Sendero paralelo a la finca de Roblegordo, para acabar cogiendo el Camino Puricelli, cuyo nombre proviene de la empresa que inició las obras de una carretera que uniría Madrid y Segovia a través del Valle de la Fuenfría. Estas obras fueron paralizadas al comienzo de la Guerra Civil.
Pendientes soportables, para cruzar con el Camino de los Campamentos, que seguiremos para pasar por encima del Hospital de la Fuenfría.
Iremos cogiendo los senderos que se nos muestran a la izquierda y que nos llevan a través de zona muy espesa de pinos y algunos robles.
Difícil describir el recorrido que realizamos, ya que hay muchos cruces de senderos, pero acabaremos en la Calzada Romana, donde solo se atreven los que marchan a pie. (Como dice Jorge "estos romanos no sabían hacer eses") Si acaso dos o tres ciclistas realizando descenso en sentido contrario y que nos miran con extrañeza, como los excursionistas que a duras penas vamos adelantando, pero que nos facilitan indicaciones útiles para continuar.
Hemos ganado mucho tiempo, todo el recorrido a la sombra, por senderos a veces complicados por las piedras o el desnivel, pero hemos evitado subir por la Carretera de la República, plantándonos directamente en el Puerto de la Fuenfría, eso sí, por la opción más dura.
Nuestra opción es el Carril del Gallo, que salvo en un pequeño trecho de 5 a 6 metros, es totalmente ciclable y se disfruta de principio a fin. Lástima que no haces nada más que bajar, bajar y bajar, con exigencia de habilidad, pero sin apenas tener que dar pedales.
Acabaremos junto a la carretera que baja del Puerto de Navacerrada, la CL 601, que tomaremos únicamente hasta la segunda curva, en el Km. 66 para adentrarnos nuevamente en pista forestal, en un paraje muy tranquilo. Rodar engañoso, que va tomando desnivel. Acabaremos cogiendo por la derecha, después de pinos apilados, el Camino Viejo del Paular, que en ocasiones se encuentra polvoriento por arrastres recientes de pinos.
Algo más de 3 kms de pendientes continuas, muy muy duras, que no te dan apenas respiro y que te obligan a tirar de los últimos piñones y de riñones. Un reto, como dice Fernando... llegar y no morir en el intento, añado yo.
Ya juntos los tres, después de coger agua fresca y descansar unos minutos, marchamos por carretera hacia el Puerto de Navacerrada, pero siempre me ha gustado este tramo de poco más de cuatro kms y me lanzo con todo el desarrollo metido, como si intentara que cuajara una escapada del Tour. En Navacerrada espero la llegada de los que vienen tranquilos y charlando.
La hora y compromisos de Fernando nos obligan a bajar por carretera hasta Cercedilla. Descenso muy rápido para tomar unas cervezas y volver a casa.
A petición de Fernando, resaltar que la ruta en conjunto ha sido MUY DURA.