Después lo contaremos en detalle
pero, lo primero y más importante, lamentar la aparatosa caída de Quique que,
según las últimas noticias, se encuentra bien pero con una fuerte contusión y
todo el cuerpo dolorido. Le mandamos un fuerte abrazo y nuestros deseos de
que haya quedado en un susto y se recupere pronto.
No me
digáis que no es para emocionarse ver a tantos amigos y compartir con todos
unas horas. Bromas han caído a costa del partido de ayer, pero han sido
indulgentes.
Tras la convocatoria realizada
por Ferluy, con la propuesta de acompañarme en ruta por La Casa de Campo de
Madrid, hoy hemos tenido récord de asistencia. Nada menos que 18.
Compañeros habituales, otros que
no veíamos hacía tiempo, la vuelta de Toño después de su operación de menisco,
la incorporación de una fémina, Lourdes, que se ha portado como una campeona
entre tanto machito y alguna cara nueva que seguramente veremos de nuevo.
Así, han seguido a este guía
amateur Carlos, Enrique, Fernando, Ferluy, Iraitz, Javi B, Javi “Galo”, José “Cheli”, José Luis, Joss,
Juan, Lourdes, Quique, Santi “cuñado de Quique”, Lourdes, Santi Fernández, Santi Calleja y Toño
que, a partir de ahora y si nos sigue acompañando, aparecerá siempre en último
lugar por mi obsesión en poner estas listas por orden alfabético
.
Quiero mandar un abrazo a Mario y
a Julio, amigos también, a los que he podido saludar, pero que han decidido
seguir la marcha por su cuenta.
Hoy coincidíamos con un maratón,
que recorrería casi todas las pistas principales de la Casa de Campo pero,
salvo a la hora de salida, no hemos vuelto a ver al numerosísimo grupo de
participantes. Eso sí, el caos que se ha organizado para encontrar plaza para
aparcar ha sido apoteósico.
Desde el primer momento hemos
cogido senderillos, salvo los cien primeros metros y que inmediatamente
provocan quejas y bromas. Más adelante también habrá algún tramo pistero.
Al participar tantos amigos, la
diferencia de estado de forma, de habilidad y de gustos personales ha quedado difuminada.
Nos dirigimos tras las primeras
pedaladas hacia la Cuesta de la Muerte, de la que ya di cuenta en anterior
ocasión, pues alguno quiere conocerla de primera mano y comprobar si es tan
dura como se cuenta. Ahora lamento la decisión tomada.
Arriba, al borde de la
Cuesta de
la Muerte, bromas, sorpresa y aunque la mayoría ya hemos decidido no bajar,
otros se deciden a hacerlo.
Se lanzan Galo, Carlos, Ferluy, Juan (que salva un pequeño escollo al final) y Quique que,
tras conocer el descenso por otras ocasiones, se lanza sin demasiados
miramientos.
Tan rápida ha sido la decisión de los atrevidos que ni siquiera ha
dado tiempo a sacar la cámara.
El desnivel es el mismo de siempre,
pero la situación del terreno, seco, húmedo, o lleno de surcos por las aguas y
los hielos hacen que esta Cuesta sea diferente en cada ocasión.
Tal vez el esquivar una rama, un
surco, o el resbalar por el rocío de la noche... quien sabe, pero cuando Quique
ya ha llegado prácticamente al final de la dura rampa, no puede realizar con
efectividad el último giro y su cuerpo frena impactando contra un árbol.
Desde arriba, alguno ha visto el
golpe, pero no somos conscientes de si ha sido grave. Abajo, Galo y los demás
corren a socorrer a Quique y ver esto si me preocupa.
Momentos de indecisión arriba,
pero nos hacen señas para que bajemos, eso sí, por sendero con menos desnivel.
Ya se ha llamado al SAMUR y nuestros
médicos en plantilla Enrique y Santi Calleja le hacen un primer reconocimiento,
evitando que se mueva.
Llega la policía y el SAMUR, ya
habituados a accidentes en la zona. Se llevan a Quique y se ocupan también de
la bicicleta (ya digo que es habitual) y su amigo Carlos se compromete a
ocuparse de los últimos detalles. ¡Buen amigo!
No ha sido agradable, pero
sabiendo que Quique queda en buenas manos decidimos continuar marcha.
Desde el exterior debe ser una
maravilla vernos pedalear, formando una serpiente variopinta de colores y
formas, sin uniformes, sin distintivos, pero formando un grupo unido con poco
margen entre unos y otros, en continuo esfuerzo por no perder la rueda del
compañero que marcha delante.
La gran diversidad de caminos que se cruzan a
nuestro paso, recomienda estar atentos para no acabar extraviados.
Cuando los senderos se ensanchan
y lo permiten, es recomendable agruparse y pasar lista antes de continuar,
estar seguros de que ninguno ha tomado una variante equivocada.
Mínimos tramos por pista ancha y
muchos senderos single habilidosos, con numerosos descensos que, por supuesto,
antes nos han obligado a tomar altura.
No oigo quejas, no veo caras de
disgusto y si de satisfacción. Me alegro un montón.
Lourdes aguanta bien la marcha e invita a que otras amigas se apunten a nuestras rutas.
Fernando tendrá una leve caída,
al no conseguir sacar a tiempo la zapatilla del pedal automático, pero sin más
consecuencias que unas risas. Más adelante, casi al final, será Juan el que en
un doble tobogán sale volando en el segundo y toma tierra sobre la única zona
de barro. Ambas caídas sin más importancia.
Al final, sentimientos contrapuestos. La hora recomendaba cortar la excursión pero se notaba que nos quedábamos con ganas de mas. Cervecitas, bromas, comentarios sobre la ruta y sobretodo preocupación por Quique, pero ya nos dan los informes médicos por teléfono. Regreso a casa.
Por último y para mi importante, agradeceros
a todos el esfuerzo que habéis realizado para acompañarme hoy y quiero que sepáis que me ha
dado mucha alegría. Gracias.