Una nueva DANA barre España, provocando grandes
daños a su paso
Este
sábado, varios amigos cogimos la bicicleta para recorrer senderos habituales
por los montes de San Rafael, pero el paisaje que encontramos a nuestro paso
fue diferente, había cambiado.
La
gran cantidad de lluvia caída en días pasados arrastró mucha tierra, piedra
suelta y gran cantidad de ramas; provocó la caída de más de un árbol enfermo e
incluso el desplazamiento de alguna roca de mayor tamaño, dejando muchos
senderos habituales intransitables. Las
zonas altas con mejor presencia, pues habían dejado correr monte abajo todos
los deshechos para acumularse junto a las porteras o al inicio de las sendas.
La
convocatoria para desplazarnos el domingo hasta la localidad de Revenga ya fue
lanzada el pasado jueves, para una ruta en la que no faltarían senderos y
arrastraderos que, ahora, podríamos encontrar irreconocibles y me sentí
obligado a advertir a los compañeros.
Acudo
a la cita pronto, como siempre, temiendo una presencia reducida de amigos pero,
ya encuentro a Ángel esperando. En
unos minutos, se echarán de menos bastantes caras, pero el Grupo no va a ser
reducido pues aparecemos: Ángel,
Enrique, Fer, Fernando, Jesús, Luis Ángel, Miguel Ángel, Nacho, Paco, Santi,
Sergio y Alfonso.
Con
una puntualidad que, afortunadamente, ya se va convirtiendo en costumbre, arrancamos
en suave ascenso por el Camino de Valsaín, dejando a nuestra derecha el embalse de Puente Alta, que seguramente
habrá recuperado, como otros, nivel de agua en estos días y donde, en su
proximidad, hace 3 días volcó camión con carga de 200 cerdos. Os aseguramos que no nos hemos encontrado con
ninguno extraviado.
Giramos
a la izquierda por camino con el rimbombante nombre de “Cañada Real Soriana Occidental de las Merinas”, que muchas
historias podría contarnos de quienes antes que nosotros la recorrieron.
Como
en otras ocasiones, rodamos junto a las ruinas de las Casas de Esquileo de Santillana, mandadas edificar por el marqués
de Iturbieta, con licencia del rey Felipe V en 1744, en época de gran apogeo
ganadero.
Vamos
en busca de las cercanías de la Cruz de
la Gallega, por sendero en ascenso y a tramos habilidoso que nos hace tomar
altura poco a poco y que todos afrontamos sin complicaciones. Pasamos la zona de Las Capellanas y las
Praderas de Navas del Rey. El
día acompaña con el esfuerzo.
La fuente de los Pastores apenas ofrece
unas gotas de agua a estas alturas del verano pero, enfrente, en altiplano, 4 ó 5 buitres se están dando banquete como pocos. Están
apurando los restos del desayuno y ninguno parece querer dejar en la mesa ni las
migas.
 |
Según nuestro amigo Miguel Ángel:
4 ejemplares de Aegypius monachus
|
Seguimos
adelante y dejaremos a la izquierda, visto su inicio solamente por el rabillo
del ojo, la entrada al descenso de Los
Aleonardos, pero nos acordaremos más tarde.
Bastante
antes de llegar al desvío a La Camorquilla, nos surge el que hoy forma parte de
nuestros planes para llegar al Cerro
Pelado. Ver
la pared que tenemos delante asusta y más en cuanto atacamos con las primeras
pedaladas.
No
sin bastante dosis de habilidad para guardar el equilibrio, las dos e-bikes dan
buena cuenta de la cuestecita y el resto de compañeros no regatean en esfuerzos
y dan de sí mismos todo lo que pueden, afrontando
desniveles del 12% y 13% y ya a pie, 150 metros al 25%. Una barbaridad.
Estamos
en el Cerro Pelado y puede que en
tiempos hiciera honor a su nombre pero, ahora, altos pinos de Valsaín impiden
disfrutar de las seguras estupendas vistas. Unas
barritas, algún gel, muchas risas y un par de merecidas fotos.
Delante,
vemos con claridad huellas de vehículos que animan a pensar que el descenso va
a ser de auténtico disfrute…. Pero
nuestro gozo en un pozo. La
doble huella es ahora un sendero único que se afina al máximo y que, tal vez
después de las últimas tormentas, se ha convertido en apenas un reguero que
afortunadamente no está demasiado seco.
Enrique
baja su sillín, se ciñe a la bicicleta y se lanza cuesta abajo sin tener muy
claro lo que tendremos por delante. Yo
intento seguir su trazada pero en unos segundos lo he perdido de vista. Mi peso más el de la bici suman un peso
muerto difícil de controlar.
Fer
me adelanta sin ni siquiera darme tiempo a apartarme y le pierdo también de
vista mientras zigzaguea con habilidad para salvar obstáculos. A tramos, sólo a tramos, hemos descendido algunos
montados, a pesar de que el terreno sujetaba algo más por la humedad de las
recientes lluvias… imagino pista de esquí si hubiera estado totalmente seco. Tremendo. Los medios técnicos nos informan de
que ha habido mucho tramo al 30%
Ya
cogiendo descanso en horizontal, entran ganas de hacer recuento y asegurarse de
que ninguno ha acabado estampado contra un árbol. Estamos junto al arroyo de los Acebos, al pie
de la que antes considerábamos “la madre de todas las bajadas”, (Los Aleonardos) pero ya se ha
quedado pequeña.
Por
sendero divertido y disfrutón nos acercamos hasta la zona de Los Asientos, en las
inmediaciones del río Eresma. Los walkies se dejan oír: Esperad, que hay avería.
Primero
de pies, después sentados y finalmente, los más adelantados, optamos por
regresar al punto de la incidencia. Santi
tiene problemas con un cambio que se niega a funcionar de manera correcta y
bloquea la rueda… Los
mecánicos se hacen cruces sin lograr resolver el problema.
Dictamen
técnico: Imposible
que Santi continúe con la ruta prevista teniendo que mantener piñón fijo. Santi asume que tiene que regresar al punto de
inicio por el camino más corto y no faltan voluntarios para acompañar como escolta.
Somos
12 y la decisión surge espontánea, se asume sin encuesta ni referéndum,
entendiendo todos que es la correcta: Nos
vamos con Santi… Pues
adelante. Ya
habrá ocasión de intentarlo de nuevo.
Avanzamos
junto al margen del río, hasta cruzar por el puente de Peñalara hacia las
ruinas del palacio de Valsaín y emprendemos ascenso lento, al ritmo de Santi, hacia
la Cruz de la Gallega pasando junto
al monolito de la Puerta de Santillana.
 |
| Al fondo, La Mujer Muerta |
Cuando
estamos en el punto más alto de este tramo, ya todo es dejarse caer cuesta
abajo enfilando de nuevo hacia el embalse de Puente Alta, aunque habrá quien
aproveche para imprimir mayor ritmo.
Poco
antes de las 12,30 y ya estamos de regreso, con apenas 25 kilómetros recorridos,
pero satisfechos de nuestra aventura y con la suficiente adrenalina consumida
como para afrontar con éxito una nueva semana.
Ya no
se podrá decir que AlfonsoyAmigos no
ascendió al Cerro Pelado.
¡Buena semana!
