AlfonsoyAmigos ¿estamos al principio o al final de temporada?

 

Pues podríamos decir que estamos a final de la temporada ciclista si nos fijamos en que la mayoría de las carreras importantes ya han terminado, pero…

 

Nada más lanzar nuestra convocatoria para la ruta de este domingo, no tardó en llegar WhatsApp de nuestro amigo Patrick transmitiendo su duda: ¿Estamos al principio o al final de temporada?

Tal vez fuera para hacerse una idea de lo que podía encontrarse al acudir a la cita o simplemente por pura ironía por conocer de sobra cómo se las gasta AlfonsoyAmigos.

En el Paseo Rivera de San Rafael, este domingo nos encontramos dispuestos a divertirnos: Fer, Jesús, Nacho, Patrick, Pawel, Santi y Alfonso.

No nos faltará el recuerdo para los compañeros: Andrés, Ángel, Enrique, Ernesto y Luis Ángel, que este sábado ingresaron sus nombres en la selecta lista de ciclistas que han logrado culminar el terrible ascenso al puerto del Angliru en Asturias, superando desniveles extremos. Un orgullo para todo AlfonsoyAmigos.

Las primeras pedaladas, por un recorrido habitual en el que las bicicletas parecen marchar con autonomía, hasta que nos adentramos en los pinares para tomar la “alfonsina”, que tras la Dana se nos presenta casi irreconocible.

Como en muchos lugares de la zona, las fuertes lluvias han arrastrado la arena dejando muy al descubierto las piedras y son muchas las ramas secas que han caído sobre el camino. Lo mismo, y con el añadido de profundas zanjas, en los últimos tramos para alcanzar el Alto del León, junto a la chimenea del túnel de la AP-6.

Desde el Alto, nos dejaremos caer hacia la vertiente madrileña por senderos más limpios de lo esperado y ya en cruce con el camino de Los Lomitos, desecharemos coger la trialera que encontramos de frente. En esta ocasión, tomaremos más adelante desvío por otra senda con entrada poco visible, pero con recorrido muy disfrutón y en buen estado de casi un kilómetro.

Una pista forestal, paralela y por debajo a la de Los Lomitos, nos conducirá hasta la quebrada pantalla del embalse de los Irrios, con muy poca agua almacenada en la actualidad, pero buen lugar para breve descanso y unas fotitos.

Con buen ritmo atravesamos el prado Montero, junto a instalaciones de hípica, y nos adentramos en el cordel de los Poyales, entre numerosos arbustos y piornos en sus primeros tramos, que a más de uno provocará heridas sanguinolentas en brazos y piernas.

Más adelante, parada en la fuente Maillo, de generoso caño y se nos van unos minutos resolviendo averías. Por delante, unos kilómetros de fácil rodar por vía pecuaria hasta salir al encuentro de la N-VI junto a residencia militar de atención social.

Se nos ha acabado lo bueno, hay que superar unos cuatrocientos metros de ascenso por camino con muchas zanjas profundas, que hay que ir salvando con esfuerzo y habilidad, cruzar después túnel bajo la nacional y afrontar el durísimo repecho de hormigón. Uff!!

La vereda del Agua nos da un respiro, disfrutando del recorrido y de las vistas hasta llegar a la fuente de la Chorrera y la pista forestal, donde nos esperan casi 5 kms de fuertes desniveles que apenas dan alivio y lo roto del camino ayuda poco.

Cuando alcanzamos cerro conocido, quienes van delante siguen la marcha sin detenerse, seguramente para evitar que se me pueda ocurrir desviar el trazado hacia el Pino de la Pinosilla que ya hemos visitado en otras ocasiones.

Hemos llegado a cruce con la pista de la Mina. Unos prefieren seguir adelante para bajar pulsaciones poco a poco y otros optan por una breve parada para recuperar el resuello. Apenas resta 1 km para alcanzar el punto más alto de la ruta, pero la pista ¿cómo no? vuelve a presentarse muy rota, pedregosa y con zanjas, donde avanzar resulta lastimoso y duro.

