Yo
no monto en bicicleta por llegar, monto en bicicleta por ir
Sí,
por ir a cualquier ruta que me permita compartir unas cuantas horas de ciclismo
con los amigos.
Acumulamos
rutas con puntos de origen y destinos de lo más dispares, pero a todos nos
resulta siempre muy agradable movernos en las proximidades de San Rafael y El
Espinar.
A
mí no me importa que así sea, me
organizo con la familia y tengo la suerte de caerme de la cama a la hora fijada
y aparecer en el Paseo de Rivera, aunque siempre hay algún compañero al que no
le importa madrugar algo más.
Madrileños
y segovianos nos encontramos junto al monumento a Rafael Alberti. En esta ocasión:
Alberto,
Andrés, Ángel, Enrique, Fer, Fernando, Forlán, Galo, Juan Carlos, Juan Patricio,
Luis Ángel, Nacho, Nico, Patrick, Rafa y Alfonso.
Las
féminas del Grupo hoy no han podido acompañarnos, pero nos sorprende conocer a
la “hermana de Forlán”, cariñosa pero muy fea, que nos saluda pero no vendrá con nosotros, (bastante tenemos con el hermano).
Sin
embargo, estamos deseando conocer a Erika, nueva amiga que estaba dispuesta a
venir hoy, pero que tal vez haya acertado dejándolo para otra ocasión ya que la
ruta ha resultado algo más dura de lo esperado. Habrá
más ocasiones, seguro.
Hoy,
primer domingo de la primavera y, a pesar de que la temperatura es algo
fresquilla a primera hora, ya nos vamos animando a ponernos de corto. No será por frío, pero tal vez más de uno hubiera
preferido vestir de largo viendo lo acontecido en la ruta.
Tenemos
que llegar a la puerta de Campanillas que nos da acceso a la Garganta del Río
Moros y conocemos varios caminos para lograrlo, pero la mayoría de los senderos
están ahora mismo destrozados, sucios y peligrosos para andarines y ciclistas,
por la última corta y arrastre de pinos realizados en la zona.
Muy
sucio, con ramaje abandonado, podemos encontrar el “camino del pilón” hacia la Fuente de los Aserraderos y muy sucio
también el camino que optamos por tomar y que nos conduce hacia la Cerca Montosa. En ambos caminos hemos dedicado tiempo y
esfuerzo Fer y yo durante la semana para dejarlos transitables, pero es posible
que haya valido para poco.
¿Qué cuál ha sido la ruta de hoy? Pues una que ha combinado muchos paisajes
conocidos, pero en la que Patrick nos propuso incluir dos ingredientes nuevos, tramos
trialeros y habilidosos, que aún no habíamos conocido con el Grupo. Allá vamos.
La
puerta de Campanillas y el refugio del Vivero, ya dentro de la Garganta del Río Moros, con la foto de grupo incluida
y el primer senderillo divertido que hoy recortamos antes de llegar a Puente
Negro
Optamos
por coger la “pista del centro”, por las Dehesas de la Garganta, que muchos conocemos
como la pista del rulo y ascendemos hasta cruzarnos con la pista principal a la
altura del Arroyo Gargantilla.
Giro
a la izquierda y a seguir en ascenso, hasta detener la marcha y agruparnos en
las cercanías del refugio de La Vaqueriza. Más
adelante, cuando superamos la Fuente de la Chispa, sabemos que es inmediato el
ascenso hacia el Collado de Marichiva.
Las
bicicletas eléctricas primero, no quieren que estorbemos a los demás, y cada
cual hace el esfuerzo por mantenerse montado sobre la bici mientras se afronta
un durísimo ascenso por una pista muy rota y con mucha piedra suelta.
Arriba,
en el collado, nos encontramos al grupo amigo Sin Pedrolos Mejor, a los que saludamos con agrado. Realizan parte del recorrido en sentido inverso
al nuestro y esperan pacientemente a que lleguen todos nuestros compañeros para
hacernos una fotito de grupo. Nos volveremos a ver.
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Foto enviada por los amigos de Sin Pedrolos |
La
idea de Patrick y así lo hacemos, es llegar hasta el Collado del Rey, y disfrutar
del paisaje en día tan claro.
Tendremos
tiempo de fotografiar el Pino de San Roque o pino solitario, al pie de La
Peñota. Ahora
toca regresar hasta la Fuente del Astillero para coger descenso trialero por la
zona de Matalobos y Los Poyalejos, que desemboca en el Camino de los Campamentos.
Descenso
divertido pero complicado a tramos, en el que avisamos e interrumpimos la
marcha cada vez que nos cruzamos con andarines, hasta que llegamos a explanada,
junto al Campamento de La Peñota, donde abandonamos
el Camino de los Campamentos y Patrick nos guía por sendero hasta ahora
desconocido para nosotros, que coincide con el PR-30.
A pesar
de que aún no están en flor, los piornos y ramajes varios han conquistado un sendero que a cada metro se vuelve más angosto. Según
luchamos por avanzar, sentimos como la naturaleza nos va dejando severas marcas
y heridas de recuerdo en las piernas y brazos de todos. Y un golpe en una rodilla de Fernando, que ha
tenido un resbalón.
Aún
tendremos que subir un duro tramo por el Camino de la Solana hasta llegar a la
Fuente de la Peñota, en donde se agradece un descansito, pero ya la hora empieza
a dar los primeros avisos para algunos.
Avanzamos
por el Camino de Los Lomitos hacia
la Nacional VI y nos volveremos a cruzar con el grupo Sin Pedrolos. En curva, ya se nos cruza el tendido eléctrico
que nos avisa de que hay que meter piñones y riñones si quieres superar el duro
repecho. Veo a Enrique superarlo a la primera y a Juan
Patricio que se lanza una vez más tras intento fallido por salto de cadena. Las
eléctricas sin problemas, a pesar de que es zona complicada y habilidosa.
Todos
arriba, algunos compañeros apremiados por la hora optarán por coger variante
hacia el Alto del León y el resto, con el ánimo alto, afrontaremos descenso por
el complicado Camino del Arcipreste,
donde hasta las cabras se lo piensan.
No
veo al resto, pero yo voy tras Nacho y conseguimos ir superando con habilidad
cada obstáculo y avanzar sin detenernos. Para
otros será lo habitual, pero tanto Nacho como yo hoy hemos acabado el recorrido
más que contentos y sorprendidos. Al
resto tampoco parece haberles ido mal, salvo a Fernando que se ha quedado sin freno
trasero y Alberto que se ha llevado golpe en rodilla.
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Os aseguro que mis compañeros están ahí. ¿Los véis? |
Se
detiene el grupo, Nacho se despide para volver a casa por camino más corto y se
realiza rápido cambio de pastillas de frenos antes de tomar el último descenso
del día, por el que hemos dado en llamar “camino
de los helechos” (que también
estuvimos limpiando Fer y yo en distinto día).
Sin
peligro, disfrutando del camino acaso por la habilidad que ya hemos adquirido. Recorremos los últimos kilómetros dando rienda
suelta a las fuerzas que nos restan, antes de entregarnos con amplias sonrisas
al cruce de abrazos merecido.
Otro
encuentro de AlfonsoyAmigos, con DETALLES que convierten una ruta más en un
Rutonazo en toda regla. Gracias Patrick.
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