Historias del Preventorio

Nuestros montes fueron un lugar de referencia para la cura de las enfermedades pulmonares durante las primeras décadas del siglo XX.

Aquí vinieron a sanar, entre otros, Rafael Alberti o el hispanista francés Marcel Bataillon. Pero no fueron los únicos. Junto con estos personajes que después la historia se encargó de encumbrar, fueron centenares las personas anónimas, especialmente niños, que vinieron a combatir la tuberculosis en el primer preventorio infantil construido en España. Nuestro preventorio.

La Asociación Centenario (ACCE) propone para el 17 de diciembre en el Centro Cultural Nila Vicente de San Rafael, una charla divulgativa titulada Historias del Preventorio que será impartida por el economista, profesor universitario y querido amigo, Javier de la Nava, quién reflexionará sobre la historia de un edificio tan representativo como desconocido de nuestro municipio.

Centro Cultural Nila Vicente - San Rafael

¿Cuál fue el contexto histórico en que se ubica su construcción? ¿Qué relación tiene la reina Victoria? ¿Quién lo sostenía y cuanto costaba su mantenimiento? ¿Qué historias guarda entre sus muros? Son algunas de las preguntas que podremos contestar en éste nuevo acto de ACCE.

Como en otras ocasiones la asociación Centenario aprovechará el acto, de asistencia libre y gratuita, para presentar públicamente sus cuentas y objetivos del próximo ejercicio.

Reportaje sobre El Preventorio de San Rafael (19 de diciembre de 2012)

La Panera en Otoño - El Espinar

El Parque Recreativo de La Panera se encuentra en la Garganta del Río Moros, en el Municipio de El Espinar (Segovia).

Es en la época estival, cuando La Panera acoge a mayor número de visitantes. Grandes y pequeños disfrutan de sus instalaciones en un entorno privilegiado.

Pero es ahora, en otoño, cuando La Panera se toma un respiro, un merecido descanso. El bullicio de los chavales correteando o chapoteando en las piscinas, es sustituido por el suave murmullo de las aguas del Río Moros y el olor de las barbacoas da paso al siempre agradable de tierra mojada.

Los arbustos cambian de color y los árboles pierden sus hojas para cubrir las praderas con un precioso manto multicolor.

Probablemente ya habrás disfrutado de una visita al Área Recreativa de La Panera en verano o primavera, pero no te puedes perder una visita en otoño. 

El acceso es libre y un relajado paseo te hará olvidar problemas cotidianos. Inténtalo en una ocasión... y volverás, ¡seguro!  

Juan el Cantinero

Apeadero de Gudillos

Relato y fotos: María Jesús Maricalva

A la misma hora de siempre, con ojos plagados de ayeres inciertos y suspendida su mirada hacia un punto indefinido veía a aquel octogenario sentado en ese andén donde el tren no se detiene.

Se había convertido en costumbre para mí el pasar a la misma hora por ese apeadero de Gudillos y asomarme a contemplarlo desde la ventanilla, aunque solo fuera de paso. Siempre dejaba esas crónicas a medias para observarlo e intentar imaginar el porqué siempre estaba allí, solo, tan solo y como aguardando a alguien.

Algo tenía su rostro, esa mirada extraviada y esa pose entre nostálgica, queda y silente.

"De hoy no pasa", me dije y accioné el timbre para que el tren se detuviese.

El anciano me miraba, tal vez extrañado de verme bajar en ese apeadero decadente, austero, abandonado...

No titubeé en ningún momento y me dirigí a él como persona, no como periodista en busca de noticias.

Me dejó un hueco en aquella especie de banco de piedra destrozado por el vandalismo de personas que no respetan lo ajeno.

Me miró con tristeza a los ojos y con su mano derecha, temblorosa por la edad, estrechó la mía para saludarme.

---Soy Juan, señorita. Antiguo cantinero de esta estación decadente y austera. Aquí viví grandes momentos hasta que llegó el progreso y me convertí en innecesario. Aquí fundé mi hogar, nacieron mis hijos y murió mi esposa.

Desde esta estación vi desfilar a todos mis hijos en busca de mejor vida, futuro y quedéme yo solo.

A veces los recuerdos me pueden y vuelvo a ella a esperar el regreso de hijos y nietos pero... nada quieren de este trozo de tierra que les vio nacer.

Aquí me lleno de ayeres y soy feliz viendo esos trenes que pasan de largo y nunca se detienen...

©® María Jesús Maricalva