El collado de Lagasca parece acogernos con los brazos abiertos. ¡¡Bien hecho!!

No es tarde, pero cualquier sugerencia de alargar la ruta es rápidamente acallada por una mayoría que ya está pensando en las cervecitas de final de ruta. Pues nada, ¡vamos para abajo!

Y este Grupo desciende por trialera junto al arroyo Lagasca, con habilidad, también con rapidez, dejando que la adrenalina haga su trabajo.

¿Repetimos la semana próxima cuando estén todos los compañeros…?

Nooooooo

¡¡Buena Semana!!

De puente a puente sobre Arroyo Mayor en San Rafael tras la DANA

 

No es la primera vez que realizo una escapada en solitario, siempre de poco más de dos horas, pero sí lo es después de la dana reciente (gota fría o lluvia puñetera) que hemos padecido

De comentar los cuantiosos daños sufridos por los vecinos y bienes del municipio de El Espinar ya se encargan otros. Ojalá que muy pronto se restablezca la normalidad.

Pues como venía diciendo, a media mañana cojo mi e-bike y me echo al monte, enfilando por detrás del campo de futbol de San Rafael y cerca de la fuente del Avellano. Hoy llevo la cámara y el GPS, lo que no es habitual, y la intención de llegar al Collado Hornillo sólo con la asistencia en eco.

Si, ya lo sé, (se me acaba de aparecer la sonrisa burlona del amigo Enrique) hay quienes no valoran este esfuerzo, pero hay días, como el de hoy, en los que me pongo a prueba y otros, que dejo que se desboque libre la asistencia de la máquina. Espero que al menos me comprendan los usuarios de e-bike.

Hoy, intento evitar un tramo de peñas que siempre nos obliga a empujar la bici y opto por variante que le gusta al amigo Fer, bordeando la Cerca de las Monjas y atravesando puente de piedra sobre un arroyo Mayor que trae bastante agua. El recorrido se endurece y alarga algo más.

Al poco, me doy cuenta de que ha sido mala idea. Los caminos están sucios de ramas caídas, muy rotos y con surcos mucho más profundos de lo que son habituales, con pasos muy estrechos y de fácil deslizamiento de barro, que me obligan a poner pie en tierra.

Hasta Peña el Águila y el comienzo de la Cañada Leonesa más de lo mismo, pero a partir de ahí no hace sino empeorar. El agua caída ha arrastrado la arena suelta y ha dejado la pista peor que una calzada romana en mal estado y sin piedras planas.

Mantengo el ritmo procurando no ir atrancado y voy subiendo metro a metro, comprobando y sufriendo lo lastimoso del terreno. En el solitario Collado Hornillo (1637m) se puede observar la tierra que se ha deslizado desde la loma de Cueva Valiente.

Objetivo de hoy conseguido y ahora la intención es regresar por el mismo camino, lo que me obligaría a bajar rápido y surfeando sobre las piedras… malo ¿Y si sigo adelante?

Voy bien de hora así que… hacia el próximo collado por la pista asfaltada y rota a tramos. Poco más de un kilómetro hasta el Collado de la Cierva o de la Mina (1709m), donde el viento empieza a hacer acto de presencia, pero sin amenazar lluvia.

A mi derecha queda el duro ascenso en bici al Refugio de La Salamanca (1785m); a mi espalda el, creo que imposible, ascenso en bici a Cabeza Líjar (1823m) y al frente, las formidables vistas hacia Madrid y el mermado embalse de La Jarosa.

La alternativa es seguir pista adelante, pasando entre los restos de antigua cantera y la entrada, algo oculta pero conocida, a antigua mina de wolframio (o tunsteno). Un pequeño repecho y, superado el punto más alto de la ruta, comienzo el descenso que me veré obligado a realizar con precaución porque la pista vuelve a estar sucia y muy rota, con importantes zanjas en algunos tramos.

