Una ruta genial se mide mejor por lo que disfrutaste con los
amigos que en kilómetros
Aquellos
que ocupamos nuestro tiempo y empeño en preparar una nueva ruta MTB, está claro
que lo hacemos pensando en dar gusto a todo aquel que nos acompañe, pero no
siempre lo acabas consiguiendo. Es
cuestión de estadística.
Un
buen amigo, hoy de vacaciones, ya me aconsejaba que siempre, con la bicicleta y
en la vida, debía contar con ese porcentaje de disconformidad y asumirlo para
no acabar irremisiblemente cabreado. Ya veremos cómo se nos da hoy...
A la
convocatoria de este domingo acudimos: Andrés, Ángel, Jesús, Juan, Miguel, Santi
y Alfonso.
Tal
vez más compañeros de los que en principio esperaba y menos de los que hubiera
deseado, pero es lo que tienen las fechas estivales y el talante de cada uno de
los presentes hará que la ruta de hoy sea única y diferente a cualquier otra.
“No Jesús, no te puedo facilitar el track”. Quiere practicar con su GPS siguiendo una ruta
fijada, pero no se lo pongo fácil en las últimas salidas. El trazado, como en numerosas ocasiones, lo
tengo diseñado en mi cabeza y además habrá “guinda” con senderos novedosos.
Poco
más de 30 kms de ruta, con casi 900 metros de desnivel acumulado y volveremos a
tiempo de dejarnos invitar a un par de rondas por los cumpleaños de Ángel y Juan.
Gracias amigos.
En el
Collado Hornillo, con una panorámica
genial que nos ofrece Santi de tan icónico lugar, intentamos echar cuentas de
si hemos llegado a pasar realmente por este punto 100 ó 200 veces, como puerta
a numerosas rutas iguales, similares o diferentes, pero a mí, después de más de
15 años, me parece que han sido 1000.
El
Grupo ha partido animoso pero tranquilo desde el paseo Rivera de San Rafael, acercándonos
a la Fuente del Avellano, a la pista
forestal San Rafael-El Espinar y tomando desvío hacia la puerta junto a la
Cerca de las Monjas.
Hemos
atravesado el Prado de Juan Llanos, donde siempre flota el recuerdo del Laberinto del Fauno y siguiendo
brevemente el curso de Arroyo Mayor.
La
puerta junto al mirador de Peña el Águila nos abre el camino hacia la Cañada Real Leonesa Oriental, para
recorrer apenas 3 kms de sus casi 700 kms de trazado desde León a Badajoz.
Y ya
estamos una vez más en el Collado, con una temperatura algo fresca pero que se
agradece, dirigiéndonos a coger y disfrutar del sendero sinuoso y casi familiar
junto al cauce del Arroyo de Collado Hornillo, hasta la entrada del Camping Valle Enmedio.
Nos
sorprende ver tanta ocupación en el camping, fuera de lo habitual, con muchos
coches aparcados fuera del recinto, pero a nuestro paso aún habrá numerosos
campistas durmiendo. Intentaremos
ser sigilosos, pero no podemos reprimir gritos de ánimo cuando los compañeros
pugnan por superar un repecho corto pero muy duro ya conocido.
Poco
más adelante, aún surte de agua fresca una pequeña fuente que parece esconderse
de todo aquel que no conoce su localización.
Es
ineludible la parada más relajada en la pantalla del Embalse del Arroyo del Prado Toril. Con
bromas y chascarrillos mientras más de uno aprovecha para comer un plátano o barrita.
Tan
relajados momentos son los propicios para anunciar que ha llegado la hora de la
“guinda de la ruta” y como siempre y es habitual en él, Andrés es el primero en
animar al intento.
Abandonamos
el trazado clásico y atacamos con buen humor la nueva propuesta. Unos repechos pedregosos que durante algo más
de 300 metros marcarán en los GPS desniveles del 14, 15 y 16%. Jesús llegará a ver puntualmente un 18%. En cualquier caso, apuntará Juan, “duro pero
no tanto como el ascenso a la Cruz de Pedroálamo”, que no le dejó buen
recuerdo.
Se
suceden senderos agradables de recorrer y ante nosotros aparecen impresionantes
unas fortificaciones: Un
conjunto de posiciones, puestos de ametralladoras, trincheras y parece que
incluso acuartelamientos de la Guerra Civil. Sorprende
a todos la anchura de los muros de piedra y hormigón y el sinuoso entramado de
trincheras que une unos puestos con otros, incluso con escaleras trabajadas en
la piedra.
El
duro ascenso ha merecido la pena y nos tomamos con calma el reconocimiento de
lo descubierto. Queda
claro que volveremos pronto y lo haremos acompañados de los amigos que hoy no
han podido acudir.
Poco
más adelante ya estaremos recorriendo parajes más conocidos y nos acercaremos
al Embalse de Cañada Mojada para seguir desde ahí el trazado del Arroyo de Chuvieco (o Chubieco, según el mapa que se consulte)
hasta llegar al Collado de Gargantilla.
No
podía faltar quien propusiera aprovechar desvío para rodar hacia Cueva Valiente, pero ya será en otra
ocasión. Hoy
giramos hacia el oeste para hacer parada y fonda junto a la Fuente de Fernando Benito.
El
siguiente destino es el Collado de las
Lagunillas y desde ahí tomar el Camino
de las Municiones. Desde
el mismo collado parte el ascenso hacia la Cruz de Pedroálamo, pero yo diría
que Juan ha vuelto la cabeza para otro lado.
Descenso
a buen ritmo que parece mayor en comparación con años atrás, cuando no era
inusual más de una caída. No me
ha quedado muy claro si Miguel ha comprado parcela en algún momento.
Nos acercamos al refugio y Fuente de los Arteseros, pero poco
antes giramos a la izquierda para disfrutar de mini sendero que por la zona de
La Canaleja nos acaba dejando en cruce con el Camino del Ingeniero.
Con
buena hora, con buen ánimo al que ayuda la buena temperatura que disfrutamos,
recorremos gran parte del Camino y descendemos junto a la Fuente de la Yedra.
Lo
dijimos, unos 30 kms. Pero de
un recorrido con un atractivo especial que a ninguno ha dejado indiferente y si, además, te invitan y las críticas son favorables… ¡Qué bien sientan las cervezas!
