Crónica de Patrick Schoch
Cuando me apunte al Cross de
la Pedriza sabía que iba a ser una carrera de Trail Running muy dura, tanto por
su desnivel como por su alto grado técnico: 25km con 3800m de desnivel positivo
acumulado que son 1900m de desnivel positivo.
Eso sí me motivaba mucho el
entorno de esta carrera: la Pedriza y poder correr por sus sitios más alejados
en un entorno más o menos controlado con balizas, compañeros de sufrimiento y
voluntarios dispuestos a echarte una mano si te ves en problema.
Recordar que el macizo de la
Pedriza, si bien no es el de las cumbres más altas de nuestra sierra, es la
única parte de la Sierra de Guadarrama que se catalogó como “Alta montaña”
tanto por su geografía como por los cambios bruscos de temperatura que
experimenta. Cada año hay muchos más accidentes en la Pedriza que en el resto
de la sierra y este laberinto de granito es un sitio muy inhóspito cuando las
temperaturas alcanzan extremos.
Ya me había hecho varios
entrenos por la Pedriza inferior y sabía lo que me esperaba: subidas técnicas
muy fuertes donde es imposible correr y es fácil resbalar. Senderos muy
técnicos con raíces y piedras sueltas y bajadas infernales con tramos muy
peligrosos donde una caída puede resultar fatal… Además, ni riachuelos, ni
fuentes en muchos kilómetros. Hay que ir bien equipado y con provisión
suficiente antes de adentrarse dentro del infierno de Piedra.
La Pedriza inferior, la
culmina el Yelmo (1717m), esta masa granítica que como le gusta recordarnos el
compañero Luis Angel podría engullir el monasterio del Escorial entero. La
Pedriza superior la culminan las Torres (2029m) y entre ellos, un sinfín de
bloques y peñones con muchos nombres sacados de la imaginación popular.
Recordar también que fue en épocas pasadas escondites de bandidos y bandoleros.
Después de entrenar estas
últimas semanas alternando salidas de Trail Running con subidas y bajadas
fuertes y técnicas y salidas en bici con el grupo de AlfonsoyAmigos me sentía bastante
preparado para afrontar la carrera y mentalmente también… Sabía que iba a tener momentos de flaqueza y tenía
que ser finisher cueste lo que cueste.
Así estaba este domingo a
primera hora de la mañana a la entrada del parque de la Pedriza con más de 300
corredores con temperaturas bajas pero con unos rayos de sol que nos iban a
calentar poco a poco. Se nota el nerviosismo en las caras de los corredores y
todos sabemos que será una carrera muy dura y exigente.
Sin más preámbulo, dan el
pistoletazo de salida y el pelotón se estira por la pista de asfalto primero y
después por la senda de Quebranta-herradura con un ritmo muy fuerte. Intento
calmarme porque sé que lo que las fuerzas que puedo ahorrar al principio me
harán mucha falta al final de la carrera. Llegamos a Canto-Cochino y empieza la
primera subida dura y técnica del día. En fila india y andando con escalones de
piedras subimos todos por la Cañada de la Pedriza y es con alivio que llegamos
al prado con vistas impresionantes al embalse de Santillana y a Manzanares El Real. Han sido 370m de desnivel en menos de 2 kilómetros. En el Prado soltamos
piernas y aprovechamos para acelerar y correr hasta la próxima subida.
Llegamos al principio de la
Senda Maeso, la segunda subida técnica del día y otra vez en fila india
intercambiando palabras de ánimo con los compañeros, vamos escalando bloques
graníticos siempre subiendo, siembre más arriba y donde hay que ayudarse de
manos y rodillas en muchos puntos. Es una subida muy desgastadora y cuando
llegamos arriba a la Pradera del Yelmo, nos avisan 2 corredoras que vamos un
poco justo de tiempo ya que el corte en el Collado de la Dehesilla esta en 2
horas. Nos espera una bajada técnica ahora y siento un calambre en mi gemelo
izquierdo. ¡Vaya todavía apenas 10km y con los primeros calambres!
Me vengo un
poco abajo pero gracias a un chaval majísimo con quien iba, me anima, me espera
mientras estiro un poco y afrontamos juntos la bajada al primer control,
rezando para llegar antes del corte. Se adelanta pero al llegar al control me
está esperando preguntándome cómo voy y alegrándose que llego justo 4 minutos
antes del corte! Gran compañero que acabo de conocer y que sin conocerme me ha
ido animando durante un tramo de la ruta.
Nos espera ahora la parte
que más temo porque es totalmente desconocida, la subida al Collado de la Ventana
por el PR-1. Otra vez bloques graníticos, escalones, zonas de trepadas, túneles
estrechos donde hay que reptar y… arañarse las manos y las rodillas.
