La ilusión de una gesta conseguida
Que extraño resulta un domingo sin ruta de AlfonsoyAmigos, y aunque particularmente yo no hubiera podido
participar en la convocatoria de hoy, resulta raro saber que hoy no ha habido
salida del grupo.
Como lógicamente no habrá crónica, permitirme compartir con todos
la experiencia inolvidable de este fin de semana en Francia, en los Pirineos,
en una ruta que siempre se ha denominado mítica como es la ascensión al
Tourmalet.
Comenzábamos el sábado Ernesto y yo desde Aspin du Lavedan a las 9
de la mañana dirección a ese Col y en el que tanta ilusión habíamos puesto.
Salíamos preocupados ya que desde la noche anterior nos habían dicho que el
Tourmalet estaba cerrado y que solo se podía ascender hasta La Mongie, 5 kilómetros
antes de coronar esa montaña del Tour de Francia. Pero con determinación
iniciábamos la marcha, era cuestión de comprobarlo. La cima estaba a 56 km de
nuestro inicio.
Los primeros kilómetros rodaríamos con cierta soltura por carreteras comarcales dirección a Bagnieres de Bigorre. En este tramo solo un pequeño puerto de 3,5 kilómetros pero con rampas del 7-8%. Era lo primero que nos encontrábamos para ponernos a prueba. Nada en comparación con lo que nos esperaba.
Llegaríamos ya a Bagnieres donde desde ahí a Ste Marie de Campan serian 13 kilómetros picando hacia arriba con desniveles del 4-5% constantes pero no hacían daño en las piernas, todavía.
Es al llegar a Ste Marie donde ahí empieza todo. Aquí se respira ciclismo por todas partes, muchísimos ciclistas, gran afición a este deporte y un olor al Tour de Francia especial.
Allí nuestro primer disgusto o mejor dicho preocupación. Un Inmenso letrero que anunciaba que el Tourmalet estaba cerrado ("Ferme"). En principio solo podríamos llegar a La Mongie, 14 kilómetros de ascensión hasta la estación de esquí.
Nos dijimos, subimos y luego veremos cómo poder afrontar esos
últimos 5...
Empezamos la ascensión y ahora sí que se pondría serio, muy serio.
Rampas ininterrumpidas del 10-11% sin tregua, sin descanso alguno. La subida
aunque se puede hacer a ritmo es muy muy dura. Se mezclaba la dureza, la ilusión
y la preocupación de no poder coronar a lo que habíamos venido hasta Francia.
Los kilómetros iban cayendo y tras 11 kilómetros sin tregua en una
de las curvas aparece la estación de esquí. Suponía un alivio ver el primer
objetivo y lo hubiera sido a no ser por los dos últimos kilómetros al 13% que
era el castigo a lo ya acumulado desde la salida.
Llegamos a La Mongie, una estación donde no había prácticamente
nadie, casi fantasma. Encontramos un sitio abierto donde decidimos parar para
reponer líquido pero sobre todo para confirmar si podíamos subir hasta lo más
alto. Qué alivio cuando nos dijeron "Tourmalet aubert"!!!!
Ascenderíamos 5 km ya con la ilusión de llegar con bastante viento y completamente cubierto. Toda la carretera pintada con las pintadas características del Tour, corredores, equipos, ánimos. Muy impresionante.
Y finalmente coronamos. El Tourmalet, 2.117 mts. La emoción indescriptible, con lágrimas en los ojos. Un gran abrazo con Ernesto sellaba la gesta. Pero amigos creerme si os digo que en ese gran abrazo estaban todos los amigos con los que tantas horas en bici y experiencias hemos compartido, muchos de esos amigos eran todos los de AlfonsoyAmigos.
Las sensaciones, la emoción y la satisfacción eran indescriptibles. La dureza extrema había sido recompensada. Habíamos coronado el Tourmalet.
Hicimos fotos, para certificar la gesta. El Tourmalet en la cima es
prácticamente un vértice, donde nada más coronar empieza la bajada por la otra
vertiente. Es decir una vez arriba lo único que se puede hacer es volver a
bajar.
Volvimos por el mismo sitio, dirección Ste Marie de Campan de nuevo. La bajada con bastante frío hasta La Mongie. Luego mejoraría la temperatura y además iríamos parando en diferentes curvas que existen recuerdos y homenajes al propio Tour y corredores míticos. Las fotos, obligadas. Nos habíamos dicho al principio, la subida de un tirón, a bloque, las fotos y contemplar las vistas en la bajada. Así fue.
Desde Ste Marie de Campan, mantendríamos ya sin interrupción un ritmo altísimo que hacían devorar kilómetros de forma casi increíble. El pequeño puerto antes comentado nos haría daño después de todo el día acumulado y 95 kilómetros recorridos. Pero ya solo quedarían 15 más, sin desniveles importantes para llegar a nuestro punto de inicio.
A las 18,30 llegaríamos al hotel, muy cansados, vaciados, pero tremendamente contentos por la gesta que hacía muchos meses nos propusimos y ahora culminábamos.
Un día muy grande que sin duda no olvidaremos nunca y creernos que de alguna manera lo compartimos, tanto Ernesto como yo, con todos vosotros, con la gente de AlfonsoyAmigos.
Un fuerte abrazo amigos.
"El fracaso no me sobrevendrá jamás si mi determinación para alcanzar el éxito es lo suficientemente poderosa" (Og Mandino)
Luis Ángel Domínguez-Sol