Los avisos de tormentas
inminentes, no parecen amedrentar a las bici-osas aves nocturnas que se reúnen
en el Paseo Rivera de San Rafael a las 21,00 horas.
Catorce seres extraños, cruces de humanos y aves
de distinto pelaje, entre los que se encuentran algunos que solamente se dejan
ver en temporada estival (seguramente han estado invernando), pero en todos ellos
surge en esta época el instinto natural del que les provee la madre naturaleza.
Ese instinto que les empuja a todas ellos a reunirse por estas fechas y formar
causa común.
A ninguno le preocupa el
recorrido a realizar, la dureza del
mismo o los lances que habrá que afrontar. Su instinto les marca únicamente que
deben seguir al ave nodriza.
Son horas en las que la luz
solar todavía se deja ver, pero que juega al escondite entre los pinos altos.
El lado humano de estos
extraños seres, les ha aconsejado proveerse de focos para la noche y todos van bien preparados, pero se
nota que es época de crisis y todos se resisten a ser el primero en encender el
suyo.
Vistos de frente todos
parecen ser chinos o acaso japoneses, guiñan los ojos haciendo esfuerzo por ver con claridad el
camino que recorren. Los focos siguen apagados.
¡Ay amigo!, no se puede
salir de la madriguera sin haber comprobado antes tu máquina.
Cadenas que no circulan con
la debida soltura retendrán al grupo y más adelante, los cardos dejaran su
impronta en alguna rueda que no ha sabido esquivarlos.
¿Estamos en verano? ¡Anda
ya!
Algún aparato digital marca
15º pero la sensación térmica te dice que hace frío. Entras en calor con el
esfuerzo... pero el ambiente es fresco.
El recorrido que se realiza es conocido por todos. A la derecha, a la izquierda, arriba, abajo... por aquí ya hemos
pasado cientos de veces, pero hoy DE NOCHE.
Varios sapos se nos cruzan
en el camino y creo que alguno perece en el intento bajo nuestras ruedas.
Las luces atraen en algunas zonas a miles de
insectos que te rozan cara, brazos y piernas... mejor no detenerse o te
comerán.
Se alcanza el objetivo
previsto, el alto de Cabeza Reina, pero allí no hay quien pare. No es viento,
es vendaval racheado y frío. No hay forma de guarecerse para dar cuenta de los
bocadillos que reposan en nuestras mochilas. Habrá que descender y buscar el
refugio de los árboles.
Se escuchan truenos y se ven
resplandores lejanos. De momento nos respeta la lluvia.
Sándwiches, bocatas, latas
de cola y otros refrescos... alguno una barrita energética y frutos secos. Todo
desaparece de la mochila, salvo las latas vacías y los envoltorios debidamente
recogidos.
Regresando hacia casa nos cae encima alguna gota perdida de lluvia que ha arrastrado el viento. Desbandada en los últimos kms
y ya en San Rafael despedidas. ¡Hasta la próxima!
Desde El Espinar mandarán WhatsApp para tranquilizar: “No nos hemos mojado y cada mochuelo en su olivo”.
Y recuerda: Cada miércoles una nueva Ruta Nocturna con Alfonsoyamigos.
Nota luctuosa:
Nos llegan noticias del fallecimiento del padre de nuestro compañero y amigo Luis Arce. A él, a su hija Sofía y a toda su familia les mandamos nuestras condolencias y un fuerte abrazo con mucho cariño, de parte de todos los que componemos Alfonsoyamigos.
Desde El Espinar mandarán WhatsApp para tranquilizar: “No nos hemos mojado y cada mochuelo en su olivo”.
Y recuerda: Cada miércoles una nueva Ruta Nocturna con Alfonsoyamigos.
Nota luctuosa:
Nos llegan noticias del fallecimiento del padre de nuestro compañero y amigo Luis Arce. A él, a su hija Sofía y a toda su familia les mandamos nuestras condolencias y un fuerte abrazo con mucho cariño, de parte de todos los que componemos Alfonsoyamigos.