Alto de las Guarramillas (2.262m),
de noche
A las 20,30 nos dimos cita
Nico, Patrick, Pawel y Luis Ángel.
Sin prácticamente demora
comenzamos la subida del Camino del Calvario. Nico con su bici eléctrica va muy por
delante. Los demás afrontamos la parte más dura del Calvario en fila con
distancias de 40-50 mts.
Hicimos una subida
magnifica, sin una sola parada y con gran destreza en todos sus tramos. Cierto
que el Calvario está más asentado que lo que recordamos, pero hay que subirlo
intentando guardar fuerzas, en ese mar pedregoso con 15-17 %’s, para el tramo
final de subida de la ruta: La Bola.
Llegamos al Puerto de Navacerrada alrededor
de las 22h. Ni un alma en el puerto, solo 4 intrépidos dispuestos a culminar el
reto de la temporada. Como si no hubiera habido ya suficientes este año....
Tras una brevísima
parada ajustando focos y baterías para
la bajada, iniciamos la ascensión. Absolutamente oscuro todo, los focos van
apagados en la primera parte de la subida, en esa primera rampa nada más
empezar que parece darte las buenas noches de NO muy buenas maneras.
Nico se despega claramente
y Pawel por delante de Patrick y mio que ponemos un ritmo con cadencia muy
constante a la espera de lo que se avecina. Patrick enciende el foco cuando
quedan 3/4 partes de la subida.
Muchos, si no todos, habéis
subido La Bola. De verdad que esta experiencia es diferente. Te invade una sensación
de miedo, de soledad, de desconocimiento al no tener referencias visuales.
Las rampas parecen más
violentas (más???), las curvas no sabes cuando llegan ni cuando sales de ellas,
las rectas en ascensión no se ven (literalmente) cuando acaban y los GPS en modo
noche parecen no ayudar demasiado.
Solo unas pequeñas luces
de algún caminante que está subiendo por la pista como nosotros dan cierta vida
a una noche completamente negra.
Habíamos subido el
Calvario, y esta subida si que era un auténtico Calvario.
Esas dos Zetas terribles,
a media ascensión, con el foco de Patrick y que solo alumbra los inmediatos 10
metros siguientes, con pendientes del 24 parecen no tener fin para después
afrontar la última gran rampa antes de divisar los “Cohetes”.
Ese último esfuerzo donde
se mezcla la emoción y el desgaste máximo.
Y por fin el premio a este
reto, a este empeño que Patrick nos propuso y que logramos juntos. Abrazos y
felicitaciones ocupan los siguientes minutos.
Amigos, subí Alp D’Huez hace unas semanas. Ni punto
de comparación. Esta subida es diferencialmente mucho más dura. En el mundo del
ciclismo el Alp es más mítico, la Bola mucho más rompedora de piernas y mucho más
violenta.
Tomamos algo en la cima,
no mucho tiempo. La noche es muy oscura y hace más bien frio. Y en 15-20
minutos emprendimos la bajada.
Ahora sí, con todos los
focos al máximo. La sensación de tenebrosidad desaparece, pero esto os sonará,
en la Bola te das cuenta de lo que has subido cuando bajas comprobando las
terribles pendientes que subes, con los frenos trabajando sin descanso y
oliendo a pastillas quemadas. Pero al fin y al cabo bajando como premio a otro día
más de sufrimiento extremo en la bici.
La bajada del Calvario
preciosa, y más que nada por la iluminación de las 4 bicis donde ahora sí que
bajamos rápido pero con prudencia. Una maravilla de descenso iluminado y
sabiendo que ya pocos pedales necesitaríamos. Era nuestra particular recompensa
a una tarde-noche épica.
Y a las 00h en los coches.
Dispuestos para regresar a casa con un sentimiento de satisfacción y orgullo
que todos os podéis imaginar.
Habíamos cumplido el reto
de la temporada.
Muchas gracias a mis 3
compañeros de ayer, y en especial a Patrick por proponer y llevar a cabo
semejante ruta, semejante gesta. ¡¡Bestial!!
Y ahora ya si amigos,
hasta dentro de tres semanas que nos volveremos a ver.
Feliz verano a todos y un
fuerte abrazo.
A mi esta ruta de subir la
Bola de noche... ¡¡¡ya no me la
cuentan!!!!
Y la próxima ruta... cada
vez más cerca.