El ser humano debe agradecer que la memoria sea frágil en muchas ocasiones…
No tenéis nada más que ver algunas de nuestras rutas anteriores por la zona, que no fueron tan afortunadas como las de hoy
Saltamos
de la cama con la misma incertidumbre de los últimos días: No tenemos claro si esta mañana tendremos
lluvia en nuestro punto de encuentro o a lo largo del recorrido. No hay problema, nos aseguramos de no olvidar
el chubasquero en casa y nos ponemos en marcha.
Hemos
decidido acudir a Torrelaguna, localidad
ya visitada en otras ocasiones y que siempre nos ha deparado rutas divertidas…
bueno, y otras no tanto, pero en esta ocasión nos remontamos al primero de los
trazados conocidos, aquel que realizamos nada menos que en diciembre de 2014.
Hoy, dispuestos a escribir juntos nuevas aventuras que recordar en años venideros, acudimos: Andrés, Ángel, Enrique, Ernesto, Fer, Jesús, Juan, Luis Ángel, Nacho, Patrick, Santi y Alfonso.
No,
no os vayáis hacia abajo por inercia, fijaros bien en el track que nos indica
hacia arriba. Enrique
nos propone hoy realizar la ruta en sentido inverso al conocido. ¿Para que resulte novedosa…? O tal vez por una extraña teoría que
recomienda realizar los tramos más duros al principio…
Eso
sí, la intención es rodar y rodar para coger fondo, evitando en esta ocasión
todo atisbo de trialeras.
Despacito
y con buena letra salimos agrupados pero cuesta arriba, alcanzamos altura y cogemos la pista bajo la
que discurre el Canal del Atazar. Más abajo, a nuestra derecha, ya se
puede ver el pueblo de Torremocha de
Jarama y no puedo olvidarme de aquella ocasión, en Marzo de 2018, que
partiendo de esa localidad acabamos casi siendo engullidos por el barro en unas
espectaculares Cárcavas.
Hemos recorrido unos 8 kms y estamos muy cerca del pueblo medieval de Patones de Arriba, con sus casas de pizarra negra, pero seguimos adelante en un sube y baja continuo, propio de cualquier montaña rusa, por el Camino de Servicio del CYII. Ya hay quienes han imprimido fuerte ritmo desde el principio y parece que su intención es seguir así hasta el final. Pronto se les pierde de vista.
Subida,
bajada, subida, bajada larga por el GR-10 y dejamos atrás hermoso puente de
piedra y la Minicentral de El Atazar para encaramarnos hasta pequeño puerto en
la falda del Cerro de la Oliva y
dejarnos caer por ladera hasta el GR-88, que discurre sin desniveles siguiendo
el curso del Río Lozoya, afluente
del Jarama.
Unas gotas dispersas de lluvia nos aconsejan ponernos los chubasqueros, pero apenas nos volverá a caer agua.
Avanzamos
a buen ritmo, sorteando con habilidad los charcos del camino y disfrutando del
formidable entorno por la Cañada de la
Caleriza. Habrá
ocasión de mantener algunas charlas y de comentar lo ya dejado atrás.
Durante
este tramo veremos a la izquierda varias oquedades cerradas a cal y canto con
verjas metálicas. En su
día, dicen, fueron utilizadas por el CYII para construir minas de ataque (¿?)
Al frente y ya a la vista se nos presenta pasarela metálica en la Presa de la Parra, de 1904, a la altura de donde desemboca el arroyo del Casucho. Las fotos se acumulan.
Estamos
en el Parque Natural Sierra Norte de Guadalajara y avanzamos hasta cruzar por
puente el arroyo del Robledillo. Nos
toca afrontar una subida de más de 4 kilómetros por pista forestal con un
desnivel medio del 7% que a tramos resulta duro.
Descenso
muy rápido por el Barranco de Reduvia
con fuerte desnivel y peligro al frenar y tomar las curvas, hasta que cogemos
desvío y no hay más remedio que reducir el ímpetu para ascender hasta el
tranquilo pueblo de Alpedrete de la
Sierra, con menos de 40 vecinos censados.
