Cuando alcanzamos la cima no conquistamos la montaña sino a nosotros mismos – Edmund Hillary
En
ocasiones se aúna una combinación de circunstancias que no somos capaces de
anticipar, decimos que ha sido una casualidad.
La
ruta que hoy nos hemos echado a la saca ya se propuso hace un año y si entonces
acudimos 19 atrevidos, otros 19 nos hemos presentado hoy. ¿Casualidad?
Puede
que sí, pero seguro que no es casualidad que, de aquellos, 13 estuvieran
dispuestos a repetir experiencia, a pesar de que la rutita se las traía por su
dureza.
Estos hemos sido los
“afortunados” de hoy:
Andrés, Ángel, Chicho,
Enrique, Ernesto, Eva, Fer, Fernando, Forlán, Germán, Jesús, Juan Carlos, Juan
Patricio, Luis Ángel, Nati, Patrick, Pawel, Toño y Alfonso.
Como ya anticipó nuestro
amigo Santi, esta ruta se ha convertido en una “imprescindible” del calendario
de AlfonsoyAmigos. Será así mientras
las autoridades competentes nos lo permitan, pero somos muchos los que nos
tememos que, a no muy tardar, le pongan puertas al campo e impidan el acceso a
uno de los parajes más bellos que recuerdo haber visitado con la bicicleta.
Se sabía de la dureza del
recorrido de la ruta que nos esperaba, que habría que afrontar duros desniveles
y que muchos de ellos serían por senderos pedregosos que no facilitarían la
marcha; pero no parece haber amedrentado a los que ya la conocían y si animado
a los que querían conocerla.
Sorprende ver que, desde
hace ya algunos minutos, no se detiene la llegada de coches en un goteo
continuo al lugar de encuentro y la puesta a punto de las máquinas se
entremezcla con los saludos y abrazos entre amigos.
En esta ocasión, Fer y
Toño aparecen con sus nuevas y formidables máquinas, que lucen con orgullo y no
dudan en prestar para una mini-prueba. Les deseamos que las disfruten al máximo
con salud y a ser posible en nuestra compañía.
Toque de atención:
Parece que últimamente nos estamos olvidando de que la hora fijada en la
convocatoria es la de “Inicio de Ruta”.
Por favor, respeto hacia los compañeros que madrugan y llegan con tiempo. ¡Pronto
tendremos cambio de horario!
Este domingo, cuando nos
despedimos de la primavera astronómica, la primavera meteorológica se empeña en
mantenerse con nosotros, pero en las primeras horas de la mañana algunos
dudamos si ponernos doble capa de abrigo.
Según vaya transcurriendo
la mañana, más de uno tendrá que despojarse de su “doble capa” a pesar de que
todo nuestro recorrido, salvo alcanzando el objetivo final, lo haremos bajo
espeso arbolado.
Arrancamos, más tarde de
lo previsto, formando colorida fila de ciclistas y nos acercamos al río Eresma
para coger su margen derecho junto al Puente de Peñalara.
Avanzamos agrupados y sin
mostrar demasiada atención a un río que ya ha perdido gran nivel de su caudal. Hoy
no nos detenemos en Las Pesquerías Reales.
Primero alcanzamos el Área Recreativa de Los Asientos y poco más allá, tras dejar atrás el Puente de Navalacarreta, el de La Boca del Asno, donde ya encontramos coches de los excursionistas más madrugadores.
Primero alcanzamos el Área Recreativa de Los Asientos y poco más allá, tras dejar atrás el Puente de Navalacarreta, el de La Boca del Asno, donde ya encontramos coches de los excursionistas más madrugadores.
Con mucha precaución
cruzamos la CL-601 que baja del Puerto de Navacerrada y nos adentramos en los
pinares.
A partir de aquí,
recorremos senderos que nos resultan familiares o tal vez sea que todos se
parecen mucho. Chicho que nos guía y rutas grabadas en los GPS intentan hacer
su labor, pero no es la primera ni será la última vez que en algún tramo
tenemos que echar marcha atrás por algún pequeño extravío.
Las mínimas variaciones
de la electrónica inducen a errores donde los senderos surgen a derecha e
izquierda continuamente. Afortunadamente, senderos que se encuentran más
limpios y practicables que en la anterior ocasión que los visitamos. Que nadie
dude que van quedando poco a poco limpios de ramas gracias a andarines y
ciclistas.