 

He descendido hasta el collado de La Gasca (1604m), con su murete divisorio y la puerta metálica que se resiste a abrir por la gran cantidad de arena que hay arrastrada y acumulada en este punto. Salto de nuevo a la provincia de Segovia y acierto a ver los primeros brotes de “quitameriendas” (Colchicum montanum), pequeña planta bulbosa de color característico que nos anuncia que el otoño está llegando y que se reducen las horas de sol.

Inicio el descenso siguiendo el trazado del arroyo, con menos agua de lo esperado, y compruebo que he acertado en mi decisión de seguir hasta este punto. Da la impresión de que ha caído menos lluvia por este tramo de la ladera pues, lejos de estar impracticable, el sendero que voy trazando se encuentra limpio y con la humedad justa para que las ruedas agarren bien.

Para finalizar, tramo conocido y otro que doy a conocer y de nuevo me veo cruzando puente sobre el arroyo Mayor a la altura de la urbanización Prado Acero y el comienzo de la pista forestal.

No te fíes del total de kilómetros, el trazado es, en las actuales condiciones, más duro de lo que parece ¡Ah! se me olvidaba: Realizada la ruta completa en “eco”.

 

Dana, dana, que hace lo que la viene en gana

 

Ya han pasado muchíiiiiiisimos años desde que un 28 de octubre de 1956 saltara a las ondas la primera emisión oficial de la Televisión Española. (Por cierto, yo ya daba pataditas por aquel entonces)

No finalizaría el año 1956 sin que apareciera habitualmente en pantalla quien se haría popular como “el hombre del tiempo”, don Mariano Medina, ya con la sorprendente cifra de 600 televisores instalados en Madrid.

Mariano Medina, meteorólogo de profesión, logró permanecer ante las pantallas durante 28 años, ofreciéndonos siempre su seria y “rigurosa” interpretación de las curvas isobáricas que aparecían pintadas sobre una pizarra colegial y con recortes en cartulinas de nubes y soles.

Y a los madrileños primero y al resto de los españoles más tarde, nos bastaban sus predicciones para acomodarnos la vestimenta apropiada antes de salir a la calle.

Muchos hombres y mujeres del tiempo han seguido sus pasos hasta la actualidad, procurando cada uno y cada una ser más serios, mas espontáneos, originales o divertidos, porque el conocer la previsión del tiempo con fiabilidad se nos ha convertido en algo imprescindible.

Información no nos falta en cada una de las cadenas de televisión y menos en las numerosas páginas web que ofrecen la información con el mayor de los detalles, incluso hora a hora… Pero cada vez, parece que nos fiamos menos y ello conduce a muchos accidentes inconscientes.

Parece increíble, pero dicen y seguramente exageren, que Mariano Medina, con sus cálculos a mano, tenía el mismo porcentaje de acierto que los nuevos hombres y mujeres del tiempo con los satélites y toda la tecnología actual de que disponen. En todo caso, ante el peligro de producirse importantes daños personales o materiales, mejor prevenir que curar.

Contando con ese posible error y a pesar de estar hablando en esta ocasión de una DANA o “gota fría impredecible”, los miembros de AlfonsoyAmigos dejábamos ayer por la noche preparados todos los bártulos para una nueva escapada pero a las 7 de la mañana llegaban los primeros mensajes de WhatApp… la cosa pintaba mal y más de uno nos volvimos a la cama.

Sólo un grupo reducido, tal vez los que menos creen en predicciones o los más aguerridos y aventureros, se han atrevido a reunirse para dar pedales juntos y hasta han tenido la suerte de moverse en el apacible ojo del huracán.

Ya lo decía el humorista Gila: “El tiempo que vamos a tener es relativo, a lo mejor llueve, a lo mejor no, depende del tiempo”. 

...y que a usted le sea leve.

El próximo finde... RUTÓN