Aférrate a aquello que te
hace disfrutar y ser feliz
No hay pérdida, sigue el
sendero “sin nombre”
Tras el rutón de la semana pasada que en todos hizo mella, las excusas absurdas se acumulan para este domingo: “Voy al concierto de Bruce Springsteen en Dublín”. “Tengo un congreso fuera de España”. “Acudo a Sevilla para ver la final de la Copa del Rey” y a la postre celebrar el triunfo del Real Madrid. “La batería de mi bici ha hecho pluff”. "No he recibido el basculante nuevo"...
Está
claro que nimiedades, simplemente excusas. Y
así, con las ausencias anunciadas y alguna otra de última hora, al Paseo Rivera
de San Rafael acudimos: Andrés, Ángel, Fer, Pawel y
Alfonso.
Tal
vez por seguir algo dormidos hemos tenido que realizar recuento en varias
ocasiones: A uno le salía que éramos cuatro y a otro que
seis… ¿Habéis
contado? Pocos, pero escandalosos, en una mañana que
aún retiene el frescor de la lluvia de la noche anterior.
Fer
es el único que carga un track de la ruta estimada, pero el GPS no dejará de
pitar avisándole una y otra vez de posible extravío o de retorno a la ruta. Hoy
era buen día para despojarnos del “corsé” e improvisar en la medida de lo
posible y eso hemos hecho.
Nos
ponemos en marcha y tomo la iniciativa en los primeros kilómetros para guiar a
los compañeros hacia zona de pinares tras cruzar el arroyo Gargantilla,
dando lugar a que, sin previo aviso, lleguen los primeros repechos que se
superan sin problemas y con ánimo.
Los
senderos entre pinos casi invitan a echar toda la mañana sin salir de este entorno,
pero hoy la intención de la ruta es subir y bajar, subir y bajar, así que tras
pocos kilómetros ya estamos descendiendo hacia el Centro Nacional de Formación
de El Espinar, antiguo Preventorio de San Rafael
Con buen
talante y agrupados rodamos por el cordel de Las Tejoneras para ir
ascendiendo por la pista forestal algo rota hacia el cerro de El Estepar
(1346 m). Las piernas siguen frescas cuando alcanzamos
las antenas de comunicación y el Mojón conmemorativo de El
Estepar (1297 – 1997).
(En
1997 se cumplieron siete siglos de la Carta Puebla que en 1297 entregó la
Comunidad de Villa y Tierra de Segovia a los habitantes de El Espinar).
Y
ahora lo que toca es... bajar, por el senderillo que aspira a ser trialera sin
conseguirlo y que disfrutamos bajando rápido y sin problemas para coger pista
que rodea el cerro, muy arreglada en los primeros tramos y muy seca en los
siguientes, que nos hace recordar la humedad e incluso barro que encontramos en
años pasados por estas fechas.
Cerca
de piedras y puerta conocida que detiene nuestra marcha por unos instantes,
pero ¿dónde están los toros bravos que nos miraban desafiantes en otras
ocasiones? Pues no, no están, brillan por su ausencia.
Un
tramo por la colada de Lucas Gómez y descenso por la colada del arroyo de La
Soledad hacia el Pinarillo en El Espinar, donde se celebra cada año el encuentro de La Hispania de los Vikingos
La
cañada del Tiznao y el Prado Marqués, dejando a nuestra derecha los restos del
antiguo Molino de la Villa sobre el Río Moros, para descender por
la vereda de la Casilla del Doro hasta cruzar puente sobre el arroyo de La
Tejera.
Nos
aguardan casi 4 kms de duro ascenso con el Cerro del Caloco (1562 m)
siempre a nuestra derecha. Breve intento de remolonear y
allá vamos, con ahínco y paciencia, reservando fuerzas. Dos puertas,
una de ellas de alambres, y nos esforzamos por llegar primero a zona de pinos y
después más arriba siguiendo indicaciones de Fer y el aparente trazado de la Cañada
Real Soriana Occidental.
Un
par de pilones de nueva factura y de nuevo en ascenso por la Peña del Gallo
hasta punto que nos haría caer hacia la ladera norte. El
día más que formidable para disfrutar de las vistas y de los parajes que nos
rodean.
Las
bromas se suceden cuando tenemos que descender hacia la N-VI. Fer
se lanza y grita por walkie: “Seguid el sendero…” Sendero,
¿qué sendero”. Ah, el “sendero sin nombre”.
Nos
esforzamos en zigzaguear entre peñas y matorrales intentando seguir la estela
que van dejando sus ruedas sobre la hierba.
Cruzar
la N-VI resulta muy peligroso por la falta de clara visibilidad a ambos lados,
pero Pawel, subido a una peña, da indicaciones para cruzar sin peligro y poder retomar agradable marcha por la Vereda de la Casilla del Doro, dispuestos a enfrentarnos después al durillo ascenso hacia la cima donde se encuentra la antigua Torre del Telégrafo Óptico y las antenas de comunicación.
Descanso,
fotos, risas… hoy Fer es la víctima de todas las bromas y entra fácil al trapo,
pero aún no hemos acabado.
Descendemos
de la Torre por la Majada de los Cardos hacia la Mata de Santo Domingo,
pero Fer abandona la pista conocida y nos quiere enseñar otro recorrido. De
nuevo le seguimos haciendo malabares y equilibrios con las bicicletas por otro “sendero
sin nombre”. Bromeamos diciéndole que
parece estar improvisando sobre la marcha.
Hoy
nos hemos prometido acabar la ruta tomando unas cervezas, así que, muy a pesar
de Fer, recortamos por la finca de Navalvillar y emprendemos regreso con
descenso muy divertido y tramo por carretera hasta los Llanos de San Pedro,
donde cogemos desvío de nuevo hacia el Pinarillo y de ahí hacia el Camino de
los Pastores o Vereda de Marigarcía y Suertes Nuevas.
Casi
40 kms, algo menos de 700 metros de desnivel acumulado y unas magníficas jarras
de cerveza, invitación de Andrés (siempre generoso), con las que hemos brindado a la salud de
presentes y ausentes.
Nota: La próxima vez buscad
mejor excusa para faltar. ¡¡Feliz Semana!!