No estamos todos los que somos, pero si somos todos los que estamos
Finalización de las vacaciones de verano, trabajos que reclaman presencia en fines de semana, las fiestas de
El Espinar que llegan a su recta final...
Todo influye para que en la convocatoria de hoy, junto al
Preventorio de
San Rafael, echemos de menos algunas caras de compañeros, pero se nos ha unido Joss, que no nos acompañaba desde hacía tiempo.
Además, me acompañan: Andrés, Daniel, Ferluy, Javier, Jorge, José, Juan y Paco.
En los inicios de nuestra marcha pasaremos por la zona de
Las Tejoneras y junto a pilón de
El Estepar. Fácil rodar que te permite ir calentando las piernas.
Charla animada entre todos y las risas no faltan.
Unos metros de asfalto y tomamos el primer repecho del día, por el
Camino de las Carboneras, hacia la
Estación de El Espinar.
Bordeamos chalets por pista en ascenso, hacia la puerta que nos dará paso hacia zona complicada de lanchas de piedras. Difícil para el extraño, pero muy habitual para nosotros. Se requiere fuerza y habilidad para no quedarte atascado, pero todos superamos estos tramos sin problemas.
Ascenso por sendero que te marca la trazada más fácil, es un decir. Son numerosos los andarines y paseantes que conocen este recorrido y los que hoy nos cruzamos se admiran de nuestro duro esfuerzo.
La parte más dura de este tramo se ha superado y marchamos en fila, no se puede de otra forma, flanqueados por hierba alta, ahora muy seca.
Hemos dejado la Fuente de los Navazos a nuestra derecha. Nos acercamos a cruce de caminos al pié de Cabeza Reina, que nos ofrece varias opciones de rutas divertidas.
Nuestra intención de hoy es ascender hacia el Cerro de las Asperillas, la más dura de las posibilidades.
Varios tramos duros que nos ponen a prueba a todos, bueno, a unos más que a otros y me sorprende ver como lo consigue también Joss a pesar de haber salido menos. Jorge le da escolta.
Aquí nadie se queda solo, ¡faltaría más!
Estamos en el Cerro de las Asperillas, a 1459 m de altura.
El día empezó algo fresco y cubierto, pero ha ido mejorando y despejándose con el paso de los minutos.
Muy agradable para pedalear.
Pocos días tendremos como este y sin embargo, "Forlán" va equipado de invierno.
Ya no sorprende, la guasa es contínua.
En el descenso hay que tener mucha precaución.
Hay un gran desnivel en pocos metros y alguno necesita pensárselo por temor a salir de cabeza.
Ferluy se lanza sin mediar palabra y le sigue Juan... para qué van a tocar los frenos, que se desgastan.
Veo a alguno de mis compañeros con más miedo que vergüenza pero, a estas alturas de la historia, mejor no jugarse una mala caída.
Me sorprendo a mi mismo bajando más rápido de lo habitual y sintiéndome seguro.
Mi Scott Genius 20 de 27,5" me sigue dando satisfacciones. (Este comentario es un guiño para mi buen amigo Juan Manuel Salas - Un abrazote).
Juan ha debido bajar con los ojos vendados, pues se pasa el desvío y Ferluy (tres cuartos de lo mismo) le sigue.
Casi acaban con sus huesos en el arroyo y lo malo es que, en estos días, ya va sin agua.
Estupendos senderos para rodar se multiplican a partir de ahora y nos vamos hacia la encrucijada de caminos de
Campanillas.
El pilón lo dejamos a la derecha, pero no nos detenemos.
Les tengo preparada una sorpresa e inicio la marcha sin preguntar.
Trepamos por un senderillo que siempre recorremos en descenso.
Es duro, muy duro, pero cada uno coge su ritmo y afronta el reto.
Ya queda muy poco para alcanzar la cota más alta y se hace un último esfuerzo.
Merece la pena.
Joss trepa que trepa como un diesel (un antiguo diesel), pero alcanza el alto como todos. ¡
Bravo!
Sorpresa era subir, pero la siguiente es que se ha subido
pa ná. Yo había pensado otra variante, pero Jorge propone aprovechar el estupendo descenso que tenemos por el mismo sendero... y allá vamos.
Y hemos acertado, pues da gusto realizar un descenso muy rápido y emocionante sin excesivo riesgo.
Después varios senderos más, nuevos desniveles que nos pondrán en el
Alto del León. Este punto nos indica que hemos dejado de sufrir, ahora hay que pensar en disfrutar con cada trialera en descenso.
Los descensos se suceden y aprovechamos para realizar alguna variante no conocida por todos. Hay muchas ramas sueltas en los caminos y hay que extremar la precaución, pero la adrenalina fluye con soltura.
Un último descanso antes de las trialeras finales y de dar por finalizada la ruta. Hoy acabamos en Las Farolas para tomarnos el refresco merecido. Fernando, que hoy no nos ha acompañado, se acercará para compartir unas risas.
... ah, y Daniel seguía abrigado.
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