haciendo.
Así que bajo un fino
chirimi, enfilamos las Huelgas del Manzanares, disfrutando de un sendero en
condiciones óptimas para disfrutar de la bicicleta, ligeramente húmedo donde
los neumáticos agarran estupendamente y que empieza a arrancarnos las primeras
sonrisas de la mañana.
Se van sucediendo
toboganes, escalones y bifurcaciones caprichosas (o sea que si coges la
alternativa buena no te apeas de la bici y si te equivocas acabas pateando
alguna cuestecita). Así es la ruta del Puente de La Marmota, ¿no os acordabais
desmemoriados?
El grupo avanza a buen
ritmo, se suceden cambios en la cabeza para ir guiando a los demás y disfrutar
del placer de ir abriendo camino. Unos cuantos nos acercamos a visitar las
ruinas de un viejo molino (esta ruta entre los senderistas es conocida como la
ruta de Molinos y Batanes del Manzanares), en el que todavía podemos ver varias
muelas (piedras de moler), la aceña y el
canal de salida del molino.
Enlace a un interesante
blog con vídeo de un antiguo molino de agua.
En este primer tramo de
Las Huelgas del Manzanares disfrutamos de unas cuantas bajadas bien pronunciadas
que normalmente obligan a descabalgar de la bici por lo resbaladizo del
terreno, pero que hoy gracias a la lluvia que sigue cayendo (algo positivo tenía que haber) muchos
superan montados sobre la bici.
Entre estos pequeños disfrutes nos ha tocado
evidentemente, sufrir algún tramo de pateo. ¿Pero qué es una ruta de MTB sin su
buen empujabike?
En poco tiempo alcanzamos
la central hidroeléctrica de Navallar
(la primera que suministró energía
eléctrica a Madrid en el año 1900), donde unas simpáticas senderistas nos
inmortalizan con su cámara de fotos.
Hoy las paradas son breves
porque no para de llover y así enfilamos el último tramo de esta primera parte
de la ruta al margen del Río Manzanares
hasta llegar a la Presa del Grajal.
Los atléticos disfrutamos
del paisaje de esta Ribera del
Manzanares como si fuese más nuestra que del resto, y no alcanzamos a
explicarnos cómo tan cerca del mismo río, pero a su paso por la capital, a
veces (como anoche) nos toca sufrir
de lo lindo hasta casi llegar al infarto….
En el Puente del Grajal, debido al excelente estado de ánimo y con las
endorfinas disparadas decidimos seguir camino del Puente de La Marmota. Eso sí, evitando más molinos, batanes,
toboganes y la preciosas vistas sobre el río, que ya sabemos por experiencia
anterior que es muy poco disfrutona para la bicicleta. Parece que hemos
aprendido la lección... jejjeje.
Remontamos desde el puente
hasta el Alto del Grajal por un
estrecho y bonito sendero que nos hace circular en fila india. Lo escarpado del
terreno y la cálida neblina que nos envuelve hace que cada uno encuentre su
ritmo y afronte la subida en silencio y disfrutando (si es que a esto se le puede encontrar gozo) sumido en sus
pensamientos. Después de un tramo de carretera llegamos a la barrera del Cordel de Cantalojas.
Eva toma la delantera y
enfila como un gamo un sendero inédito para nosotros. Es una gozada verla cómo
sortea escalones, ramas, curvas y contra curvas a un ritmo envidiable.
Tras un reagrupamiento general enfilamos un
tramo más agreste del sendero, pegados a la valla de una finca, que en alguna
ocasión nos obliga a desmontar y remontar alguna ladera de esas “made in La
Marmota”.
Desembocamos en la pista
de grava que nos acerca más al objetivo del día, la lluvia arrecia y la hora
avanza.
Foto de Enrique |
Alguno piensa que lo sensato sería emprender el camino de vuelta, pero
se impone la opinión de la mayoría, que contagiada por el virus marmotus no quiere
desaprovechar la oportunidad de rematar la ruta. Ya se intuye que esta de hoy
va a ser de las de recordar con una sonrisa de oreja a oreja.
Y envueltos por la lluvia
que ya nos ha calado hasta los huesos y la niebla que nos impide divisar el
Monte del Pardo, Madrid y las 4 Torres, aceleramos por pista para algo más
adelante adentrarnos hacia un desvío que a lo largo de 4 ó 5 kilómetros de
monte lindando con el del Pardo, nos permitirá divisar más de una manada de
ciervos y el vuelo de un águila a menos de 10 metros de nuestras cabezas.
Llegados a la valla del
Pardo, nos desviaremos para finalmente alcanzar el Puente de La Marmota. La niebla nos afea las fotos y nos impide
reconocer algún rastro de la carrera popular que se ha celebrado en el Cerro
del mismo nombre y de la que tenemos noticias gracias a Luis Arce. ¿Finalmente
la habrá completado, se habrá calado hasta los huesos como nosotros, o se habrá
quedado en casa a disfrutar de otro cocidito mañanero?
Y tras reponer fuerzas,
reconocer que esta vez hemos pasado más tiempo montados sobre la bici que
empujándola y al darnos cuenta de que nos queda un largo y penoso camino de
vuelta bajo la lluvia que no para, ni parará, emprendemos el regreso.
Tras superar la dura y
difícil trialera de subida que siempre saca lo mejor de cada uno de nosotros,
enfilamos pista y toboganes sucesivos que parecen no querer acabar nunca.
El
grupo se estira y al llegar al cruce con la carretera, reagrupamos y contamos
por si alguno se nos ha perdido entre la espesa niebla.
Foto: Toño |
Lolo aguanta como un
campeón y el mal trago de la semana pasada es un recuerdo lejano. Está
disfrutando de su vuelta al Puente de La Marmota, que fue una de sus primeras
rutas con el grupo. Hoy echamos de menos a su amigo Juan y sobre todo a su
estupendo termo de caldo calentito que hoy no habría bastado para hacernos
entrar en calor a todos.
Foto: Chicho |
Abandonamos la carretera
por el Cordel de Cantalojas hacia el
punto de inicio. La pista es conocida por todos y se hace todo lo deprisa que
permiten las piernas de cada uno. El final está cerca y ya sólo queremos
acabar. La cercanía del coche y de la ropa seca que cada uno guarda allí hace
que volemos (o eso nos creemos… jejejje).
Finalmente, los abrazos de
rigor, que hoy (como muchas otras veces)
han sido muy especiales y muy merecidos por todos y cada uno de los que ¡HEMOS VUELTO AL PUENTE DE LA MARMOTA¡
Preparando la salida |
A la llegada |
Desde AlfonsoyAmigos mandamos un fuerte abrazo a nuestra seguidora Maruja, madre de nuestro amigo Rafa.
Vídeo de Toño Montero
Vídeo de Toño Montero