Hoy hemos tenido ruta MTB
y lo vamos a demostrar para aquellos a los que no les basta con tener fe
Una vez finalizada la
ruta de hoy, que Luis Ángel define como “tan chula”, varios amigos nos hemos
quedado a comer juntos, quizá con la sana e inocente ilusión de prolongar en el
tiempo y en la medida de lo posible una formidable mañana dominical.
Alguna hora más tarde, mientras
estoy volviendo ya en coche a Madrid me siento contento, satisfecho y hasta
eufórico, dejándome llevar con el ritmo que escapa de la radio y, como si el
temporal hubiera decidido dar por finalizada su tregua, empieza a caer una
lluvia que inmediatamente se convierte en copos de nieve ante el parabrisas.
En pocos minutos los
arcenes y el paisaje que alcanza la vista se cubren de blanco, la circulación
se ralentiza con extrema precaución y pienso en los compañeros que regresaban hacia
Segovia.
Finalmente, intercambio
de mensajes y ya todos en casa… sanos y salvos.
Sabiendo de las nevadas
caídas por la noche y leyendo las líneas que anteceden, habrá quién dude de que
AlfonsoyAmigos completara su ruta
MTB, pero así fue.
Sin que en el WhatsApp aparecieran
demasiados avisos previos habituales, los que han tomado la decisión de acudir
lo hacen con todas las consecuencias y en el aparcamiento de Quijorna nos
acabamos juntando:
Andrés, Ángel, Barri, Chicho,
Fer, Juan Patricio, Luis Ángel, Patrick, Rafa, Santi, Toño y Alfonso.
Os ayudo a contar: Dos
docenas de huevos. (No me he
podido resistir)
La fina lluvia que nos
acompañaba en carretera se detiene y nos permite sin problemas cruzar abrazos y
poner las máquinas a punto.
Da la impresión de que
más de uno no ha podido coger esta semana su bicicleta y en cuanto se da vía libre de salida salen disparados como si les persiguiera el diablo.
¡Tranquilos amigos!, que
algunos llevamos motores diésel antiguos y nos cuesta más entrar en calor.
Nada, allá van los que se
sienten fuertes y se aprovechan de ello y más atrás los que tienen en mente que
la ruta, aunque “fácil” es larga y se puede hacer dura y traicionera en los
kilómetros finales.
Chicho y yo llevamos
varios días animando a Toño para que haga la crónica de esta ruta, al fin y al
cabo ha sido él el que la ha propuesto… pero nuestra insistencia resulta vana,
pues Toño se convierte en el “hombre de las mil excusas”.
Apenas un par de paradas
en ruta… vale Fer, más de dos, pero lo hacemos para reagrupar, hacer alguna
fotito y tomar algo de alimento, que siempre viene bien. Parece que hoy la
consigna es: “Nada de visitas turísticas”.
Y a pesar de que se nos
anunció que podríamos visitar en ruta varios lugares emblemáticos, la verdad es
que no hemos visto nada de nada. Seguro que allí estaban, pero a la velocidad
del AVE apenas se distinguen los postes de la luz pasando vertiginosos.
¿Qué si nos ha llovido?
Pues tan solo un
chirimiri a ratos, que nos permitió a la mayoría soportarlo sin ponernos ni tan
siquiera el chubasquero y la caída de algún copo de nieve fue anecdótica. Nuevamente
se volvieron a equivocar las previsiones. Eso sí, el sol se quedó esta vez en
la cama como más de un compañero.
La casualidad hizo que
coincidiéramos en algunas zonas con una prueba MTB organizada que discurría en
sentido contrario. Nos cruzamos con los primeros que iban como rayos y le dije
a Barri: “Se nota que son los primeros porque llevan bicicletas sin suspensión
trasera, visten ropa muy ligera y ni siquiera cargan con mochila”
Tras ellos, un relicario
inacabable de ciclistas con cara de sufrimiento, muchos empujando a pie sus
bicicletas y que, ahora sí, se abrigaban con todo tipo de indumentaria y, por
supuesto, portaban grandes mochilas.
El tenernos que apartar
para dejarles avanzar nos impidió disfrutar a tope del descenso hasta el Puente
del Pasadero, pero no estuvo nada mal. Y a continuación, las anchas pistas se convierten en senderos que
a veces no se logran ni distinguir y que provocan algún despiste a pesar de los
track que llevamos en los GPS.
Una vez más, porque él es así, Barri anima
al grupo con su permanente charla animosa que no cesa ni en los repechos más
duros y después es víctima de las bromas que encaja bien. Es un fenómeno.
Recorremos los tramos más
duros, con los mayores desniveles y las subidas más largas. Andrés con algún
amago de tirón, Santi luchando contra la inactividad de un par de semanas,
pero el ánimo del grupo es bueno.
Chicho anuncia que hemos
llegado al punto más alto y que a partir de ahora todo es descenso… y vaya
descenso. Los frenos se calientan y se quejan con lastimeros chirridos.
Tan solo una parada que
esta vez no parece disgustar, junto a un antiguo horno. Unas fotitos sabiendo que
la llegada ya está cerca y a dar pedales. La temperatura ha descendido y el cielo se cubre un
poquito más.
Y a partir de ahora, los
últimos kilómetros hasta nuestra meta, por una pista rural que cogemos a gran
velocidad y en donde los agujeros y charcos intentan hacerte volar.
Con muy poca diferencia
llegamos todos y las felicitaciones y abrazos se suceden con entusiasmo. ¿Por
qué siempre tengo la sensación de que he dado más abrazos que amigos han
acudido a la ruta? Me parece que alguno se ha llevado propina. No importa, se dan y se reciben con agrado.
Cuando nos estamos
cambiando baja la temperatura y arrecia la lluvia. Chicho hace malabarismos
para cambiarse en el interior del coche.
Unas cervecitas, más risas
y… esa comida que ya contábamos al principio.
¡¡Feliz semana a todos!! Y que la
nieve os sea leve.
Mucho ánimo para nuestra amiga y fiel seguidora Maruja. Nos alegramos de tu restablecimiento. Un afectuoso saludo.