Después de atravesar el
Arroyo de la Cueva del Monje, queda claro que comienzan los ascensos, aunque
los primeros solo valdrán para ir tomando temperatura.
Después, la senda de la Acequia, junto a antiguos canales
que en su día, aprovechando el desnivel justo, abastecían a los jardines y estanques de La Granja desde la
parte alta de los arroyos de Peñalara y de la Chorranca.
Más adelante, el camino nos recuerda que nos espera un ascenso habilidoso por terreno muy pedregoso, en el que agradeces cada metro que logras avanzar sin perder el equilibrio.
Alcanzamos el alto del
Cerro del Puerco (1422m), pero seguimos más allá en busca de los restos de
trincheras donde disfrutaremos de las formidables vistas y de un pequeño pero
merecido descanso. Este ascenso ya se merecía ser protagonista de alguna ruta, pero
aún nos queda mucho por recorrer.
Un divertido descenso nos
lleva a las proximidades de la Cueva del
Monje, donde unos aprovecharán a comer sabrosas moras y otros se subirán
peligrosamente al alto del monumento (por
escalera habilitada para ello). El bonito paraje nuevamente invita a
detenerse con calma, pero hay que seguir adelante.
Unos que están deseando
marchar y otros que demoran el partir provocan un pequeño extravío y la pérdida
de tiempo, pero más adelante tenemos la pista forestal que es referencia para
todos y que sin excusa hay que recorrer.
En el duro ascenso, con
desniveles que llegan alcanzar un 23%, procuro pegarme a distintos compañeros y
hacerles el trayecto más distraído. Alguno prefiere sufrir en solitario.
Una dura curva a
izquierda y una pequeña explanada marcan el punto de descanso para la mayoría,
pero hay quienes prefieren seguir. Aquí se cogió la vez anterior ascenso a la Silla del Rey, pero los que probaron
entonces prefieren no intentarlo de nuevo y el resto nos dejamos convencer.
Un desvío a la izquierda
y poco más adelante otro a la derecha, que ya te sitúa en la vereda que no
debes perder.
No sé si la dureza es extrema,
pero el cansancio se acumula en las piernas, a juzgar por las caras de mis
compañeros, que se afanan en no rendirse y seguir pedaleando. El entorno es
precioso, tal vez lo esté disfrutando yo más que ellos.
Cuando el bosque se abre
da lugar a un espectáculo que tienes que ver y gozar, pues lo que te cuenten se
quedará corto y nuestras fotos tal vez no le hagan justicia. Toño, que ya lo conocía, se alegra de ver mi cara de asombro.
El arroyo Peñalara
permite refrescarse y consiente en ser vadeado sin problemas en estas fechas.
Un amigo me cuenta que en otras ocasiones suele encontrarse la zona anegada de agua.
Poco más arriba ya vemos
el Chozo en La Majada de Aranguez, al pie de la ladera de Peñalara, con el
Montón de Trigo a la izquierda y La Pinareja a la derecha. Un chozo convertido
en refugio *****, con cama de matrimonio, cocina, leña…
Nos hubiera encantado no
tener prisa y haber cargado con bocadillos para haber permanecido más tiempo en
aquel maravilloso lugar.
Nos despedimos confiando
en que no sea la última vez que pongamos el pie por allí y regresamos, ahora
sí, cuesta abajo.
Nuevamente cruce de senderos y una llamada nos avisa de que
Eva se ha extraviado. Fer con su e-bike y Juan a pleno pulmón,
retroceden en su busca y no tardarán en regresar con ella.
Alcanzamos la Fuente del Chotete, (según se aprecia grabado en madera), o
del Chochete (según mapas), que aún
nadie nos lo ha aclarado. Germán y Pawel salen escopetados porque tienen prisa
y varios compañeros descenderán por pista; el resto, tomaremos desvío por la
derecha.
El grupo se desenvuelve
bien por el terreno más complicado de toda la ruta, pero Fer y Toño disfrutan
de manera especial, ahora sí que sí, de sus nuevas máquinas. Yo también de la
mía, pero con más precaución.
Los abrazos no pueden
faltar al final de una ruta muy especial. Estrenos, esfuerzo extremo, caras de
asombro, parajes maravillosos, invitación a cervezas, inmejorable compañía… en definitiva, un día maravilloso que todos
hemos disfrutado. Y no ha sido una casualidad.