MTB exigente sin alejarte de San Rafael
Si queremos conocer los
orígenes de San Rafael, debemos remontarnos
hasta el año 1784 pues, en ese año, Carlos III mandó construir una casa de
postas que se convirtió en parada obligada para las diligencias y viajeros que
cruzaban la Sierra del Guadarrama.
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Al fondo Cabeza Reina
Aún no sabíamos que acabaríamos en el alto |
232 años después, San Rafael sigue siendo lugar de
inicio, parada y fonda de muchas rutas de AlfonsoyAmigos
y cada vez de más amantes de la naturaleza.
Este domingo fijamos una
vez más el punto de encuentro en San Rafael, las temperaturas lo aconsejan,
pero nos hemos propuesto finalizar a hora que permita a los más futboleros
acudir con tiempo a ver el partido.
Teníamos bajas que ya
fueron anunciadas el domingo pasado y otras que fueron llegando en lento goteo
cuando se aproximaba la hora de vernos, lo que hacía prever que el equipo de
hoy sería de número reducido.
Pero se cumple la premisa
que ya he comentado en otras ocasiones: Cuando
esperas bajas de compañeros “habituales”… acuden compañeros que habitualmente no
esperas.
A la de hoy acudimos:
Andrés, Ángel, Antonio, Enrique, Ernesto, Eva, Ferluy, Isidoro, José “Bombi”, Juan
Carlos, Juan Patricio, Patrick, Pawel, Ramón, Toño y Alfonso.
Caras que se dejan ver de
nuevo después de algún tiempo, tal vez las vacaciones; otras como Bombi, que
repiten como al descuido; Isidoro que nos utilizará de lanzadera para metas
mayores y hasta quien se acerca a saludarnos tras salir de guardia nocturna
como Carlos Cobos, pero que ya participó ayer en la Ruta de la Abuela. Una alegría ver a todos.
Nos hacemos la foto
familiar, esa que valdrá para recordar este momento cuando echemos la vista
atrás dentro de algunos años e iniciamos la marcha hacia una ruta que a todos
resultará probablemente conocida.
Pedaleamos hacia Gudillos, calentando
las piernas en una mañana que ha amanecido más fresca de lo habitual y cruzando
conversaciones principalmente con los que se hicieron más de rogar.
Para que seamos
benevolentes con él, Ferluy nos avisa de que ha pillado el primer
trancazo del otoño…, pero os aseguro que si estaba mal ha sabido disimularlo bien
durante toda la ruta.
Estamos en la Cañada Real Leonesa, rodando entre
pinos por estrechos senderos, siguiendo el margen de un Río Gudillos que ya esconde la última gota de agua que le quedaba a
estas alturas del año. Esperamos las lluvias con ansiedad.
Sin embargo, esta zona
siempre retiene agua y no se muestra tan seca a la vista como otras. Incluso el
rodar de nuestras ruedas se hace pesado en este tramo.
Nos acercamos a la Cerca de Montosa y la dejamos a la
derecha con su historia, aquella que ya habré contado a más de uno. La charca
de las ranas solo retiene humedad bajo el cementerio de tocones
que allí descansan.
El nacimiento del Río Gudillos apenas da agua para la Fuente Aserradores pero hoy,
curiosamente, no paramos en este punto de referencia.
Nos acercamos a la puerta junto
a las Casas de las Campanillas para
ver, una vez más, la puerta eternamente encadenada y el cartel que nos anuncia
que la semana próxima ya podremos acceder a la Garganta del Río Moros.
Yo diría que la Garganta
nos echa a nosotros de menos tanto como nosotros a ella. Isidoro nos abandona
en este punto y sigue su ruta.
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Al fondo El Espinar y el Cerro del Caloco |
Variantes de senderos que
nos conducen hacia el Cerro Asperillas,
que normalmente alcanzamos desde su lado oeste, pero hoy queremos ponernos a
prueba e intentar alcanzarlo por su “cara más dura”, la de mayor desnivel.
