“Todas estas borrascas que nos suceden
son señales de que presto ha de serenar el tiempo y han de sucedernos bien las
cosas; porque no es posible que el mal ni el bien sean durables y de aquí se
sigue que, habiendo durado mucho el mal, el bien está ya cerca…” - Capítulo XVIII – Primera Parte -Don Quijote
de la Macha
Lanzamos la
primera propuesta de ruta para el 2021 en la confianza de que pronto podamos
retornar TODOS a la normalidad.
De momento y
tendrá que ser así todavía durante un tiempo, AlfonsoyAmigos continúa partiéndose en dos; en dos vertientes, la
segoviana y la madrileña, que no desesperan por verse pronto de nuevo JUNTOS.
El frío y la nieve
no impidieron que los segovianos realizaran su ruta y los madrileños no íbamos
a ser menos, también tuvimos que lidiar con bajas temperaturas, con nieve y sobre
todo con peligroso hielo.
Muchos leyeron la
propuesta y a los que hemos acudido a la cita poco han debido importar las
previsiones y avisos. “Ir se va, que
para darnos la vuelta por imponderables siempre hay tiempo” en la mente de
los que hemos acudido: Ángel, Enrique, Jesús, José María (que regresa después de largo tiempo), Juan, Luis Ángel, Nacho (ya más recuperado de sus molestias) y
Alfonso
Todo exige
sacrificio y algunos acabamos reconociendo que los polvorones y turrones sólo
los hemos visto presentados de adorno. Más terrible que
soportar frío y ojo, que ya llegan los roscones de Reyes.
El punto de
encuentro ya un clásico, el frío mayor del esperado y el “cruce de abrazos”,
¿contenidos? Sí, ¿reprimidos? SÍ, pero que son capaces de simbolizar nuestro
cariño y nuestros mejores deseos.
¡¡FELIZ
AÑO NUEVO Y NUESTRO FUERTE ABRAZO PARA TODOS!!
Primeras e
ilusionadas pedaladas del 2021 que dirigimos hacia el Paseo de Campillo a
Monesterio donde el frío y el viento que quiere cortarnos la cara no van a
impedir que cojamos un buen ritmo de inicio.
Estamos rodando
por los últimos terrenos que Felipe II incluyó dentro de los territorios que
rodeaban el Monasterio de El Escorial, tras ordenar en 1594 la despoblación de
Campillo y Monesterio para que sus terrenos pasasen a formar parte del Real
Bosque de El Escorial. Su hijo, Felipe
III, levantó posteriormente (1611 a 1613) una Casa de Oficios que es el palacio en ruinas de estilo herreriano, de reconocible perfil de chimeneas
de granito coronadas por enormes nidos de unas cigüeñas que hoy no se dejan
ver.
Vamos a bordear el
cámping de El Escorial por zona que de rutas en tiempos inmemoriales siempre
recuerdo con mucha agua acumulada, pero lo intentamos una vez más. Los primeros
metros bien, pero se cumplen mis augurios: Agua, barro, hielo
frágil bajo los pies.
Juan va delante e
intenta marcarnos el camino, apeado de la bici y haciendo con ella de apoyo
para seguir avanzando. Las zarzas que bordean el camino no
ayudan, al contrario, se clavan en las chaquetas y en las mochilas con un “por
aquí no pasas”
A cabezón no me
ganan -debe pensar Juan- y sigue adelante. Ángel y Enrique le
siguen. En este punto nos cruzamos con grupo
ciclista que intenta avanzar en sentido contrario y llega con barro hasta las
rodillas, lo que provoca tantas dudas en los que aún no hemos iniciado el
intento que optamos por dar la vuelta. Así que, tras dar aviso por walkie, unos
avanzan y otros retrocedemos para bordear el camping por el norte y tomar tramo
de carretera.
Reagrupamos en El
Tomillar, sobradamente conocido por todos, pero hoy el trazado es muy diferente,
ya que dejamos a un lado la pista y comenzamos desde abajo por senderos de a
uno y después por cañadas con duros toboganes. La vista del Monasterio es hoy
también diferente.
Sube, baja, rampón
corto pero duro, otro más y a seguir senderos divertidos y habilidosos, con
nieve presente, desconocidos hasta ahora y que a todos encantan. No, no era un atajo, pues acabamos saliendo en la penúltima curva de
las zetas de hormigón, antes del primer mirador.
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¿Os apetece un polo? |
Avanzamos por
pista forestal, con nieve escarchada bajo las ruedas y en un tramo en el que
rodamos a velocidad muy lenta mi rueda trasera resbala y me manda al suelo (sin consecuencias). OJO, que hay hielo.El avance se
ralentiza mucho para todos. Las ruedas parecen tener vida
propia, deslizándose al menor descuido sobre placas de hielo invisibles en el
asfalto y pugnando por tirarte al suelo. Hacía tiempo que
no pasaba tanto miedo, os lo aseguro y creo que no me pasó a mí solo. Muy despacio y agarrotados, con los pies fuera de las calas en
prevención de nuevos resbalones.
Así llegamos a
cruce de caminos conocido: A la derecha hacia Abantos, un par de ciclistas en
descenso nos avisan de que está todo helado, pero nuestra intención es seguir
de frente hacia las zetas trialeras y avanzando por este camino forestal
retomamos más confianza.
Allá vamos,
cruzándonos con intrépidos que realizan el recorrido en ascenso y con algún
andarín que prefiere no apartarse en la zona más conflictiva y está a punto de
mandarnos a alguno por los suelos. Pero disfrutamos del descenso por camino
nevado pero no helado, superando con habilidad las curvas, avisando al
compañero de atrás del trazado correcto.
En una de las
curvas, la de las raíces (para los que ya
la conocéis), a derechas (que se me
da peor), me veo obligado a apoyar ligeramente un pie en el suelo y me
lamento. Luis Ángel me anima: “Hay quien no ha puesto ningún pie fuera de la cama”.
Ya abajo, sin
incidentes, las caras lo dicen todo. Eufóricos seguimos
ruta y cuando alcanzamos puerta metálica, la cruzamos e inmediatamente
comenzamos descenso por las Zetas del Romeral. Habilidosas,
divertidas y superables, que nos sitúan en pista forestal “La Horizontal”.
De nuevo
precaución con el hielo hasta que nos desviamos para cruzar M-505 y coger por
la derecha la Senda del Prado de la Guadaña y la Senda del Castañar. Con zonas muy complicadas en ascenso unas y descenso otras, que
requieren potencia y habilidad. Los andarines se
detienen y nos dejan pasar abriendo las bocas de asombro. Creo saber lo que piensan al vernos en tales esfuerzos.
Cruzamos parte de los bosques de La
Herrería, nos acercamos a El Escorial y ahora sí, cogemos trazado sobradamente
conocido por todos por la Colada de Navalquejigo y sus siete cancelas a un
fuerte ritmo que indica que aún hay fuerzas en las piernas.
Magnífico trazado con amplias zonas
novedosas que dejamos bien anotado en la lista de rutas a realizar JUNTOS.
¡¡FELICES REYES PARA TODOS!!
QUE SEAN MUY
GENEROSOS CON VOSOTROS