Apeadero de Gudillos
Relato y fotos: María Jesús Maricalva
A la misma hora de
siempre, con ojos plagados de ayeres inciertos y suspendida su mirada hacia un
punto indefinido veía a aquel octogenario sentado en ese andén donde el tren no
se detiene.
Se había convertido en costumbre para mí el pasar a la misma hora por ese apeadero de Gudillos y asomarme a contemplarlo desde la ventanilla, aunque solo fuera de paso. Siempre dejaba esas crónicas a medias para observarlo e intentar imaginar el porqué siempre estaba allí, solo, tan solo y como aguardando a alguien.
Algo tenía su rostro, esa mirada extraviada y esa pose entre nostálgica, queda y silente.
"De hoy no
pasa", me dije y accioné el timbre para que el tren se detuviese.
El anciano me miraba, tal
vez extrañado de verme bajar en ese apeadero decadente, austero, abandonado...
No titubeé en ningún
momento y me dirigí a él como persona, no como periodista en busca de noticias.
Me dejó un hueco en aquella especie de banco de piedra destrozado por el vandalismo de personas que no respetan lo ajeno.
Me miró con tristeza a los
ojos y con su mano derecha, temblorosa por la edad, estrechó la mía para
saludarme.
---Soy Juan, señorita.
Antiguo cantinero de esta estación decadente y austera. Aquí viví grandes
momentos hasta que llegó el progreso y me convertí en innecesario. Aquí fundé
mi hogar, nacieron mis hijos y murió mi esposa.
Desde esta estación vi desfilar a todos mis hijos en busca de mejor vida, futuro y quedéme yo solo.
A veces los recuerdos me pueden y vuelvo a ella a esperar el regreso de hijos y nietos pero... nada quieren de este trozo de tierra que les vio nacer.
Aquí me lleno de ayeres y soy feliz viendo esos trenes que pasan de largo y nunca se detienen...
Buf, que de recuerdos.... La de veces que he estado yo en este y en el de Tablada.
ResponderEliminarJosé Carlos Sepúlveda
Hoy se cuentan con los dedos de una mano los trenes que paran en estas estaciones (Tablada, Gudillos...), la "rentabilidad", la prisa por llegar a Segovia lo antes posible y la mala suerte de quedar fuera del límite de Cercanias han terminado con ellas, lo mismo que con cientos de estaciones en toda España. Recuerdo con mucho cariño los tiempos en que éramos pequeños y estas estaciones eran principio o fin de una ruta. Tiempos en los que el funicular de Cercedilla era asequible para un chico con dos duros en el bolsillo y no un "tren turístico puesto en valor"
ResponderEliminarFernando Aguado Montero
Ole.
ResponderEliminarComo siempre, brillante María Jesús, corto pero profundo tu relato.
Al ver que Alfonso publicaba algo tuyo, y más si cabe relacionado con el tema de los trenes por nuestro querido entorno segoviano, que sé que tanto te apasiona, me ha dado mucha alegría leerte por aquí.
Gracias y un beso.
Y a ti Alfonso, gracias por publicarlo, María, como ya sabrás, es una magnífica escritora y periodista!!
Gracias, Aranzazu. Todo un halago viniendo de alguien como tú, con una sensibilidad que llega hasta el último poro de nuestra piel. Un beso y gracias por tus palabras.
EliminarMaría Jesús Maricalva
A mi y a mucha gente que conozco me han hecho la pascua. Antes solía hacer muchas marchas saliendo de Navacerrada o Cercedilla y acabando en la estación del Espinar, o subir a la Mujer Muerta y bajar desde Pasapán bien hacia El Espinar o a Ortigosa del Monte, porque había un tren que pasaba a las 5, ideal para llegar sin muchas prisas y sobrando un rato para el preceptivo "tercer tiempo" en uno de esos bares de pueblo del lado segoviano de Guadarrama, sin pretensiones y donde siempre me han acogido bien. Pues justo quitaron ese tren, y o bien vas a la carrera para coger un tren a las 2 o bien te esperas un montón de horas hasta uno que pasa a las 8. No es una cuestión de puro déficit, porque si hay algo que pierde dinero a espuertas es el AVE -sin contar la amortización de la carísima infraestructura.
ResponderEliminarJorge Etxague
Asi es, pero no se cuenta con ello, somos una minoría. Lo importante es decir que se llega en menos de una hora a Segovia, sin nada que entorpezca el paso.
EliminarFernando Aguado Montero
Gracias, Alfonso por publicar este JUAN EL CANTINERO en tu maravilloso blog que sigo aunque nunca te comente.Un abrazo.
ResponderEliminarMaría Jesús Maricalva