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En Cabeza Reina |
Solamente algunos
compañeros lo intentarán con mayor o menor suerte pero sin lograr el éxito
total y los demás observaremos no parando de reír. Duro desnivel y mucho polvo
seco de pino que impide que agarren las ruedas. Por falta de voluntad no ha
quedado.
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Alto de Cabeza Reina |
Pero no puede quedar ahí
la cosa. Hay que subir al Cerro y lo haremos finalmente atacando por el flanco
izquierdo, por donde nos encontramos desniveles de hasta el 14% pero que permiten
que todos alcancemos la cota deseada.
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Alto de Cabeza Reina |
A estas alturas, cuando ya
llevamos años juntos… ¿Cómo es posible que algunos compañeros aún no hayan
subido a Cabeza Reina?
Pues así es e insisten en
conocerlo. Ferluy y yo cambiamos los primeros planes para darles gusto y os
aseguro que han escogido el mejor momento.
Sol en lo alto, pero con
un airecillo del norte que se agradece que refresque el ambiente y lo más
importante, un día claro y totalmente despejado de bruma que permite disfrutar
de las formidables vistas. Éxito total.
Cabeza
Reina tiene un encanto especial, tal vez algo fantástico y
mágico. Llegar al alto tal vez te permita ser testigo de hechos y experiencias extraordinarias.
Eso sí, regreso por el
mismo recorrido hasta la encrucijada de caminos de Los Navazos. La fuente
apenas da agua hoy.
El que dice estar con
trancazo toma la delantera y desciende a todo trapo, como es habitual en él,
por el Camino de las Carboneras,
volando sobre las lanchas de piedra hacia la Urbanización Río Moros, donde espera. El resto llegaremos algunos
segundos más tarde.
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Alto de Cabeza Reina |
Puente del Rey y Colada de
la Soledad para dirigirnos a cruzar la Carretera SG-500 a la altura de la finca
de La Fuensanta, que nos abre las
puertas hacia pinares y robledales. Aquí nos abandona Ramón.
La Mata de Nava del Rey,
el Barranco del Mellizo y breve parada junto a la Casa Forestal de las Lanchas, que apenas consigue ya mantener en pie
sus muros principales.
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Al fondo El Espinar |
A partir de aquí es una
lucha psicológica continua entre los que quieren regresar cuanto antes (socios atléticos) y los que comprueban
en sus relojes que la mañana puede dar para mucho más.
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en el Alto de Cabeza Reina |
Senderos arriba y senderos
abajo, disfrutando de cada pedalada pero comprobando una vez más lo peligroso
que es encontrar todos los caminos con ramas abandonadas.
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Casa Forestal Las Lanchas |
Alcanzamos la pista
forestal San Rafael a El Espinar y
poco más adelante hacemos esfuerzo por afrontar el repecho más duro que bordea
el Prado Goyato. IMPOSIBLE para
todos.
Desconocíamos que había
habido corta de pinos reciente en la zona y las ramas y troncos pequeños cruzan
los caminos abandonados por doquier. Las máquinas han trabajado también por las
pistas anchas y nos encontramos con casi un palmo de polvo seco de pino por el
que es imposible rodar.
Algún compañero nos informa de que el Camino del Ingeniero se encuentra también impracticable y peligroso en estas fechas.
Todos pedaleando con mucha
precaución para evitar caídas o enganchar alguna rama entre los radios de las
ruedas y a pesar de eso, Patrick acaba por los suelos y recibe golpe en la cara.
La nube de polvo que provocamos nos rodea y se pega con el sudor.
Todavía disfrutaremos de
algunos otros senderos entre robledales, que serán del agrado de todos, escuchando el eco de los ladridos que
llegan del refugio de perros.
Es pronto, sí. Es posible
que alguno se haya quedado con ganar de continuar y puede que acabe haciéndolo,
pero hoy toca recogernos antes.
Ángel y Enrique aprovechan
para salir escopetados hacia sus casas y el resto para tomarnos unas
fenomenales jarras heladas de cerveza en Las Farolas.
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Restaurante Las Farolas |
Después sabremos que acudir al Vicente Calderón mereció la pena.