Es probable que la ruta de
hoy, con la luna llena en lo alto, la hayan llevado a término un grupo de
licántropos, mitad hombres, mitad bestias
Mientras
me tomaba un café a primera hora de la mañana, me sorprendió ver a través de la
ventana una hermosa luna llena, la misma que después me acompañaría gran parte
del recorrido hacia el punto de encuentro de este domingo.
En Manzanares El Real, con los termómetros
marcando -3º y el cielo totalmente despejado, nos encontramos: Andrés, Ángel, Enrique, Ernesto, Fer, Juan,
Luis Ángel, Patrick, Santi y Alfonso.
Se ve
que el frío afecta a unos ralentizando sus movimientos al preparar sus
pertrechos, mientras a otros les anima a partir cuanto antes para ir entrando
en calor. Andrés
y Juan son de estos últimos y yo salgo tras ellos.
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El Yelmo - La Pedriza
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El
terreno es suave, sin apenas desnivel hasta llegar a Becerril de la Sierra, pasando antes por La Ponderosa, donde no vimos a la familia Cartwright, y El Berrocal. Foto de recuerdo en la pantalla de un embalse de Navacerrada que no pasa por sus mejores tiempos.
Bordeamos
parte del embalse y por escaso puente de tablones cruzamos el río Navacerrada para adentrarnos
en el pueblo y acceder a la carretera de Collado Villalba a Navacerrada donde coches,
autocares y motos están inmersos en un fenomenal atasco. Avanzamos durante un kilómetro y no sin temor
por el borde de la calzada, respirando humos y compartiendo sonrisas con algunos
automovilistas que aún se toman la situación con filosofía.
En
rotonda, cerca de la Fuente de la Fonda Real, nos desviamos a la izquierda para
rodar por pista forestal entre pinos. Poco
más adelante dejaremos a nuestra izquierda el embalse de Navalmedio.
Zona
que nos recuerda rutas pasadas, como la trialera
del Escorpión que hemos descendido en muchas ocasiones desde El Ventorrillo, pero seguimos adelante.
Una vez que vadeamos el río de Navalmedio ya estamos avanzando
por el comienzo del Camino del Calvario.
La
pista va tomando desnivel y la marcha se hace más lenta, cada uno sigue a su
ritmo. Parece
que no hay intención de detener la marcha hasta llegar al pino de la cadena o pino encadenado,
del que ya hemos contado historia en antigua ocasión.
Accedemos
de nuevo a la carretera de Collado Villalba a Navacerrada, pero sin tráfico en
este tramo y nos desviamos por la izquierda hacia la fuente del Ventorrillo y el comienzo de la pista forestal que
asciende por el valle de La Barranca.
Apenas
4 kms de ascenso, que diría aquel, pero es que a todos nos sorprende encontrar
nieve abundante tras el primer kilómetro y con zonas de umbría en las que apenas
se distingue el hielo que se ha formado.
Sobre
las bicicletas mientras se puede, con alguna rueda que zigzaguea sin control de
vez en cuando y más de una zona en la que hay que poner pie en tierra
pensándonos mucho donde pisar para no resbalar.
Hasta
ahora, solamente habíamos visto algo de nieve a lo lejos, en la cresta de
algunos picos, pero ahora la tenemos delante y más dura de lo deseado. Los andarines se disputan con nosotros las
zonas en las que es más fácil avanzar. Cada
metro avanzado se gana con mucho esfuerzo.
Unas
peñas, en el mirador de Las Cabrillas, donde cuesta no detenerse para disfrutar
del paisaje y hacer alguna foto antes de volver a la pelea, mientras hay
compañeros que han seguido adelante con el afán de encumbrar cuanto antes.
Pasamos
de largo la gran explanada del antiguo sanatorio de Guadarrama, punto de inicio
de alguna que otra trialera también recorrida hace tiempo y nos reunimos todos
en el mirador de las Canchas (1755
m), el punto más alto de nuestra ruta. Me ha
encantado siempre la luz tan limpia que suele haber en este punto.
No
queda más remedio que empezar a descender y tememos lo peor, pues nos vamos a
adentrar en zona de mucha sombra. Una
vez más despacio, con mucha habilidad, procurando no frenar en seco para no
resbalar.
En
fila india, atentos a la propia bicicleta y al trazado del compañero que marcha
delante en un avance muy lento que anima al cruce de saludos con los andarines,
hasta llegar y reagrupar junto a la “Puerta de La Maliciosa”
Nos
hemos saltado otro desvío que se veía impracticable, pero ahora parece estar
mejor el descenso por la senda Alakán,
en apariencia más limpia que la propia pista. Sin
perder la atención, salvando cada obstáculo y disfrutando a la vez por largo
recorrido, casi dos kilómetros, hasta llegar al pequeño embalse del Ejército
del Aire y su estrecho paso de la pantalla.
Abandonamos
la carretera de la Barranca para coger las sendas junto al cauce del río
Manzanares, por zona disfrutona de los Almorchones
y después parte del GR-10. La
nieve ha quedado atrás, para algo de barro sí encontramos.
Junto
a la urbanización Vista Real no
faltan las bromas acerca de realizar durísimo ascenso hasta el embalse de La Maliciosa, pero preocupa más
que Patrick ha tenido pinchazo, en realidad ha sido un corte en la cubierta por
el que se le ha escapado todo el aire.
Difícil
de arreglar, pero lleva instalado un mousse
que le permite avanzar a duras penas sin que la llanta toque el suelo y
aguantará así hasta el final de ruta, sufriendo además tirón en una pierna por
el gran esfuerzo.
Hacia
Mataelpino, la colada de las Covachuelas y la que enfila directamente a Manzanares El Real para dar término,
bastante tarde de hora, a nuestro esfuerzo. Una
ruta con mucha variedad que ha mezclado tramos de rutas conocidas y que se ha
convertido en muy dura por culpa del hielo y la nieve.
Afortunadamente,
hoy hemos aparecido los licántropos.