La gente positiva es la que se cae, se
levanta, se sacude, se cura los raspones, le sonríe a la vida y dice: ¡Ahí voy
de nuevo!
Nos encontramos al sur del municipio de
Colmenar Viejo, algo alejados del casco urbano y junto a edificio de vistosa construcción
en piedra, la Estación de Colmenar Viejo
Dispuestos a no perder el tren de una
nueva ruta acuden: Alejandro, Ángel, Enrique, Ernesto, Jesús, Juan, Luis Ángel, Miguel
Ángel, Pablo, Patrick, Rafa y Alfonso. Alejandro y Pablo son sobrino de Jesús y
un amigo, que inyectan nueva sangre al Grupo y son bienvenidos.
¡Nacho! Ves
poniendo la máquina a punto que de la próxima no te libras.
Caras de extrañeza en la mayoría de
compañeros, no se pueden creer que empecemos la ruta con un fácil rodar junto a
las vías del tren, ¡¡qué vendrá después!! Aunque no faltarán tramos con mucha
agua que nos obligarán a rodar sobre el balastro.
Nos desviamos para coger la entretenida
y curiosa Calleja de Navarrosillo, que en esta ocasión se nos atraviesa a más
de uno, debe ser que aún no hemos entrado en calor.
Agrupamiento y giro a la izquierda para
disfrutar por la pedregosa Colada de los Gallegos, con algunos tramos complicados,
pero la mayor parte en descenso por zona de piedras que superamos uno tras otro
con habilidad, agradeciendo que los andarines nos cedan el paso.
En otras ocasiones fue este un tramo de
fin de ruta hacia el Puente del Batán,
pero hoy nos queda por delante mucha
ruta y antes de seguir nos detenemos para foto de recuerdo, lo que
aprovecha una pareja de la Guardia Civil para recordarnos la importancia de
mantener distancias.
Algunos compañeros han debido entender
mal el consejo y se pasarán toda la ruta no sé si tirando del Grupo o alejándose
cuanto pueden de él, en un alarde de
poderío o por mantener distancia.
¡Qué daño está haciendo a los grupos los
rodillos y las máquinas de spinning!
Cogemos el Cordel Prado Tejada que nos
obligará a cruzar el río Manzanares y vamos ascendiendo hasta las cercanías
del Embalse de Manzanares El Real o Embalse de Santillana, que estar está, pero
que no alcanzamos a ver, yo al menos.
Estamos muy cerca de Soto del Real y
volvemos a coger tramo largo de las vías del tren. ¡Caray!, te
paras a hacer una foto y ya has perdido de vista a los que van delante. ¡Eh!,
esperad en el próximo desvío… se
agradece que portemos varios walkies.
Marchamos ahora por la vía Pecuaria del
Camino a Miraflores de la Sierra y una vez que atravesamos las vías del tren
cogemos descenso rodando por la Vereda del Humilladero y Vereda de las Eras de
Enmedio hasta el Vado del Arroyo de Valdesaelices.
Zonas encharcadas y bastante
embarradas, vadeo de arroyos con la justa medida para que te mojes los pies y
pegues más de un resbalón, pero el ánimo no decae, se avanza tramo a tramo,
como si los kilómetros no corrieran.
Tomamos un trecho de la carretera de
Navalafuente antes de desviarnos para emprender
duro ascenso por el Camino de San Agustín, con fácil rodar a pesar del desnivel.
Pero si queremos llegar al punto más alto de la ruta tenemos que
hacerlo por la complicada, pedregosa y escalonada Vereda del Palancoso y más
adelante por la Cañada del cordel. Tremendo ascenso.
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Los últimos que han cumplido años en Marzo |
La Cañada del Recuenco parece querer
darnos un respiro, pero es una zona de toboganes que castigan aún más las
piernas. Quieres seguir a buen ritmo pero el desnivel te obliga a bajar la
marcha. Y nuevo ascenso trialero, uno más, que va despegando al Grupo.
Ya de frente el Arroyo de la Tejada y
la zona de la Cañada de Las Gateras, con un descenso rápido donde las
bicicletas se desbocan más que sus dueños.
¿Que si nos
quedan trialeras? ¿Lo dudas? Birla, birlongo y nueva trialera desviándonos hacia el Camino de la
Pedrezuela, aunque llamarlo “camino” puede inducir a error. Nuevo
descenso, de auténtico disfrute, muy complicado pero superable, con el flow
suficiente en el cuerpo de todos como para solventarlo con sobresaliente y
encontrar nuevo repecho por el Camino de la Presezuela.
Cruzar la M-607 y entrar ya en Colmenar
podrá confundir, porque parece que se han llevado más lejos, más arriba, la
Estación y con ella nuestros coches y el final de ruta.
Menos mal, un rápido descenso por la
última zona urbana y Enrique ya nos espera con una neverita portátil y unos
refrescos con los que celebrar su cumpleaños de ayer. Que
cumplas muchos más amigo… pero no corras
tanto.
Una ruta más que anotamos en la agenda
para compartir en breve. ¡Que así sea!
¡Muchos abrazos!