Se me disparan las pulsaciones y aprovecho para pararme un minuto y tomarme un gel y una barrita. Veo a los demás penar y subir a ritmo muy lento. Estamos a un kilómetros del punto de control pero veo que nos dan 1 hora para realizar este tramo. Parecemos tortugas pero realmente es imposible ir más rápido…
Se me disparan las pulsaciones y aprovecho para pararme un minuto y tomarme un gel y una barrita. Veo a los demás penar y subir a ritmo muy lento. Estamos a un kilómetros del punto de control pero veo que nos dan 1 hora para realizar este tramo. Parecemos tortugas pero realmente es imposible ir más rápido…
Por fin llegamos al punto de
control, esta vez con 8 minutos de margen y delante de mis ojos, las magníficas
Torres de la Pedriza, estas formaciones rocosas verticales y apretujadas… Tomo
barritas, isotónica y golosinas en el control y descanso un poco… Llega más
gente pero 3 de ellos deciden abandonar: dicen que este último tramo les ha
vencido y no se sienten fuertes y entregan sus dorsales.
En este punto, sabiendo que he realizado la parte más dura y técnica de la ruta y no he vuelto a tener calambres me da un subidón tremendo y arranco rápidamente para no quedarme frío y aprovechar este estado mental que me hace volar sobre las piedras, escalar las paredes con buen ritmo y avanzar hasta el punto más alto de la ruta cerca de las Torres de la Pedriza a 2000m de altura.
En este punto, sabiendo que he realizado la parte más dura y técnica de la ruta y no he vuelto a tener calambres me da un subidón tremendo y arranco rápidamente para no quedarme frío y aprovechar este estado mental que me hace volar sobre las piedras, escalar las paredes con buen ritmo y avanzar hasta el punto más alto de la ruta cerca de las Torres de la Pedriza a 2000m de altura.
En este tramo solo estamos 2
corredores y tengo la suerte de conocer a Jesús, un corredor mayor entorno a
los 60 años que me sigue a buen ritmo y nos ayudamos mutuamente para encontrar
las señales de la carrera en este laberinto de piedras. Como el mismo dice,
estamos en un estado segundo y a veces es difícil orientarse y encontrar la
siguiente señal en este infierno de piedras.
Jesús va corriendo muy
ligero de equipamiento con solo una camiseta de manga corta, una gorra y una
riñonera con un botellín de agua y dos tarros de cristal con frutos secos y
bebida casera a base de “almendrina”. Y yo con mi mochila, mi Camelbak con
isotónica y mi kit de geles y barritas. Me parece un tío genial que me confiesa
que el año pasado no llego al corte de 5h30 en Canto Cochino y este año quiere
intentar llegar aunque lo vea difícil por la hora que es y además como él dice,
lo importante es llegar a meta, no importa el tiempo.
En la bajada Jesús pega un
acelerón que me deja atrás, está muy fuerte en los descensos y se escapa… Vaya
fenómeno, firmo para ser tan ágil a su edad!. Yo prefiero ir con cuidado y
reservarme, una caída aquí sería muy complicada: estamos en el punto más
alejado de Canto Cochino: faltan 12km para la meta.
Eso sí casi todos de bajada. Un alivio para las piernas… o no tanto porque tienen tramos muy técnicos. Nos
adentramos en el bosque de pinos del circo de la Pedriza y se suceden zetas
cerradas con piedras, raíces y escalones, zonas más llanas y rodadoras que
siguen riachuelos. Algún resbalón sin consecuencia me aconseja frenar el ritmo
pero estoy a tope y la bajada se hace cada vez mas fluida…
Estoy ahora solo y hago
ejercicios mentales para animarme y buscar fuerzas para seguir. Oigo por detrás
el grupo de voluntarios que hacen de escoba y van recorriendo las marcas. En un
momento no veo más marcas aunque el sendero parece claro, me avisa un
senderista que voluntarios están volviendo a balizar el tramo ya que algún
desalmado ha quitado las marcas.
Llego por fin al Collado
Cabrón y empieza la larga bajada a Canto Cochino, me siguen ahora de cerca los
corredores escobas y parezco a Forrest Gump corriendo son su grupo de
seguidores… ¡Corre Forrest, corre! Y ahora ¡A saco Paco!, acelero el ritmo
para intentar llegar al corte.
Llego por fin al control de
Canto Cochino donde me indican que no he llegado a tiempo con 12 minutos de
retraso. Me animan a seguir y llegar a meta. Los últimos kilómetros se me hacen
eternos, subida a Quebranta-herradura y bajada por pista hasta la meta. Las piernas
duelen y cada paso es un sufrimiento pero la meta está cerca y por fin paso el
arco donde me reciben voluntarios y corredores que me felicitan...
Un total de 6h20 corriendo casi sin
parar, 25,6km y 1900m de desnivel positivo en el infierno de granito de la
Pedriza. Una carrera sin duda muy dura técnicamente y físicamente.
Encuentro a Jesús en la meta
que no ha llegado tampoco al corte y solo 2 minutos antes que yo pero está también
muy contento por haber acabado y me asegura que volverá el año que
viene…¡intentando esta vez llegar a tiempo a la meta! me dice riendo¡ Pero qué
importa! Nuestras caras cansadas reflejan la alegría de haber acabado este
pequeño reto personal!...
Después de tomar un
refrigerio, comer jamón y frutos secos nos despedimos y vuelta a casa con la
adrenalina a tope para una ducha bien merecida y una siesta gooorrda en el
sillón. Me duele todo el cuerpo pero después de este reto conseguido me animo a
apuntarme a otras carreras populares.
Vídeo: El Origen de la Pedriza