El
ascenso es de poco más de 2 kilómetros, pero por camino muy descarnado que
impide dar buenas pedaladas. El
grupo al que me uno, con Santi a la cabeza, parece acabar de descubrir que avanzando muy rápido se
superan mejor las piedras. No
ruedan, vuelan.
Parada
breve en el pueblo. Los
que parece no quieren perder la media del día ya han partido y otros apuran la
parada realizada para tomar algo de comida y bebida. De nuevo, toboganes que provocan acumular cansancio en las piernas o acaso sea la dura velocidad de marcha.
Seguimos
trazado sin pérdida, olvidándonos en esta ocasión del desvío por la izquierda
que nos hubiera llevado hasta el Cerro de Mingo Negro y más allá a las Cárcavas
ya comentadas.
Superamos
el Refugio Casilla de la Lastra y seguimos adelante rápidos, muy rápidos
siguiendo trazado del Canal del Alto Jarama, hasta llegar a tener a la vista y
casi poder tocar la Presa del Pontón de
la Oliva, de 1857. Enorme
presa, la más antigua de Madrid y con insalvables problemas de construcción,
que fue sustituida en 1882 por el embalse
del Villar. Reagrupamiento,
fotos y toma de fuerzas para nuestro tramo final de ruta.
Curiosidad: Por aquellas fechas, mediados del siglo XIX, Madrid registraba una
población de 200.000 habitantes y disponía de un caudal de agua de 2000 metros
cúbicos por día. Apenas
10 litros diarios por habitante para aseo, bebida y comida, que se abastecían
de 77 fuentes públicas y el servicio de los aguadores.
Tendremos
que recorrer casi 4 kms por carretera, no hay más remedio, antes de desviarnos
por la izquierda a espaldas de Patones
hacia Torremocha de Jarama. Estamos siguiendo ahora tramo del Camino de Santiago por vías pecuarias y
las señales que así lo indican se dejan ver con bastante frecuencia. Mis compañeros se tendrán que ir acostumbrando
a ver estos avisos.
Algún
repecho más a modo de propina y por fin de regreso en Torrelaguna, donde se
escapará más de un suspiro al detener la marcha a la llegada.
A
conciencia, hemos convertido una ruta que bien pudiera ser de paseo y disfrutona en ruta dura y
exigente. No
hay más que ver el tiempo que hemos empleado en su recorrido. ¿La hubiéramos podido haber hecho más rápido? SÍ. ¿Hubiéramos tenido fotos de recuerdo? NO.
Objetivo
de la ruta: Mejora de fondo físico. Conseguido. Sarna con gusto no pica.
Los 80 km de distancia hasta el punto de salida sin duda han merecido la pena para recordar una zona ya visitada pero casi olvidada por lo que a mi respecta. Aunque realizada en sentido contrario las pendientes no han cambiado y las imponentes conducciones de agua hasta cada uno de los sifones que van salvando los relieves de la zona se hacen notar en las piernas. No obstante hemos cumplido con el objetivo. Pasamos una mañana disfrutando de la bici. El colofón inmejorable fue celebrar el cumpleaños de Juan en la Antigua Casa Patata con parte del grupo y comprar unos dulces en la pastelería de Mariano Calleja en Torrelaguna (muy recomendables).
ResponderEliminarUn saludo para todos.
Rodar, rodar y rodamos, también subimos, vaya que subimos y cogimos fondo, más fondo.
ResponderEliminarMeteorológicamente, no nos importuno la mañana, es más la temperatura fue ideal.
Otra mañana ideal en la que con la tropa lo pasé de maravilla, en plena naturaleza.
Gracias, Juanpa por el remate final celebrando tu cumpleaños.
Gracias a todos por estar ahí, hacéis que cuando ruedan nuestras bicis, el mundo,se pare un rato.
Gracias comandante por esa foto junto al puente, cerca de la central eléctrica en la represa de Río Jarama.
Sed Felices Un Abrazo.
Ruta rodadora sin dificultad técnica. El ritmo demuestra que la dureza puede estar en función de la velocidad que imprimas. Tenemos que ir preparandonos para hacer camino y acumular esfuerzo y recuperación.
ResponderEliminarUn disfrute de mañana con los amigos.