Hoy menú degustación:
Crónica de Patrick Schoch
Jefe de Ruta
Este Domingo, parece que el tiempo nos va a
respetar y no caerán lluvias ni hará demasiado frio por lo que hemos convocado
el grupo para realizar una ruta maratón que hicimos en otras ocasiones pero con
algunas variantes que pensamos serán del agrado de muchos. Se trata de dar la
vuelta a la Sierra de Hoyo de Manzanares saliendo desde Collado Mediano y
evitando pisar demasiado el asfalto.
Ruta que recordarán algunos compañeros por
haber sufrido mucho la última vez que la hicimos, como ya se apuntó en la convocatoria. Es el caso de nuestro
compañero Iraitz que para su vuelta no podría haber elegido “mejor” momento: es
el día para olvidar los fantasmas del pasado e intentar completar la ruta sin
sufrir demasiado.
Fotografía: Javier "Galo" |
Así que por este “cálido” domingo de
noviembre nos encontramos en Collado Mediano 18 Biciosos deseando completar el reto propuesto: Alfonso, Andrés, Ángel,
Enrique, Eusebio, Fernando, Ferluy, Galo, Iraitz, Juan “Platón”, Juan, Lourdes,
Luis Ángel Jr., Luis Ángel, Ramón, Samuel, Toño y Patrick.
Este año hemos elegido una variante más trialera
y técnica para rodear Hoyo de Manzanares y evitar el largo tramo de asfalto que
cruza el pueblo… Estoy deseando ver que acogida tiene el nuevo recorrido porque
sé que hay zonas de piedras complicadas y de empuja-bici pero no nos
adelantemos a los acontecimientos: primero tenemos que completar la ruta de
aproximación.
El primer tramo consiste en llegar a
Alpedrete por una trialera muy juguetona con algunos escalones de piedras pero
que se pueden sortear con algo de técnica y mentalizándose un poco: me acuerdo
de mi última caída gorda hace un mes en el mismo lugar y es con un poco de aprensión
que llegó al escalón maldito que me hizo hocicar y del cual todavía tengo los
rasguños marcados en la piel.
Como diría el otro, este escalón es un poco
“Tramboliko”. Hay que saber subir y…bajar! (la última
vez yo “volé desde el”). Esta vez cojo la buena trazada y lo paso sin problemas
pero conteniendo la respiración…lo que hace la mente.
Después de este primer tramo “aperitivo” nos
toca rodear la Dehesa de Collado Villalba y el pueblo por la Cañada Real y
subir al camino de Torrelodones bordeando las urbanizaciones.
La subida es muy pronunciada y nos toca a
todos apretar los dientes y dejar de hablar para no perder el ritmo. Arriba y
con vistas al Monte del Telégrafo bañado por el sol, a El Escorial y al Valle
de los Caídos nos reagrupamos para tomarnos geles, barritas y frutas. Iraitz
viene hoy con un surtido de todos tipos de sustancias dopantes y se los toma
con alegría: los fantasmas del pasado planean y no quiere volver a pasar por el
mismo calvario.
Ahora nos toca el primer plato, la parte más
técnica y exigente de la ruta, cruzar la Sierra de Hoyo para llegar a la
Carretera de Colmenar Viejo.
Es un laberinto de senderos trialeros, algunos rápidos, otros con muchas piedras y zonas de lanchares de granito que no son precisamente el mejor sitio para caerse: todo el mundo conoce sus limitaciones y cada uno adapta su ritmo, desmontando de la bici cuando el terreno lo requiere…
Es un laberinto de senderos trialeros, algunos rápidos, otros con muchas piedras y zonas de lanchares de granito que no son precisamente el mejor sitio para caerse: todo el mundo conoce sus limitaciones y cada uno adapta su ritmo, desmontando de la bici cuando el terreno lo requiere…
Primero bajamos rápidamente por el Camino de
Torrelodones a Moralzarzal hasta el cruce a la izquierda que nos lleva al
corazón de la sierra y hasta la preciosa cascada del Covacho no sin antes haber
pasado por una zona de lanchas de piedra donde los más valientes y con gran
técnica como Ferluy, Galo, Juan “Platón”, Ramón y Luis Ángel Jr han conseguido bajar sin
desmontar.
Aquí mismo sufre Juan una caída y “muerde” la
dura piedra con la rodilla que le dejará una herida que más adelante decidirá
curar. Como dice Andrés, mejor hacer este tramo montado pero sobre las piernas
y con los dos pies en el suelo.
Siguen más tramos complicados de empuja bici que
alternan con senderos estrechos pero ciclables que discurren entre jaras, encinas y tomillares. A nuestra izquierda se alza El Picazo (1.293m), uno de
los puntos más emblemáticos de esta Sierra que recuerda un poco la famosa
montaña de la película de Spielberg “Encuentros en la 3ª Fase”.
