Hay ocasiones en las que los planes...
La Ermita de Navahonda nos
emplaza para nueva ocasión y queda anotada en nuestra agenda.
A mediados de noviembre AlfonsoyAmigos
dábamos buena cuenta de ruta MTB por el Hueco de San Blas, disfrutando de un
espléndido día.
Desde entonces, parecía
que Ra, Helios y los otros 54 dioses celestes, reconocidos hasta la fecha por
la mitología solar, se habían confabulado para negarnos la posibilidad de disfrutar
de otra agradable “ruta oficial”.
La lluvia, el viento y los
cambios bruscos de temperatura habían cercenado nuestras últimas escapadas y acabaron
obligando, muy a nuestro pesar, a cancelar la última.
El Día de la Constitución
y la festividad de la Inmaculada nos permitieron resarcirnos, en parte, del día
en que la cancelación de la ruta fue ineludible.
El tiempo mejora, aparecen
las averías
Los que acudimos hoy a la convocatoria
nos encontramos con una mañana muy fría, tras una noche que ha sembrado de
escarcha cuanto nos rodea.
Andrés, Ángel, Chicho, Enrique,
Eva, Ferluy, Juan, Luis Ángel, Luis Ángel JR., Manolo, Pawel, Ramón, Rafa, Raúl,
Toño y Alfonso.
Mensaje de última hora de
nuestro amigo José “Bombi” para avisar de su ausencia. (Raro, raro, raro…). Nos acordaremos de él más tarde.
El día mejorará, lo
sabemos viendo el cielo libre de nubes, pero al arrancar preferimos abrigarnos
por un “si acaso”.
La ruta es larga y
apresuro la salida. Toño, ejerciendo de brujo, me susurra: “Siendo tantos va a
ser difícil que cumplamos el horario previsto”. ¡Miedo me das Toño!
Las nuestras no son “reales
posaderas” pero la mayoría ya hemos probado la dureza del granito en la Silla
de Felipe II. No obstante, siempre quedan compañeros que realizan esta ruta por
primera vez y quieren conocer el lugar. Además, aquí las fotos son agradecidas.
La marcha discurre como
está prevista. En la hoja de ruta figura la Ermita de Navahonda como lugar de
destino y hacia allá nos dirigimos.
El principio de recorrido
es conocido, no hay pérdida y se trata de disfrutar mientras vamos entrando en
calor.
En lugar de recorrer carretera
desde La Estación y Pajares hasta Zarzalejo, nos hemos acostumbrado a coger
desvío por la derecha, que hoy nos obliga a atravesar zona con bastante agua, y
ascender hacia los restos de cantera, lo que implica poner a prueba las piernas
y la habilidad para superar zona de mucha piedra suelta y desnivel.
Surgen algunos problemas,
principalmente cambios que no engranan bien y hay quien nota que una rueda le
pierde aire que hay que reponer. Caen unos minutos de demora.
Tras superar la zona
urbana de Zarzalejo, hay compañeros que toman opción dura por la derecha, pero
todos nos reunimos en mirador, con fuente y buenas vistas donde ya es costumbre
parar para reagrupar.
Antes de que nos queramos
dar cuenta, un paisano sale de chalet, cruza la carretera y se nos abalanza soltando
improperios. Parece entenderse que, donde siempre habíamos accedido sin
problemas, ahora han plantado unos arbolitos e intentan cuidar zona verde, lo
que desconocíamos.
Con educación se consigue
todo, pero a este señor le perdieron los malos modos… sin más comentarios.
Y decía que en este punto
reagrupamos… pero faltan Raúl, al que ya vemos llegar y Juan que lo hace
empujando su bici. Ha forzado en el último repecho y “se ha cargado el cambio”.
Herramientas, manos que
intentan ser hábiles y consejos desinteresados, pero Juan sabe que
no hay solución.
Mientras los “expertos”
trabajan, el resto aprovechamos agradecidos unos rayos de sol generosos y
esperamos en cualquier momento la presencia del señor alcalde del pueblo, que
el paisano nos ha achuchado como si de un perro se tratase.
Transcurren largos minutos
que generan dudas y dilemas. De poder proseguir, la ruta ya de por sí larga, se
iba a demorar demasiado lo que aconsejaría un recorte importante. También
podríamos regresar todos juntos y buscar soluciones más cerca de los coches…
Juan hubiera sido capaz de
acabar ruta a piñón fijo, pero ni siquiera eso era posible. Opta por volverse y
nadie pone reparos en concluir la ruta y regresar con él. El único que pone
pegas es el propio Juan, que insiste en volver solo para darnos opción a
continuar.
No sé cómo ni de qué
manera pero finalmente Juan regresa a los coches acompañado por Luis Ángel JR.,
que día a día crece en estatura y mucho más como persona y amigo. ¡Bravo!
El resto seguiremos
marcha, por el recorrido previsto, disfrutando por nosotros y por los
compañeros que han regresado.
Y en descenso vertiginoso
hacia Robledo de Chavela, cerca del Camino de El Escorial (GR-10), nos
cruzaremos con equipo de bomberos con precioso camión rojo (delicia de cualquier chaval) que nos
ceden el paso con un saludo.
Pero nos detenemos y nos
acordamos de nuestro amigo “Bombi” que sale a relucir en la conversación. Una fotito en homenaje a
estos y todos los bomberos del mundo, gente sana y abnegada siempre.
Apenas aflojamos marcha en
Robledo e iniciamos ascenso dejando abajo la Ermita de la Antigua y bordeando
en duro ascenso, por carretera sin apenas tráfico, el Cerro del Robledillo.
Algo más de 3 kms en los
que el grupo se estira y se estira. Con la Ermita de San Antonio en un alto a
nuestras espaldas aprovechamos para juntarnos y hacer otra fotito.
Descenso y giro a la
izquierda para coger el Camino de Zarzalejo, por el que circulamos a muy buen
ritmo hasta llegar de nuevo a la población y a la Fuente de los Pabellones.
Ya en las proximidades a
la Silla de Felipe II, Chicho nos ofrece variante de descenso por trialera
sencilla y nos hace demostración de lo que no debemos hacer: “Tirarnos al suelo
como si nos hubieran pegado un tiro”… y van dos Chicho.
Por aquí, no, no, por
aquí. No, es más allá. Pero encuentra el desvío y nos guía con entusiasmo. El
sendero es disfrutón y ha merecido la pena recorrerlo, todos contentos.
Y más contentos aun cuando
nos juntamos con Juan y Luis Ángel JR, que han hecho cuanto han podido para
amenizar la espera.
Abrazos siempre generosos a los
que se unen Raúl y Ramón, menos habituales. ¿Quién no necesita un abrazo?
Ermita de Navahonda… ¡espéranos! que volveremos a intentarlo.