Hay que saber que con la Sierra de como tela
de fondo en Hoyo de Manzanares se han rodado más de 60 películas en los años 60
y 70 y entre las más famosas algunas del Oeste de Sergio Leone con Clint
Eastwood: “Por un puñado de Dólares”…
Pronto avistamos las primeras casas de Hoyo
de Manzanares y las rodeamos por la izquierda siempre pegados a la montaña por
la Colada de la Cañada que pronto se empina y hay zonas de grandes repechos,
algunos con piedras y escalones donde tendremos, la mayoría, que poner pie a
tierra.
El sol aparece y nos deleita con unas vistas de Madrid que se deja ver en la lejanía con sus cuatro torres asomando…
El sol aparece y nos deleita con unas vistas de Madrid que se deja ver en la lejanía con sus cuatro torres asomando…
Por un puñado de dólares |
Toca ahora bajar por un divertido single
trail que serpentea entre encinas y nos lleva a la carretera de Hoyo a Colmenar
Viejo. Le sigue un tramo por asfalto por esta carretera, por suerte, poca
transitada y después de pasar un pequeño puerto bajamos con velocidad hasta
coger a nuestra izquierda la Cañada del Zahúrdon.
Se trata de una pista ancha que casi siempre
de bajada nos llevara al Viejo Puente del Batan que se esconde debajo de la
carretera M-607 de Colmenar a Cerceda. Al fondo, entre nubes aparece la Sierra
con algunas cimas como la Maliciosa ya cubierta de nieve.
Después del puente nos queda el plato fuerte,
uno de los tramos del día más temidos por algunos… la “terrible” y larga cuesta
del cordel de Fuente las Liebres que en este punto de la ruta puede fundir las
reservas de cualquiera que vaya un poco justo de fuerzas.
Se trata de 4,5 km de subida constante que se
hacen interminables. Hoy además se ha levantado un viento que nos golpea de
cara y se añade a la dificultad. Los grupos se forman y cada uno a su ritmo
afronta la prueba.
Me junto con Juan, Luis Ángel y Samuel pero Juan y Luis
Ángel con más piernas se escapan rápidamente y seguiré con Samuel que después
de unas semanas sin coger la bici empieza a acusar el cansancio pero sigue el
ritmo sin quejarse.
Por fin culminamos y llegamos todos a la
fuente de La Liebre, nuestro punto de reagrupamiento que marca el final de la
cuesta y donde todo el mundo aprovecha para descansar, alimentarse y rellenar
los bidones.
Toño saca su kit de primeros auxilios de su mochila y limpia, desinfecta y venda la herida de la rodilla de Juan que con el roce del culote largo no había cicatrizado y no dejaba de sangrar desde su caída: Nuestro “carnicero-matasano” oficial que se le da tan bien cortar chuletas como curar heridas.
Toño saca su kit de primeros auxilios de su mochila y limpia, desinfecta y venda la herida de la rodilla de Juan que con el roce del culote largo no había cicatrizado y no dejaba de sangrar desde su caída: Nuestro “carnicero-matasano” oficial que se le da tan bien cortar chuletas como curar heridas.
“Solo” nos falta el postre, unos 10
kilómetros, pero a todos nos van a parecer más con este viento de cara que no
nos dejará respiro. Ramón que tiene compromiso por la tarde decide volver a su
coche acortando por carretera y nos deja. Apretamos todos los dientes para
finalizar el último tramo pensando ya en la meta y poder descansar.
Seguimos por el cordel para pasar de nuevo
por debajo de la M-607 y enlazar con la Cañada Real Segoviana que nos lleva
hasta Moralzarzal.
Antes de llegar al pueblo nos desviamos por la derecha para evitar pisar asfalto y zigzagueando por pistas entre las urbanizaciones, emprendemos la ascensión a las faldas del Monte del Telégrafo que esta vez no culminaremos pero si rodearemos por su cara norte para llegar a Becerril y poder enlazar con un corto tramo de carretera que nos devuelve a Collado Mediano.
Antes de llegar al pueblo nos desviamos por la derecha para evitar pisar asfalto y zigzagueando por pistas entre las urbanizaciones, emprendemos la ascensión a las faldas del Monte del Telégrafo que esta vez no culminaremos pero si rodearemos por su cara norte para llegar a Becerril y poder enlazar con un corto tramo de carretera que nos devuelve a Collado Mediano.
Iraitz ya ha gastado sus últimos cartuchos y
es nuestro amigo Juan “Platón”, como siempre dispuesto a ayudar, quien le ayuda
empujándolo en los últimos repechos: ¡un ejemplo a seguir!
Antes de llegar a los coches nos paramos
todos en una cafetería local para tomar el aperitivo y un trozo del Brownie que
había cocinado el día anterior y que desaparece como por arte de magia… Todos
tenemos ganas ya de descansar las piernas y “desmayarnos” por la tarde en el
sofá del salón.
Eso si con recuerdos de una magnifica ruta, larga, dura, técnica pero muy gratificante.
Eso si con recuerdos de una magnifica ruta, larga, dura, técnica pero muy gratificante.